21 de abril de 2020
Martes. Ayer se le estropeó la tele a mi tío, compré una por internet y hoy vienen a traérsela. Aprovecho una oferta tremenda. Otra tía mía duda que con lo que ha costado el aparato se vea. Mientras tanto, mucho jaleo en los quehaceres matinales, poco ilusionantes, como Vanderlei Luxemburgo. Un entrenador prescindible que además me daba mala espina, no como Concha.
Llama el repartidor de la tele, dice que llegará en media hora. Me atavío con los EPI y salgo al barrio, pero sin sésamo. Mi tío vive en la calle de al lado, solo. Es algo mayor y no es ducho instalando televisores, así que Boy George aprovechando la salida a comprar pan. Todo legal y responsable, como una donación a Unicef de Valdano.
La instalación televisiva transcurre por los cauces reglamentarios. La peana va atornillada a la pantalla, pero no hay destornilladores adultos en casa de mi tío, solo uno que calculo que tendrá unos tres meses, aún solo toma lácteos y apenas mide unos cuatro centímetros, por lo que solo se puede hacer fuerza con dos dedos. La tarea exige destreza y fuerza a partes iguales, como Toni Kroos. Al fin aprieto los cuatro tornillos y la televisión ya se mantiene en pie, ahora solo le falta aprender a andar. Ese momento de los primeros pasos de toda televisión es caótico, en cuanto te descuidas se va del salón y se lía a hacer trastadas con el microondas, le tira del pelo a la lavadora o mete en el congelador al secador.
Una vez de una pieza, enchufo la tele, la sintonizo, ordeno los canales —ubico Real Madrid TV después de los seis canales generalistas— e instalo el módulo de VAR. Ajusto el volumen del fuera de juego para que no haya muchas interrupciones y optimizo la saturación de tarjetas amarillas y rojas. ¡Cáspita, el software tiene un virus! Aparece en la pantalla la cara de Hernández Hernández burlándose al modo del gordo roba embriones de dinosaurio de Parque Jurásico. Extermino el virus con 600 mg de Cristasol.
Mientras trabajo, mi tío me comenta que a los niños los dejan salir porque muchos se están quedando sordos y ciegos de estar en casa y apenas ya pueden moverse. Qué articulista ha perdido El Mundo Today.
A la vuelta paso por la farmacia para comprar más mascarillas. Siguen a 1,50 €. Al parecer, por la tarde el Gobierno regula su precio a 0,96 €. Diantres, seguro que sale más barato en tiempo redondear a 1 €. Yo qué sé. Seguro que existe un motivo que desconozco, como que Busquets padre fuese futbolista profesional.
La tarde es tan poco reseñable como el paso por el Real Madrid de Secretario, Claudemir Vítor o Faubert. Este último llegó al equipo después de haber escrito Madame Bovary y no se sintió motivado ante el reto de jugar en la Liga española. Una pena.
Tiene razón, le salió mucho mejor la Madan esa. Me daba mejor espina escribiendo.
Un placer leerlo
Gracias, Ángel. El placer es mío.
Saludos,
Desternillante la instalación de la tele. Yo también disfruto mucho leyendo este Diario.