Al Real Madrid le cabe toda la gloria en el nombre y toda la arena en los zapatos. Escribo estas líneas pocas horas después de terminada la enésima humillación a manos del Barcelona, y hasta aquí, a orillas del Pacífico, llega el sonido de las hordas con hogueras en las manos y armadas de palos y cuchillos al asalto del palacio de Aranjuez, en cuyo sotabanco se esconde ese Manuel Godoy llamado Rafael Benítez. Se conoce que Benítez, como Godoy, ocupa de hecho un trono que en derecho no le pertenece, y hasta ahí podíamos llegar. Me he asomado un rato el tuiter y de inmediato se han quejado los vecinos porque la alarma de incendios de mi casa no dejaba de sonar. Les he explicado que el madridismo está en llamas, pero tan poderoso argumento no ha parecido surtir en ellos el menor efecto persuasivo, así que he decidido cerrar la ventana tuitera. Con un Godoy por noche tenemos suficiente, y además el ruido de la alarma también a mí me resulta insoportable.
Benítez ha sido sentenciado a muerte, aunque mejor sería decir que ha sido resentenciado, porque ya lo estaba desde que se anunció su fichaje. La ejecución ya es sólo cuestión de tiempo y los aficionados hacen cola para afilar la hoja de la guillotina. Benítez no sirve para el Madrid, hemos oído por doquier entre el madridismo más conspicuo desde el primer minuto, sin que nadie -al menos nadie de quien yo tenga noticia- se haya molestado demasiado en explicar por qué.
Yo, que no entiendo de fútbol, no tengo ni idea de si Benítez es buen o mal entrenador, pero un curriculum que incluye dos ligas y una Copa de la Uefa con el Valencia y sendos campeonato y subcampeonato de Europa con el Liverpool no me parece mala carta de presentación. Hasta me atrevería decir, nadando río arriba y a riesgo de ahogarme, que merece un respeto. Además de haber demostrado cierta capacidad, a mí me parece que es un hombre serio, honrado y trabajador. A algunos les parecerá poco. A mi abuela, no. Descanse en paz, en cualquier caso (mi abuela y Benítez, que ya es un walking dead al que sólo falta asestarle la puñalada que le pulverize el cráneo con un chasquido de cucaracha aplastada).
El madridismo, hace ya mucho tiempo, vive en un estado de convulsión constante y se mueve a golpe de espasmos mientras echa espumarajos por la boca. En la casa madridista vuelan los platos un día sí y otro también entre agrias discusiones sobre Mourinho, sobre Casillas, sobre Ramos, sobre Bale, sobre Cristiano, sobre Benzema y sobre el lucero del alba. Todo es motivo de discusión en esta casa que cada vez se parece más a aquella en la que habitaban Michael Douglas y Kathleen Turner.
Y sin embargo, hay algo constante en este madridismo que se retuerce entre violentas contorsiones, algo que acaba de dar cierto sentido de continuidad a esta era de agitada crispación: la absoluta falta de compromiso de los futbolistas. Yo no sé a ustedes, pero lo que a mí me resulta más doloroso de estas derrotas no es la diferencia de juego, ni siquiera la diferencia de goles, sino la diferencia de actitud. La diferencia de amor propio. La diferencia de profesionalidad. La diferencia entre un equipo de fútbol y una colección de once niñatos consentidos que todo lo arreglan pidiendo perdón en la zona mixta antes de salir corriendo a la próxima fiesta de cumpleaños.
Hemos traído niñeras amorosas, preceptoras comprensivas, severas institutrices y maestras rigurosas. Todas han fracasado. Los niños, a los que de ningún capricho privamos, siguen haciendo pellas cuando se les antoja, no obedecen otra autoridad que la de su arbitraria voluntad, acumulan un suspenso detrás de otro y sólo se esfuerzan en los escasos momentos en que se aburren de holgazanear. Si la educadora les sonríe, se acomodan en la desidia; si les regaña por no trabajar, se enfurruñan y se tumban boca abajo pataleando y aporreando el suelo, y si así no consiguen arredrarla, vienen a la cocina con la insolente y pueril amenaza de que, si no la despedimos, se irán de casa.
¿Y nosotros, qué hacemos? Despedir a la niñera, por supuesto. Florentino, echa a Benítez, que los niños están insoportables, y además es un gordo y un cabrón.
Y otras veces los niños aprovechan a sus novias mas deseadas para montar el montaje del verano, llenar portadas y asi conseguir sus caprichos. Si, eso es compromiso, no?
