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Descartes filosóficos de la Liga

Descartes filosóficos de la Liga

Escrito por: Hank5 octubre, 2023
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El aficionado futbolero de este país ya debe de haber perdido la capacidad de asombro ante los sucesivos y ya innumerables signos de corrupción que asoman en cada uno de los estamentos que gobiernan con nula credibilidad el deporte rey en España (caso Negreira, caso Soulé, límite salarial, palancas, Rubiales y Piqué…). El penúltimo escándalo lo ha protagonizado el que probablemente es el verdadero dueño de la liga en la sombra, Jaime Robles (en algún momento de los 80 cambió su nombre por aquel que les sonará algo más, Jaume Roures), al reconocer públicamente, ni corto ni perezoso, que la palanca por la que el año pasado el Barcelona pudo inscribir a sus fichajes, aquella por la que la empresa de Roures debió pagar 100 millones de euros (40 el primer año), es lo que cualquier persona cabal pudiera pensar en su momento: una farsa. Un juego de sombras para engañar a los necios que quisieran ver la realidad en las mismas en lugar de las sonrisas y apretones de manos cómplices entre el presidente de la liga, el del Barcelona y el de Mediapro.

Según Jaume, él cumplió fielmente su parte del contrato estipulado entre el club azulgrana y el dueño de Orpheus Media al aportar únicamente 10 millones de euros en lugar de los 100 que había publicado en su comunicado el club de la ciudad condal. Uno que ya está cansado de ver al Barcelona pasarse las leyes por el arco del triunfo podría haber mirado en su lugar a la liga en busca de una explicación coherente para la enésima tomadura de pelo al aficionado español si no fuera porque esta realizó un comunicado (lamentable, en opinión de un servidor) con el que se desmarcaba cual delantero cayendo al área para, con mucho texto y poca vergüenza, asegurarnos que todo estaba bien porque sobre el papel todo se veía bonito y según el auditor y los socios del FC Barcelona todo estaba en orden. ¿El dinero? En algún lado estará porque eso decía el papel.

Todo aquel que ame a este deporte y a su equipo tendría todo el derecho del mundo a sentir (y expresar) su indignación e ira en los grados en los que cada uno estime conveniente, pero está siendo bastante curioso observar la filosofía con la que se lo están tomando los diferentes protagonistas y espectadores de estos acontecimientos.

Empezamos con los madridistas, que, lejos de quedarse contemplando ese juego de sombras que mostraba el fútbol español, decidieron iniciar a través de datos estadísticos, saldos arbitrales y recortes de periódicos antiguos su particular búsqueda de la verdad, saliendo de esa oscura cueva que es el fútbol patrio y cuanto le rodea en un ejercicio que habría enorgullecido al mismísimo Platón.

Los madridistas decidieron salir de esa cueva oscura que es el fútbol patrio en un ejercicio que habría enorgullecido al mismísimo Platón

Por contra, tenemos al barcelonismo, que sigue contemplando las sombras aferrado a un negacionismo absolutista que les hace repetir continuamente los estigmas que se le han ido inculcando casi desde que nacieron: el centralismo del fútbol con sus correspondientes favores al equipo de la capital, el franquismo del Real Madrid y el victimismo como forma de vida. Es realmente paradójico observar el comportamiento del culé medio frente a la exposición de determinados hechos en función de a quién afecten los mismos. Cuando apuntan hacia el Real Madrid, tomemos los arbitrajes favorables como ejemplo, la información es irrefutable y no hay declaraciones o informaciones que les hagan cambiar de opinión. Cuando sobre el Barcelona no hay sospechas sino pruebas expresas como los pagos a Negreira, el culé duda hasta de su sombra, exigiendo hasta la grabación del momento en el que Negreira recibió un pesado saco con el símbolo del dólar de manos de algún presidente culé, dejando a Descartes en un mero principiante de su propio Método Cartesiano (“se duda de cada idea que pueda ser dudada”).

