Jaén. Escaleras de acceso a las instalaciones de Diario JAÉN. 6 de mayo de 2022. Día siguiente a la vuelta de las semifinales de la Champions League: Real Madrid 3-1 Manchester City. El conjunto inglés se puso por delante, pero Rodrygo Goes, que salió del banquillo en la segunda parte, marcó sendos goles en los minutos 90 y 91 para mandar la eliminatoria a la prórroga, en la que los blancos sellaron el pase a la final.
El día posterior a una remontada y consecuente pase a la final de la Champions es siempre un día balsámico, un día en el que se miran las cosas desde un prisma positivo por adversas que parezcan. Por ejemplo, hoy no hace calor, sino tiempo de terraza; yo no dudé de Rodrygo, simplemente me dolía que atravesara una mala racha; yo no soy un escritor mediocre aunque mis textos pasen desapercibidos, lo que pasa es que todavía no me he puesto en serio a escribir una novela. Por supuesto, todo ello es un gran espejismo que desaparecerá, como muy tarde, mañana. La más absurda de estas tres reflexiones es la última, sin duda. Desde siempre se ha considerado el novelístico un género superior, de mayor empaque que el resto, y esa creencia de que uno no se doctora como prosista hasta que no escribe su primera novela sólida sigue estando aún muy extendida, pero es estúpida: un escritor vulgar seguirá sumido en la intrascendencia ya escriba una o cien novelas. Borges, el maestro del relato, el maestro de todos -cuentistas, poetas y novelistas- confesó en una entrevista que nunca escribió una novela por dos razones: una, por holgazanería; la otra, derivada de la anterior, porque su inseguridad le obligaba a revisar sus textos continuamente, y esa labor de corrección era más sencilla en un cuento por su mayor brevedad. Es una reflexión henchida de pragmatismo y desprovista de toda magia: para qué emplear trescientas páginas en contar algo si se puede condensar todo en diez. Desde luego, yo no concibo 'El jardín de los senderos que se bifurcan' dilatado hasta alcanzar niveles elefantiásicos, pero es cierto que tampoco soy capaz de imaginar 'Los detectives salvajes' reducida al uno por ciento. Hay historias nacidas para la concisión y otras que sólo tienen sentido entregadas a un extenso proceso madurativo. Donde la literatura es el fútbol, Guardiola es un novelista y el Bernabéu es el paraíso del microrrelato.
Toledo. Inmediaciones del campo de fútbol del Arroyo. 23 de abril de 2024. Día del libro.
Le cuento a mi amigo por wasap que acabo de terminarme un libro de Agatha Christie, una lectura sencilla y nada profunda, un mero entretenimiento para orear la cabeza. Él, cuyo hábito lector es pobre, me confiesa que no tiene ni idea de quién se trata esa señora. Yo le explico que Agatha Christie es una de las grandes referentes históricas del misterio y de la novela problema, la maestra de los finales, pero añado -aun consciente de que a él esto le interesa poco- que, hace tiempo, detecté que en sus obras se abusa de repetición de esquemas, que muchas veces cuenta historias casi idénticas en las que sólo varían los nombres de algunos personajes. Mi amigo me pregunta que, entonces, por qué sigo leyendo a esa mujer, si, total, tiene que ser como leer muchas veces lo mismo. "El caso es que siempre me engancha", le contesto.
Madrid. Estación de Atocha-Almudena Grandes. 9 de mayo de 2024. Día siguiente a la vuelta de las semifinales de la Champions League: Real Madrid 2-1 Bayern de Múnich. El conjunto alemán se puso por delante, pero Joselu Mato, que salió del banquillo en la segunda parte, marcó sendos goles en los minutos 88 y 91 para sellar el pase a la final de los blancos.
Llevo toda la noche de ayer y todo el día de hoy sin recibir ni un sólo mensaje de mi amigo. Y es raro, siendo madridista como yo y habiendo pasado lo que ha pasado hace unas horas. He ido a trabajar con cierta resaca emocional por el partido. Al principio, por la mañana, he pensado seriamente en llevar puesta la camiseta de anoche, aunque he reculado en el último momento: no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Se me ocurren pocas palabras para describir el día, pero, ya se sabe: a veces basta hablar poco para decir mucho. La primavera parece más primavera y el mundo parece más primavera, dejémoslo ahí. Ya en pleno anochecer, nada más subir al tren de vuelta a casa y acomodarme en el asiento, recibo en el móvil una notificación: mi amigo acaba de enviarme, por fin, un mensaje. Desbloqueo el teléfono, intrigado, y abro el wasap. Sólo me ha escrito una frase:
-A esa tal Agatha -me pregunta-, ¿desde cuándo le dejan el Bernabéu para escribir?
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Pero qué bendita maravilla.
Borges, Agatha Christie y el suspense de la Champions, enorme texto. Otra de esas delicatessen que solo encuentras en La Galerna.