Ha pasado un día y continúo muy cabreado, sin ganas,de hablar y con rabia contenida. Son muy poco profesionales. A este nivel deben abstraerse de la prensa y dar hasta la última gota de su sangre por el club que les da prestigio y riqueza. Uno de ellos gana más en un año que yo en 40. Y parte de culpa es de la afición, que idolatra a gente que no tiene la suficiente categoría. En cuanto al máximo responsable, Florentino, no vale como tal, sí como director económico pero no como gran jefe. Qué pena...estamos solos en un país que goza cada derrota nuestra y que nos zancadilleaban cada vez que puede. Quizás sea la hora de plantearnos jugar la liga inglesa, con un país mucho más respetuoso que éste: meditadlo, madridistas.
Buenas tardes Araquistaín, oportuna e interesante reflexión, porque es evidente que el medio en el que nacimosy crecimos ya no existe y el medio actual no nos es neutral, Ej. sin negar el partidazo que hicieron y el " meneo" que nos dieron los catalanes, he mirado la puntuación que le da el Marca al arbitro, un aprobado alto, eso:
1) dando por legal un gol en fuera de juego el 2º
2) no viendo como Piqué intercepta un balón con el brazo dentro del área, penalti claro
3) no viendo dos agarrones en el área a Ronaldo, uno de ellos tan claro que si no es agarrado mete gol, el otro discutible
4) no viendo un penalti de Ramos a Neymar, absolutamente innecesario y con el cual el sevillano se quitaba de la visita a Éibar, eso si con el 0-4
Ponte ahora en el escenario contrario que hubiéramos ganado en Cataluña 0-4, la escandalera por el arbitraje
taparía la guerra contra el Yihadismo. seguiremos reflexionando sobre este interesante que usted plantea
y no dude en comunicar cualquier idea o sugerencia.
Saludos blancos y comuneros
Muy buen artículo. Pienso muy parecido a lo aquí expuesto.
No puedo estar más de acuerdo con este artículo.
A mí, me ha dado por pensar, con la misma metáfora que "El Radio" de Richard Dees, que el Madrid es un club radiactivo: todo se pudre en él. Los jugadores y la afición están irradiados, enfermos sin remedio. Y en un terreno contaminado, no es posible plantar nada. Por eso, creo que se equivocan gravemente quienes piensan que esto se arreglaría con otro entrenador o con otros jugadores (tal vez sí con otro presidente, pero no hay que engañarse: un vistazo a las alternativas a Florentino Pérez —que no me gusta— es como para echarse a temblar). Obviamente, la radiactividad no procede del Madrid: los medios de comunicación actúan como una especie de Chernóbil en las inmediaciones del club. Ya no es que oír El Radio o leer el Portanálisis me ponga de mal cuerpo; es que escuchar unos minutos de Radio Marca (por caso) a cualquier hora del día me obliga a cambiar de emisora o a apagar la radio. Y ya no se trata de que esa radiación lave el cerebro del madridismo; es que lo sumerge en una especie de miasma perpetua. Todo lo que se escribe y se dice sobre el Madrid da náuseas, incluso cuando ese mismo discurso se reproduce para criticarlo. Y lo malo es que mucha gente no es consciente de lo destructivo de este efecto, cuando se acumula durante años.
Con tranquilidad, seriedad y trabajo, esto sería reconducible, porque sigo creyendo que el potencial del equipo es inmenso. El problema es que al Madrid nunca lo dejan tranquilo; lo obligan a bunkerizarse más y más (también aquí se aplica la metáfora de la radiactividad), y a vivir día a día en un ambiente extraño y poco propicio. Para poder tener algo remotamente parecido a la tranquilidad, el Madrid necesita hacerlo todo increíblemente bien, siempre. Y, no hace falta decirlo, eso es imposible.
Añado una cosa: se suele decir que "echar a once es más fácil que echar a uno". Y yo respondo que las soluciones más fáciles no suelen ser las mejores.
Te sales como siempre.
La repugnancia de leer el Marca o el AS y de escuchar a la prensa que dicen que es afín es muy superior a la tristeza por la derrota de ayer.
El hastío de ver a unos jugadores que cobran como los mejores y que exigen privilegios y atenciones y no tienen el mínimo orgullo para plantarle cara a un FCB que no es el de Guardiola ni de lejos. Ese hastío es muy superior a la tristeza por la derrota.
