Día 4
Lo más destacable de la jornada es que por la mañana amanece y por la noche anochece. El resto, lo esperado, tabarra de los fanáticos de la selección con intervalos nubosos. Que sí, que ya sabemos que goleó, que hacen un fútbol total, que tienen más propiedades que el brócoli y el aguacate juntos, que Luis Enrique es el mejor, pero disfrútenlo sin intentar evangelizar, por favor. No es obligatorio emocionarse con España del mismo modo que no es obligatorio ser del Madrid. Yo disfruto cada triunfo madridista sin bajar a convencer a mis vecinos atléticos del primero y del segundo de que cambien de equipo.
Sobre Luis Enrique tengo pensamientos encontrados. Detesto ciertos comportamientos y decisiones deportivas, sin embargo me gustan algunas actitudes suyas y el trato que dispensa a periodistas que no soporto. De todas maneras, carece de importancia mi opinión sobre el seleccionador, es un entrenador de élite que sabe hacer competir a sus equipos, el resto da igual. Y que dirija a España me importa lo mismo que si dirigiese al Liverpool. De hecho, me gustan más los Beatles que el fútbol español.
A primera hora de la tarde recojo a mi hija del cole. Me dice que tiene que estudiar para un examen de gimnasia. Me se produce un esguince cerebral. Ahora hacen exámenes escritos de gimnasia. Pero no solo eso, sino que hacen gimnasia en inglés. ¿McManaman hacía kárate en inglés?
Please, students, do a bridge handstand in English. And then jump to the plinth without spelling mistakes, podría ser perfectamente una orden del profesor de gimnasia, que en este caso además es el director, para que luego acusen a los docentes de gimnasia de vividores.
Por la noche, una hora de caminata en lugar de las dos habituales, porque a pesar del chubasquero me empapo.
Día 5
No consigo dormir hasta las 6:30 y a las 7:30 ya estoy en pie. Durante la noche de insomnio me da tiempo a ver catorce veces las remontadas de la Catorce. Y a un ruso o de por ahí que cocina en la barbacoa de su chalet desde salmones hasta camellos. Camellos de los del desierto, no las personas traficantes ni el delantero del Rayo que quiso darse a conocer como lo hacen los que no pueden hacerlo a través de su talento: hablando mal del Real Madrid.
Paso el día zombi, pero en lugar de acostarme a media tarde como me pedía el cuerpo salgo a caminar. Parar es morirse más rápido. Caminando uno se siente mejor y se topa con atardeceres tan fantásticos que parecen un control de Zidane o un revés de Federer.
Se acaba el día. Sun, set y partido.
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