25 de abril de 2020
Sábado. Me despierto y se me aparece Miguel Muñoz sentado junto a la cama. Con un gesto de manos, dice que no me asuste, comenta que es que se aburre y viene a contarme una historia que pocas personas saben, salvo Mel Gibson y Dolly Parton. Comienza recordando el nacimiento del Real Madrid ganador de los años cincuenta. Confiesa que llegó a saturarse de ganar y le pidió a don Santiago que le nombrase entrenador, a ver si encontraba aliciente. Bernabéu así lo hizo, pero don Miguel siguió ganando. Durante esos años, su vecino Quiterio, el del cuarto derecha, compraba lotería y le tocaba a él, era un despropósito triunfal. De modo que optó por lo que optan todos los que se hartan de ganar; ponerse en contacto con la CBS. Les propuso hacer una comedia con monstruos porque quería hacer algo feo, ya que todo lo que hacía con el Real Madrid era bello. Contra todo pronóstico, la CBS aceptó y de ese modo se convirtió en el abuelo de la Familia Monster. Desde ese momento y hasta el final de sus días, compaginó ambos papeles vitales sin que nadie se diera cuenta.
Cuando Miguel Muñoz termina de narrar su historia, los amigos tomamos un vermú por videoconferencia y aprovechan todos para saludarle. Qué hombre más educado y agradable. Nos despedimos.
Como, me ducho otra vez y veo a mi hija después de cuatro trienios. Y ya.
26 de abril de 2020
Domingo soleado. Me pongo la camiseta de Puerto Hurraco, por si las moscas, y bajo con mi hija a la calle tras autorizar el Gobierno de la nación paseos de una hora con los niños. Ella va ataviada con mascarilla FPP2, que no son universitarias, pero funcionan mejor y unos guantes varias tallas grandes. Se desplaza a lomos de su patinete de propulsión pedestre y yo camino al lado, uno poco ya como Fraga, debido al sedentarismo y a mi segundo apellido.
Llegamos a una zona verde que se ha convertido en selvática. Entre los tucanes, avistamos a Butragueño vestido con una camiseta del Cádiz. A su lado va Florentino, le ha sacado a pasear. Estos momentos de emoción son insuperables.
A la media hora, mi hija dice que tiene calor, que le molesta la mascarilla, los guantes y la chaqueta y que se quiere volver a casa. De vuelta al hogar nos cruzamos con Enrique Cerezo de la mano de Fernando Torres. Nos saludamos con cordialidad, en estos momentos no hay rivalidad.
Como tengo la suerte de preparar las mejores hamburguesas del globo, me pongo a ello. Tan ricas como la jugada de Redondo en Manchester, pero con mostaza.
27 de abril de 2020
Lunes. Muy ocupado. Por suerte, llega la hora de comer y después la siesta. Pero tarde ocupada también.
Hago el vago un rato, mas no mucho, porque tengo que realizar un trabajo para la universidad. Lo intento, pero estoy agotado, así que llamo a Di María y le propongo que realice él el ejercicio a cambio de veinte euros. El argentino acepta, realiza el ejercicio y lo entrega de rabona justo sobre la hora.
Confieso que la relación entre Fraga y tu segundo apellido se me ha escapado...hasta que he visto cuál era el apellido. Brillante. Y lo que me he reido imaginando a Miguel Muñoz como el abuelo Monster ¡clavao! Ánimo y a por los siguientes días.
¡Gracias, Cibeles, ánimo!
Lo de Enrique Cerezo paseando de la mano de Fernando Torres también tiene tela.
Ánimo con el diario del confinamiento, que va camino de ser el diario del sinfinamiento.
Saludos.
Ánimo con el sinfinamiento, Cillios, jajaja.
Saludos,