Divergente perspectiva es la que ofrece su actual presidente, Joan Laporta, que vive sumido en una espiral infinita de carpe diem a través de la patada hacia delante que ha dado con su presidencia al futuro del FC Barcelona. Lejos de generarle estrés o preocupaciones al presidente blaugrana, su sorprendente reacción frente al aluvión de escándalos y polémicas que rodean al club ha sido digna de Epicuro, adoptando un hedonismo extremo que, si bien no vive acorde a las leyes de la realidad, permite a Joan ser probablemente la persona más feliz del mundo a pesar de su convulsa vida.

Jan ante la prensa

Por su parte, Tebas ha abrazado la filosofía de Schelling y ha hecho suya la indiferencia del pensador alemán. El Barça pagó a Negreira, sí, pero ¿y qué?, ya prescribió. Las palancas han resultado ser fraudulentas también, pero ¿y qué si lo han sido? Algo parecido dijo en su día Villar, otro gran exponente del pensamiento indiferente hoy comúnmente conocido, y perdónenme la ordinariez, como sudapollismo, y nadie puso el grito en el cielo. Bueno, los madridistas, pero somos fáciles de ignorar para el resto del mundo.

En el amplio y ruidoso lado del antimadridismo se hallan, comandados orgullosamente y bajo la lluvia por el Atlético de Madrid, los estoicos. “No podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar lo que pensamos sobre estos eventos”. Los estoicos se caracterizan por aceptar los hechos y no querer hacer desaparecer el dolor, sino cambiar la perspectiva del mismo. Un ejemplo práctico: si el Barcelona le paga durante décadas al vicepresidente del CTA la reacción lógica de un estoico, en lugar de volcarse iracundo contra el club que ha perpetrado el crimen,  puede ir desde sacar un comunicado por una amarilla no sacada a un jugador del Real Madrid hasta cantar “así, así, así gana el Madrid” por un saque de puerta favorable al conjunto blanco. Aunque en los últimos años dentro del antimadridismo se puede meter en el mismo saco a prácticamente todos los equipos de primera división salvo el Español (curiosamente ahora en segunda) y alguna que otra honrosa excepción, el momento actual demanda que saquemos de esta ecuación al Sevilla FC, cuyo presidente al menos sí que está teniendo la reacción coherente que exige un escándalo como el que rodea al FC Barcelona.

Tebas ha abrazado la filosofía de Schelling y ha hecho suya la indiferencia del pensador alemán. El Barça pagó a Negreira, sí, pero ¿y qué?, ya prescribió. Las palancas han resultado ser fraudulentas también, pero ¿y qué si lo han sido?

La sociedad española se ha acostumbrado tanto a los escándalos de esta liga que ya los ha asimilado como algo natural. En esta línea se expresa el antropólogo Steven Erikson en el segundo volumen de su colosal saga El libro de los caídos: “La maldad crece como un cáncer en todas y cada una de las organizaciones, humanas o no. Y la maldad va en aumento. Todo mal que uno tolera acaba por convertirse en habitual. El problema estriba en que es más fácil acostumbrarse al mismo que erradicarlo”. Esta cita, que no se refiere a la liga española, pero no es descartable que la inspirara, refleja el actual estado de necrosis del fútbol español. La sociedad, con el inestimable empujón de una prensa cómplice a los estamentos que gobiernan el fútbol, se ha acostumbrado a tolerar lo intolerable y a no rendir cuentas a los escándalos que se iban sucediendo. Ahora es demasiado tarde, pues son esos estamentos y sus dirigentes los que se han acostumbrado a que no se les exijan dimisiones o explicaciones coherentes a sus irregularidades. Se sienten con ese derecho que creen que la sociedad les ha dado y no parece que la situación vaya a cambiar.

