El desierto de lo real

¿Qué será eso de la realidad, queridos galernautas? Todos sabemos perfectamente lo que ha ocurrido y, a la vez, todos elaboramos lo ocurrido según nuestras propias percepciones y perspectivas, de donde resulta un mosaico ciertamente policromo. Bienvenida sea tal policromía, bienvenida la diversidad de opiniones, juicios y lecturas, pero ¿vale cualquier elaboración de los hechos?

Mucho nos tememos que habría que ser en exceso postmoderno para responder que sí y abandonar toda noción de realidad para siempre, dinamitando los puentes que nos vinculan con el razonable sentido común. En una palabra, si todo vale, entonces nada concreto vale absolutamente nada. En consecuencia, si conviene mantener alejado el apego dogmático a una determinada lectura de los hechos, no menos lejos querríamos a aquel que optara por el total abandono de un mínimo criterio de verdad, y más si este abandono pretende pasar justamente como LA verdad en forma de noticia.

Le reconocemos al diario As el pintoresco hallazgo de relacionar al Madrid con un tango, y hasta suscribimos su poco elaborado titular, ese "mal, mal, mal" que también nos vino a la mente y a la boca durante el partido de ayer contra el Wolfsburgo. En efecto, el Madrid no jugó nada bien, cosa que resultó aún más decepcionante viniendo de donde veníamos, de tomar el Camp Nou contra unos pronósticos que, más que imposible, veían la posibilidad de tal conquista no solo con escepticismo, sino hasta con amplia risa burlona. La cosa se nos antoja difícil y ya la propia portada de Relaño parece salivar con tal dificultad al arrojar a la cara del madridismo -lecherocentralismo obliga- unas estadísticas muy poco acogedoras. Las estadísticas sí que son realidad, dirán algunos, y más en estos tiempos en que todo se traduce a número para que así durmamos tranquilos con la falsa percepción de que todo está entendido. Eso sí, no descartemos la posibilidad de que mientras dormimos, la realidad se descojone de nosotros.

En resumen: mal y eliminados. Ahí queda la estimulante aportación de As esta mañana. No busquen más datos sobre el partido de ayer. No encontrarán alusión alguna a la cosa arbitral, ni por supuesto a la posible influencia que tal cosa pudo tener en el resultado final. Nada: el Madrid mal y punto. Ya saben, el Madrid no se puede quejar de los árbitros, no solo por señorío, sino también porque, como equipo grande que es, suele salir beneficiado en no sabemos qué cómputos generales. Qué vivan los tópicos, esos que, al igual que las estadísticas, otorgan a quien gusta de usarlos la tranquilidad necesaria para hacerse pasar por un sujeto de conocimiento cuando lo que en realidad ocurre es que da muestras del abundante serrín que anega sus entendederas. Si el Madrid confirmó anoche que es un tango, tal vez podamos decir que hoy la portada de As es una milonga, la misma de casi siempre.

Si el diario As nos aboca con sus estadísticas a la derrota final, Marca opta por la llamada a la épica con un titular a la vez alentador y un pelín excluyente. Bien por lo primero. Como decimos, nos parece difícil remontar un 2-0. Era fundamental marcar al menos un gol anoche en Alemania para que el pase a semifinales fuera más cosa de la razón que de la mera voluntad. Pero ello no quita que creamos en la posibilidad de pasar, o no quita que queramos creer y con el paso de los días lo consigamos justo antes del pitido inicial del partido de vuelta. Bienvenidos sean también los incrédulos, esos que el titular de Marca quiere que dejen sitio desde ya. Bienvenidos por si consiguen creer poco a poco y bienvenidos porque, de no ser capaces de hacerlo, deseamos con todas nuestras fuerzas que el equipo les haga caer (otra vez) del caballo, siempre negro.

Épicas aparte, tampoco verán en la portada de Marca alusión alguna al arbitraje en el "pésimo partido del Madrid en Wolfsburgo". Repetimos: ¿qué será eso de la realidad, queridos galernautas? ¿Se puede "informar" del partido de ayer sin destacar convenientemente la influencia de algunas decisiones arbitrales? No, rotundamente no. ¿Es eso necesariamente mera queja o llanto? Tampoco, aún más rotundamente tampoco. ¿Cuesta tanto asumir que se puede conciliar la crítica al equipo, la decepción por la impotencia demostrada y su mal juego con la denuncia del trato arbitral? Francamente, queremos creer -con el mismo ahínco que queremos hacerlo en la remontada- que aún queda inteligencia capaz de entender que ambas cosas son posibles a la vez, bien sea para hacer una portada como la de As, que nos elimina de Europa, bien sea para alentar a la remontada, como hace Marca.

Y ya que hablamos de inteligencia, qué mejor que referirnos a la portada de Sport, casi siempre un derroche de mesura y doctos razonamientos. Al parecer, el diario catalán ya tenía anoche preparada su portada de hoy, con Luis Súarez como protagonista, ese jugador últimamente refractario a las tarjetas rojas. Pero, claro, el Madrid pierde en Wolfsburgo y Sport no puede evitar la tentación de volver a comportarse como un periódico pequeño y parar rotativas para que la portada definitiva se convierta en la enésima prueba de madriditis aguda. Tiene que hacer mucho frío dentro para que uno se pase todo el día mirando hacia fuera. Qué inhóspito, amic, qué terreno yermo no te cansas de exhibir sin el más mínimo de los rubores, aunque con el mayor de los complejos. Si algún día precisas de una manta que proporcione algo de calor, o acaso de un caldo casero y una vivificante fogata, no dudes en pedirlo. Nuestro deber es el auxilio, sobre todo hacia quien cree hacernos algún daño cuando en realidad nos ensalza y nos da lástima.