23 de abril de 2020
Jueves. Seguimos con la orden de alojamiento. Es indispensable conocer mejor al virus para poder combatirlo, del mismo modo que es inevitable asustarse de lo que se va averiguando. Aprensivos abstenerse de informarse mucho acerca de las investigaciones, sobre todo porque aún no hay certezas y existen muchas personas que no saben manejar la incertidumbre porque están acostumbradas a dogmas artificiales. Hoy soy pesimista, tengo una lata de paté que caduca después de la extinción humana.
Seguro que me equivoco, pero si nos vamos todos al garete, cuando vengan los marcianos o evolucionen los brócolis hasta ser inteligentes, descubrirán que el Real Madrid fue el mejor equipo de homo sapiens sapiens que existió. También me congratularía mucho una desaparición total por esa parte de la especie mala, cruel y quejica. Y, por último, sería un gran descanso la jubilación por extinción, no tener que madrugar ni trabajar más. Decidido, a por la extinción, ¿cuándo se juega la final?
Tras una mañana decepcionante, duermo una pequeña siesta y ahora creo que no nos vamos a extinguir. Del todo. Pero estamos solo al principio de todo esto, solo hemos arañado la superficie, avanzaremos cuatro o cinco pasos y retrocederemos tres, continuamente con el riesgo de despeñarnos para siempre. De todos modos, la vida siempre ha sido así, pero debido a nuestra ignorancia y a las creencias irracionales que tenemos todos, no somos conscientes de lo cerca que se está en todo momento del abismo y la responsabilidad que tiene el azar en cuanto nos sucede. Esta visión sesgada de la realidad es un mecanismo de supervivencia para que no saltemos por la ventana cada ocho horas, como el paracetamol.
Al igual que el físico cada vez es más importante en el fútbol, en la economía parece que el dinero físico acelerará su desaparición o, al menos, perderá valor respecto al imaginario que viaja en las transacciones online. Si algún economista lee esto, me mirará como mirábamos todos a Carlos Secretario. Pero sigo pensando que el dinero físico pasará a ser el fax de la economía.
La palabra fax irá siempre asociada al fallido fichaje de De Gea. Tal vez de los porteros buenos de esos años, era el menos recomendado para el Real Madrid, el arquero es un junto que se dobla pero nunca sigue en pie y no creo que resistiese. Por sus venas corre sangre de acelga rehogada sin sal y para defender la portería blanca hay que estar siempre en tensión. Y además parecerlo, aunque solo sea para desmoralizar al enemigo, como decía Gila.
Este fichaje fallido visto por muchos como una decepción o un error, resultó ser una bendición después, con la continuación de la mejor racha triunfal del fútbol moderno y la importancia de Keylor Navas en la misma. Esto puede ayudarnos a tener esperanza en que superemos esta debacle, aunque ahora no lo parezca.
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Esto es una pesadilla.
Parece una película.
De ciencia ficción...