Algo distinto me ha despertado esta mañana en el Cherengueti. No han sido los habituales gritos orquestales de Freud (el psicoanalista argentino) o los oyoyoy de Calcetines (el capillitas de Sierpes). Abrí mi tienda y en el horizonte, más allá de las acacias sombreadas, pude contemplar a Messi (a D10S) como a través de una zarza hablando del “golpe terrible” que supondría el fichaje de Neymar por el Madrid. Arrodillado a su lado se encontraba uno de los habitantes más significativos del Cherengueti, del que aún no había tenido la ocasión de escribir, al que llamaré Wolfie.
Wolfie se ha levantado al fin tras la experiencia, ciertamente chocante, y ha sido inquirido inmediatamente por el doctor Rydell (el conductor de la terapia grupal que al fuego del campamento tiene lugar cada noche en el Cherengueti): “¿Tú crees que verdaderamente es un golpe?”, “No, porque Neymar no es de la cantera”, ha respondido. Una suave brisa matinal me ha provocado un escalofrío. El sol se elevaba allí en las colinas y he comprendido la importancia de haber encontrado al fin a Wolfie.
De entre las sombras apareció en ese momento otro señalado miembro de la comunidad cherenguetil, del que tampoco había tenido la oportunidad hasta hoy de apuntar nada en mis diarios, al que llamaré Magua (por su asombroso parecido con el actor que encarna al famoso personaje de Fenimore Cooper, camuflado por el peinado y las gafas).
Estaba Magua y también una suerte de némesis suya, al menos estética. Si el primero parece tan hurón como ese indio literario, el segundo es un soldado inglés de su Majestad, un casaca roja que en el Cherengueti no usa la tradicional peluca blanca con rulos. Creo que le llamaré Duncan, como al Mayor Duncan Heyward, enemigo de Magua, conocido subordinado del coronel Freddy Munro, a su vez tristemente célebre por su obsesión por las croquetas del palco del Madrid.
El doctor Rydell enfocaba el tema de las declaraciones de Messi y el Cherengueti empezó a girar como los planetas de un sistema solar, quiero decir de una manera medianamente ordenada, al contrario de lo que suele suceder. El Cherengueti es fascinante. Apareció Calcetines trotando y todo se me hizo más familiar. Calcetines no percibía como tal el golpe al que se refería Lionel. Ni siquiera le importaba que así lo hubiera afirmado el mismísimo D10S. Él se acordó de Ramos.
Calcetines es así. Ni siquiera le afectan los alegatos de abogado defensor del doctor Rydell. Es que la facción barcelonista está en general triste. Puede verse en sus movimientos, en sus gestos. Son tiempos convulsos, extraños. Incluso para individuos que responden siempre a todo al libre albedrío.
A Calcetines le preguntan por las declaraciones de Messi y habla de Sergio Ramos. A Wolfie le preguntan sobre lo que supuso Neymar en el vestuario del Barcelona y dice: “Crack”. Así, sucintamente. Es jerga cherenguética culé que a pesar de su complejidad no es capaz de ocultar la tristeza general de un bando deprimido que lucha por sobreponerse y cuya única esperanza es que el Liverpool gane al Madrid el 26 de mayo. Como para no estar deprimido, con la amenaza de estarlo para los restos.
Más allá de los territorios culés, pudo escucharse la carcajada resonante de uno de los reyes de esta selva. Simplemente Juanma. Juanma se reía de que Calcetines pensara que el Barcelona está mejor tácticamente sin Neymar. Y no solamente se pudo oír esa carcajada sino los barritos de los elefantes, los aullidos de los chacales y el parloteo de las cotorras.
Cuando esto sucede, Calcetines se excita y Wolfie se contiene. Calcetines dice que Rakitic es sublime mientras Wolfie trata de hallar una salida. A veces siento una especie de piedad al observar a Wolfie. Parece un individuo necesitado de cariño al que imagino algún día feliz levantado en brazos por ese al que llaman el Loco, al que yo llamaré Rafiki.
La teoría de la táctica de Calcetines trajo mofa, pero en el Cherengueti todo se aprovecha. De una patraña absurda un habitante cherenguetil puede sacar alimento para varias semanas. No es difícil sobrevivir en el Cherengueti. Lo difícil es vivir, ya se sabe. Yo, por ejemplo, no imagino la vida aquí de no ser por la misión de mis exploraciones.
