Me despierto con la noticia de que el Ministro de Exteriores ruso ha anunciado que la III Guerra Mundial será “nuclear y destructiva”. Lo primero que me llama la atención es que ya dé por hecho que estamos ante la III Guerra Mundial. Mira que estoy pendiente de las noticias sobre la crisis de Ucrania, y mira que lo estoy con el corazón en un puño, pero ese anuncio me lo ha perdido. Será que me pilló en un momento en el que andaba distraído con el fútbol, que es de lo que se supone que escribimos en La Galerna, quizá viendo el último vídeo de Ramón Álvarez de Mon, en el que muestra su optimismo sobre la llegada de Mbappé. Nosotros, como dice hoy el Portanálisis, ya no podemos más con el tema Mbappé. Que si ya está hecho, que si el PSG le ofrece cientos de millones y se lo podría pensar… Ya dije en otro texto en La Galerna que lo normal sería que Mbappé no viniese, pero que aun así yo sigo pensando que va a venir, preferentemente antes de que caiga la gran bomba.
Una vez que, tras buscar en Google, decides que en realidad el ministro ruso asume la III Guerra Mundial como una realidad antes incluso de que nadie la haya anunciado (¿se anuncian las guerras mundiales?, me falta perspectiva histórica para saberlo), tratas de discernir qué querrá decir con eso de “nuclear y destructiva”. Si “nuclear y destructiva” quiere decir exactamente lo que todo indica que quiere decir, no encontramos por qué no ha añadido a continuación “valga la redundancia”. Ya decía ayer que esto de volver al miedo a la gran bomba me retrotrae, bien es cierto que siniestramente, a mi más tierna juventud. Todo lo que está pasando es de un ochenterismo que tira para atrás. Para esto sí tengo perspectiva histórica. La amenaza nuclear a mí me suena a canción AOR o plagada de sintetizadores moog. De hecho, hay una música ochentera directamente ligada a la amenaza nuclear, desde el Hammer To Fall de Queen (For those who grew up tall and proud / in the shadow of the Mushroom Cloud…) al Russians de Sting, con aquel apunte lleno de ingenuidad estereotipada en el que se preguntaba si los rusos amarán también a sus hijos.
Mi amigo Roy es americano pero tiene un hijo ruso. El propio Roy puede considerarse a la vez yanqui, ruso y ucraniano, por extraño que parezca. Con dieciocho años se fue a Rusia desde su Long Island (New York) natal para ver qué encontraba. Encontró una chica rusa, un matrimonio precoz, un hijo ruso que sigue viviendo en Moscú. Tras quince años en Rusia se fue a vivir a Ucrania, donde discontinuamente vivió casi el mismo tiempo que en Rusia. Nadie puede darme una impresión más certera de la situación. Llamo por teléfono a Roy, que ahora vive en Turín.
Me dice que está desolado. Que ve en las noticias cómo vuelan por los aires edificios frente a los que cruzó cada mañana, durante lustros, en su camino al trabajo. Que tiene amigos ucranianos ahora mismo en el frente.
No, no se lo esperaba. ¿Quién podía esperar esto? Las claves están en el impenetrable cerebro del perpetrador de esta carnicería. ¿Cree el propio Putin las razones que esgrime (desnazificación, Donbass) para actuar así? Cuando las esgrime, ¿está genuinamente equivocado o simula creer motivos inventados? Roy no lo sabe, aunque se inclina por lo segundo. Se inclina por un plan imperialista, solo ligeramente soterrado, para recuperar repúblicas de la antigua URSS que creen pertenecerle.
Entonces ¿está loco, o es un hijo de puta perfectamente cuerdo? Roy duda. Si está loco, entonces puede optar por la gran bomba. Roy vuelve a dudar. ¿Tienen algo de razón quienes esgrimen el Donbass como un argumento para frenar (no así, claro, pero frenar de algún modo) al gobierno de Zelensky? Suelta una risa seca, eso es completamente ridículo, ha habido conflicto en esa zona, pero una broma considerar que Zelensky estuviera llevando a cabo un genocidio, como dicen algunos, en la zona. Roy se ha pasado media vida entre un país y otro y en ningún lado, ni rusos ni ucranianos, le hablaron jamás de nada de esa escala en la región, como tampoco lo vio jamás en ningún medio de uno ni de otro lado. Añade que Hitler utilizó argumentos similares para tratar de legitimar la invasión de Austria.