El cansancio de ver como estos jugadores se pierden en luchan bizantinas y no aprovechan las oportunidades que les dan (el año de la décima tenían la liga a tiro y la tiran ante Sevilla, Valladolid y Celta, el año pasado tiran la copa para estar descansados y tiran una liga ganada, les toca la peor Juve de los últimos años y no logran clasificarse, el año pasado tenían a tiro en el partido del Bernabéu meterle un marcador de escándalo y en lugar de oler sangre no fuerzan) es muy suprior a la derrota de ayer.
El asco de leer a gente que se dice madridista y que se alegran de una derrota de su equipo para reforzar su mensaje esquizoide me duele más que la derrota.
Si Relaño y los violentos dicen que Floper es malo ya es un signo para que yo piense lo contrario, si de Benítez dicen que es un gordo y ha sido vilipendiado desde el día que llegó, gustándome más o menos, será mi entrenador y tendrá mi respeto.
Muy plásticamente expuesto en la ingeniosa metáfora de la niñera este pensamiento central que desde hace años muchos compartimos. Matizo, para que no nos confunda, que en las familias los niños son la propia esencia de la familia. Con estos nos une un puto contrato que en ningún caso debería tener dos 20 seguidos al final de la fecha, por ejemplo. Enhorabuena por el artículo.
Suscribo un 80% de su artículo. Sí, casi la mayor parte de reponsabilidad es de los jugadores. Desde enero de este año, el Madrid juega como si regresara de todo. No hay hambre, sólo apatía y desgana. Es triste que el barça nos haya ganado en nuestro campo, pero más triste aún ver que lo hizo jugando igual que lo ha hecho siempre, sin esforzarse mucho. El mismo barça del rondo infinito, del mareíto con la pelota, al que Mourinho tuvo que sufrir para tomarle la medida, y que luego Ancelotti lo mantuvo a ralla cerrando líneas y espacios y jugándole como hay que hacerlo. A este Madrid de Benítez parece que de nada le han servido los Clásicos precedentes. Ahí está su parte de responsabilidad. El único remedio que veo a todo esto es la "meritocracia" y que VBenítez tire de carácter y empiece a sentar gente. Empezando por Cristiano, y acabando por él mismo. El Madrid ha perdido insatisfacción. Es lo último que podía perder, pero que vemos que ya ha perdido. Hay que recuperar el hambre, la garra, la ilusión, como si no nos bastaran la diez Copas de Europa y las 32 Ligas que tenemos.
Muchas gracias a todos por sus comentarios. Con la humildad franciscana que gracias a Dios no me adorna, les digo que uno no deja de sorprenderle que las torpes palabras que su pluma se empeña en pespuntar con más ahínco que acierto sean merecedoras de la atención de algunos lectores. Se lo agradezco en el alma, que en la cartera todo mi agradecimiento es para Montoro (bueno, algo también para Carmena).
Querido Lagavulin:
Leo tu artículo con lágrimas en los ojos, todavía irritados por el incendio que mencionas, y me sirve como bálsamo. Gracias.
Benítez no ha muerto todavía pero, salvo milagro, está desahuciado. El médico se lo comunicó ayer, le dio una palmada cariñosa en la espalda y lo mandó a morir a casa. Nadie sabe si aguantará seis semanas o seis meses, si el desenlace será rápido y piadoso o lento y agónico. La muerte es la única certeza, pero debe de ser duro saberla tan próxima. Del enfermo depende cómo transcurran los últimos días, puede aprovecharlos para arreglar sus asuntos e irse en paz o negarse a aceptar su destino. “¡Mi agonía es la bárbara agonía / del que quiere evitar lo inevitable!”.
Nuestros niños consentidos se creen invulnerables, son tan jóvenes que piensan que la muerte no puede alcanzarlos. Veremos.
Por mi parte, como en esta vida se puede cambiar de cualquier cosa menos de equipo de fútbol, seguiré la temporada, en vilo, esperando el milagro.
Un beso,
Pearlsbu
Qué alegría leerte, querida Perla. Me alegra que mi artículo te haya servido de bálsamo. Yo me tengo por el Higuaín de la Galerna (lo que me sobra en empeño me falta en acierto, y vivo en la constante zozobra de pensar que el editor me puede vender al Nápoles en cualquier momento), así que es toda una satisfacción comprobar por tus palabras que en esta ocasión no he mandado el balón al banderín de córner.
Otro beso para ti.