Es terrible la tensión, el peso del Cherengueti. Alguien experimentado, endurecido en estos terribles territorios es Juanma. Cuando Juanma dice que Messi está poniendo al barcelonismo delante del espejo puede verse cómo se ajan en directo los rostros de Wolfie y de Calcetines. Es una tierra salvaje en la que Duncan, por ejemplo, la mayor parte del tiempo parece un cachorrillo indefenso al que perfectamente podría sacarle el corazón el temible Magua.
Ambos sobreviven gracias a intervenciones concisas, meticulosamente planeadas, aunque no exentas de su correspondiente y natural dosis de simpleza; todo lo contrario de lo que hace Wolfie, que no cesa de exponerse, no se sabe muy bien si por valentía o por instinto.
Rafiki, que vive solo sobre una roca al sol, dice cosas como: “Florentino tendría que fichar a Iniesta” y nadie osa discutir. Mayormente yo creo que lo que sucede es que las palabras de Rafiki en el Cherengueti suelen producir indisposiciones repentinas en el bando culé, que sufre en los días posteriores terribles pesadillas por las apreciaciones del gran sabio diogenético.
El mecanismo natural de defensa de Wolfie es la locura repentina y transitoria. Así como de Duncan o de Magua es el camuflaje; de Calcetines el histerismo, de Freud el ponerse a dirigir una orquesta, o de Tommy sacar los colmillos, el mecanismo de Wolfie es el absurdo. Wolfie trata de mantenerse firme sobre unos principios inventados, sereno, caballeroso, falsamente humilde pero entrañable, hasta que la realidad le sobrepasa y, como haría Blanche Dubois ante las humillaciones de Kowalsky, no le queda más remedio que enajenarse voluntariamente.
Ayer, tratando de hallar un sentido favorable a sus intereses en las palabras de Messi: “El Madrid tiene algo, y es que gana...”, se vio finalmente abocado a esa locura. De pronto, en medio de sus valerosos, aunque pueriles razonamientos, pronunció: “Las máquinas no pueden detectar la psicología”. No vi excesiva sorpresa entre los habitantes del Cherengueti ante semejante declaración, pero yo noté síntomas de vahído.
No tardó ni siquiera unos segundos en reconducirse (cosa que a mí me costó: me sostuve apoyándome a duras penas en el capó de mi Jeep), para comenzar a decir que hay jugadores que transmiten algo más al límite. Y algo de que Piqué era maravilloso, pero que echaba en falta a un Puyol. Apenas puedo recordar eso, pero sí advertí que Duncan afirmaba que, por cultura, el Madrid jugaba a ganar y el Barcelona jugaba por la estética.
Por poco resistí entonces las arcadas, y me repuse justo a tiempo de escuchar de Wolfie, casi ya en plenitud de facultades: “A mí me dices de jugar mal y yo no puedo”. Esta frase hizo que me recobrara por completo. Era como Jardiner momificado. Creo que nunca había visto una arrogancia como esta, que al mismo tiempo me infundiera un candor irresistible.
Como todo marchaba hacia la inconsolable tristeza esencial de Wolfie, a Calcetines se le ocurrió animar la velada apuntando que todo lo que le había dicho Messi al periodista es lo mismo que le había dicho Piqué a Nacho en el túnel de vestuarios. En realidad, Calcetines es un individuo de una alegría contagiosa. Fue cuando volvieron a barritar los elefantes y ulularon los búhos y graznaron los patos. Pero esto ya lo contaré otro día, si logro sobrevivir a todos estos peligros.
Genial. Casi me tienta para que vuelva a ver el Cherengueti. Pero luego vuelvo en mi y recobro la cordura.
Nunca más. Es mejor dormir las horas necesarias. Me limitaré a seguir las crónicas.
Saludos.
La crónica es mucho más divertida que el programa en sí. Eso sí, estaría bien tener los títulos de crédito como pide Paz.
Hola, Juan A.,
gracias por la sugerencia (también a Paz), pero Mario y yo pensamos que un cierto halo de misterio subsahariano le viene bien a esta sección. Un abrazo.
Si finalmente llega Ney, Wolfie se ira definitivamente a un lugar del que ni Freud podra trerle de vuelta; y Calcetines entrara en un estado de agitacion, en un frenesi tal que solo lo calmara apareandose repetidamente con Kim.
Necesito los títulos de crédito para saber quién es quién....no doy más de mí....no pillo quien es Magua ni Duncan....me van a perdonar pero ya estoy perdida del todo...no sé si Rafiki es el Rafa, no me jodas, o quién....perdida es poco...jajajaajaj
Saludos
Me pasa igual, jajaja. Hasta me estoy pensando volver a ver el programa (creo que lo vi una o dos veces, y algunos cortes sueltos por ahí).