Cuenta Roy que incluso su hijo, ya un joven puramente ruso residente en Moscú, y que siempre simpatizó con el carácter aguerrido del dictador, ha experimentado una epifanía a resultas de la invasión, y se ha dado de bruces con la realidad de lo que es Putin. Ahora Roy Jr. solo piensa en salir del país, y aprovechar su doble nacionalidad para establecerse en Estados Unidos. Roy teme que su hijo es una excepción, y que la sociedad rusa carece en general de las fuentes de información a las que sí acude Roy Jr., por lo que es prisionera inexorable de la propaganda.
Alguien que no es Roy, pero que también sabe mucho de esto, me advierte de la necesidad de dejar una salida airosa a Putin cuando comprenda, merced a la oposición internacional, que debe terminar desistiendo de sus propósitos. El que no encontrara una salida personal airosa podría terminar por desatar su enajenación, y las consecuencias serían funestas. Desgraciadamente, falta mucho para llegar allí.
En cuanto a Daryna, la mujer que nos acogió en Kiev cuando fuimos allí con ocasión de la Final de la Decimotercera, he sabido que ha decidido llevar a cabo lo necesario para que sus ancianos padres se le unan en su huida. Daryna y su hija forman parte del éxodo de no menos de 700.000 kievitas que han huido de la ciudad, empavorecidos ante el impío ejército ruso. Está junto a la frontera polaca. Sus padres, que apenas se valen por sí mismos, se encuentran a 400 kilómetros de esa localidad. El plan es que lleguen donde están Daryna y su hija y, ya los cuatro juntos, crucen la frontera polaca. El plan es tan conmovedor como abundante en dificultades. Seguiremos informando.
Cuando estoy a punto de cerrar estas líneas, Pedro Sánchez anuncia en el Parlamento español que finalmente sí se enviará arsenal ofensivo para la resistencia ucraniana. Ha dicho, poco más o menos, que lo hace para dar en las narices a la oposición, que le recriminaba la postura contraria. Hay cosas que están bien incluso cuando se hacen por las razones más peregrinas.
También leo a Joaquín Maroto, justo antes de cerrar definitivamente, que merced a la eliminación del doble valor del gol en campo contrario la probabilidad de que el Madrid elimine al PSG pasa del 38 al 55%. Lo han estudiado dos catedráticos de economía, de los que Maroto se hace eco. Todo esto volverá a importarme cuando llegue el momento. Ahora mismo, estoy más allá incluso de los ochenta. Que vienen los rusos es una gloriosa comedia de 1966. He vuelto al Madrid ye-yé.
Anteriores entregas del Diario Galérnico en tiempos de guerra:
- https://www.lagalerna.com/diario-galernico-en-tiempos-de-guerra-1/
Lo vimos en la extinta Yugoslavia, Irak, Afganistán, Siria.. Ucrania es ahora el pastel a repartir entre las empresas de seguridad privada, constructoras, aseguradoras, empresas energéticas,traficantes de armas... Business.
Esto sigue siendo USA - Rusia, cada uno queriendo marcar territorio ante el otro.
"Expansión", "invasión", "área de influencia", son los términos usados para describir la ambición, la crueldad y la falta de empatia hacia las personas que estos políticos amparándose en las banderas, deciden el destino de todos nosotros.
Todos somos peones en éste tablero de ajedrez, todos estamos expuestos a caer "en nombre de la libertad":ya sea porque hayan indicios de que escondemos armas de destrucción masiva, o porque apoyemos un gobierno nazi, siempre habrá "indicios" o "sospechas" de que somos los malos, los que atentamos contra la libertad. Los malos de la película. Hoy Ucrania, o Yemen. Ayer Siria, o Irak,o Afganistán. En su día Yugoslavia.
Millones de personas huyendo de guerras, millones de personas huyendo de sus casas empujados por la ambición y la crueldad de los mismos de siempre.Nuestras vidas carecen de valor para éstos desalmados. Es una desgracia nacer fuera de ésta élite de monstruos,porque estás expuesto a morir por el deseo de ellos.
No esperaba menos sensibilidad y acierto.
Por cierto, las catástrofes se “organizan”.