Dinos la verdad, Morfeo

Mañana de domingo en Matrix. Luce un sol mesurado y sanador. Corre una brisa suave. Los niños juegan en los parques y la prensa deportiva madrileña nos quiere bien, nos canta insospechadas alabanzas, nos regala la vista con frases lisonjeras que no sabemos dónde meter, de tan acostumbrados que estamos a encajar directos al hígado. Dinos que es verdad, Morfeo. No nos dejes hacer este portanálisis como quien confía en el verano del amor y se descubre luego engañado y a la intemperie, en el barro de Woodstock una vez que todos se han ido ya. ¡Pero si hasta el editorial de Relaño es un elogio! ¡Pero si ni siquiera nombra a Florentino!

¿Será el fin del mundo, que ya se ha acabado y nosotros seguimos como si tal cosa? ¿Será simplemente que el Madrid lo hizo muy bien ante el Chelsea en una esplendorosa primera parte con Marcelo como maestro de ceremonias? Una lógica que haga abstracción de más de un año de portanálisis impondría una respuesta afirmativa a la segunda pregunta, pero qué le vamos a hacer si, remedando a Johnny Cash, vamos de negro por tantas injusticias que hemos visto vertidas sobre el Real Madrid. Qué le vamos a hacer si hemos visto cosas que vosotros sí creeríais porque las habéis visto con nosotros: victorias vergonzantes y de aquella manera, goleadas infames sin jugar a nada, títulos sin proyecto, atletas en lugar de futbolistas, cartera versus cantera y un largo etcétera que nos ha hecho incrédulos sin quererlo.

Prometemos que no veníamos así de fábrica, queridos galernautas. Nosotros éramos almas cándidas incapaces de entender los menosprecios al club de nuestros amores y los hiperbólicos elogios a nuestro máximo rival. Y tal vez porque, contra las apariencias, sea la candidez más sabia que el cinismo, hacemos esfuerzos por mantener un poco de aquella en nuestro fuero interno. Así que sean bienvenidos el "esto marcha" de Marca y el "dos golazos del brasileño impulsaron a un Madrid muy mejorado" de As. Tiempo habrá, estamos seguros, de que Matrix revele su cara amarga, más habitual que la de hoy, por cierto, y casi norma.

Porque lo cierto es que la primera parte del Madrid contra el nuevo Chelsea de Conte fue estupenda, plena de vigor y dominio, con Marcelo como estrella (seguimos sin entender que sea cuestionado el brasileño), con Asensio como querubín, con la segadora de Casemiro a pleno rendimiento, con Nacho haciendo de veterano y con Mariano desvergonzado y pum. Si la derrota contra el PSG no era motivo para el suicidio colectivo, tampoco esta victoria nos hace campeones de Europa, cosa que seguimos siendo, por cierto. Así que celebremos la mejoría y sigamos atentos, expectantes, ilusionados, confiantes, que diría Cristiano. Queremos la Supercopa, vaya siendo dicho ya de paso.

El Barcelona también ganó su partido de pretemporada, el primero de ellos en este caso, y sobre todo el primero con Messi homenajeando a Brigitte Nielsen. Cuentan los papeles que destacó un tal Arda Turan, del que no teníamos noticia desde que, aún en su antiguo club (tanto monta, monta tanto), lanzó una bota al árbitro más o menos como su entrenador lanza balones extra al campo.

Pero victoria aparte, a nosotros nos tiene en vilo la búsqueda del nueve azulgrana. Ya ha quedado dicho en esta misma sección que lo tienen clarísimo, como es de recibo en un proyecto tan sólido y sin fisuras. Mientras dice Xavi en Sport que es "un hacha con los pañales" -suponemos que no es metáfora de cuando el césped o el juego defensivo impedían ilegítimamente la victoria del sacrosanto tiki-taka- la dirección deportiva del Barcelona busca un delantero siguiendo unos firmes criterios inamovibles. Así lo refiere hoy Mundo Deportivo en estrecha franja de color rojo: "dos perfiles distintos: joven o veterano". Todo claro, entonces. Ya puestos a extremar la coherencia, por qué no buscar un delantero blanco o negro, alto o bajo, diestro o zurdo, canterano o extranjero, calvo o melenudo... o tal vez a Luan, el jugador que destaca la portada de Sport, un brasileño por mera circunstancia secundaria que en realidad ha sido criado en los valors culés desde que era pequeñito.

Envidiamos el proyecto culé, queridos galernautas. No se dejen engañar por el hecho de que nuestro partido ante el Chelsea estuviera lleno de canteranos. Fue todo cosa de Matrix. Ni Llorente, ni Febas, ni Carvajal, ni Morata, ni Nacho, ni Sergio Díaz... Ninguno de ellos es canterano. Todos son fichajes a golpe de talonario de Florentino, ese que hoy no sale en el editorial de Relaño, Morfeo.