Un deporte como el fútbol, que debería regirse por leyes tan neutrales e igualitarias como el imperativo categórico kantiano (“obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza”) se encuentra ahora en un estado tan pútrido que algo tan puro y neutral como dicho imperativo no tiene cabida en él. Quizá la solución para el fútbol sea la amputación del tejido necrosado o quizá también sea demasiado tarde para eso. Quizá la solución para el Real Madrid sea marcharnos a la Premier, como propone nuestro Athos; crear la liga Habsbúrgica, como propuso Luis Montero; o la liga Mediterránea, como propuso un servidor. O quizás alguien más inteligente que todos nosotros, más cercano a lo divino que a lo humano, ya haya reflexionado sobre todo esto mucho antes que nosotros. Quizá esa persona ya hace tiempo que aplicó incluso las vías de Santo Tomás para alcanzar la verdad y proponer una solución que librara al fútbol de la corrupción y estableciera un modelo deportivo más limpio y justo para los equipos. Quizás todavía haya esperanza. Residiendo, como en el caso Negreira, no en el fútbol,  sino en los tribunales.

 

Getty Images.

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3 comentarios en: Descartes filosóficos de la Liga

  1. Ante tantos agravios comparativos, ataques institucionales y particulares, injusticias arbitrales, relato falso e interesado y escándalos que pasan sucesivamente sin consecuencias y que perjudican al Real, los sentimientos que afloran en los madridistas, con razón, son indignación, rabia, desaliento, frustración.

    El otro día Antonio Valderrama se preguntaba ¿Qué hacer? en un excelente artículo de este portal dando opciones de actuación al aficionado raso, sin acceso directo al Bernabéu, para combatir la situación.

    El manifiesto en 5 puntos que se desgrana al final del artículo puede llegar a dar consuelo moral a algún seguidor que lo ponga en práctica. En cuanto al efecto de esas acciones en beneficio de la institución, ya me genera más dudas.

    Personalmente, y en busca de consuelo, me pregunto si realmente sería bueno buscar una mejora en esa situación.

    Entroncando con la temática filosófica de este artículo de Hank, Nietzsche (sin ser santo de mi devoción en la mayoría de su pensamiento) tiene una frase en la que se puede encontrar un poco de consuelo para un madridista frustrado:

    "Lo que no te mata te hiere de gravedad y te deja tan apaleado, que luego aceptas cualquier tipo de maltrato y te dices a ti mismo que eso te fortalece."

    Dado que matar al Real Madrid, por muy grandes que sean los ataques, es prácticamente imposible (o eso quiero creer), la anterior frase me hace, paradójicamente, desear que esos ataques no paren.

    Cada injusticia no resuelta, cada agravio, cada calumnia, se puede considerar como un martillazo más en esa "Forja de la Gloria" (gloria a don Antonio allá donde esté) que ha hecho del Real Madrid el acero más puro que la historia del deporte haya conocido.

    Cada triunfo en esas condiciones, desde la 14 a un partido de fases previas de la copa del Rey, adquiere un valor extraordinario, que a su vez fortalece a la institución y la lleva a buscar más triunfos.

    Todo esto me digo a mi mismo cuando me invade la frustración. Entiendo que a otros esto no les sirva y busquen legítimamente una situación en donde el Madrid luche en igualdad de condiciones.

    Personalmente, ya que he desistido de creer que se va a tratar con justicia al Real, pues nada, que nos ataquen por todos los flancos injustamente para seguir ganando una y otra vez.

    1. Hace poco llegué a una conclusión similar, Walter. El madridismo lleva cierto tiempo sufriendo mucho desgaste para defender al club de semejantes y constantes ataques, pero lo que verdaderamente hace daño a estos sinvergüenzas son nuestras victorias en el verde.

      Nos podemos romper la cabeza y perder el tiempo con argumentos coherentes e informaciones o estadísticas que verifican nuestra verdad y refutan sus mentiras. Les dan absolutamente igual. Van a permanecer en su mundo de amoralidad e indecencia y nunca nos van a conceder la razón, pero mientras que a nosotros nos dan rabia estas calumnias e injusticias, a ellos les matan nuestros triunfos. Al final, Florentino tiene razón al prestar tan poca atención al ruido mediático y centrarse en lo deportivo. Es verdaderamente lo único que cuenta.

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Lamine Yamal es muy joven.

Enormemente joven.

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En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

La explicación completa, aquí

👇👇👇

Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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