La vida del gran futbolista brasileño alcanza tintes delibesianos
No parecía haber en el Ronaldo Nazario de los inicios asomo de carnavalismo. Como espectador, yo lo recuerdo en Eindhoven casi como si fuera un oriundo. Luego fue al Barsa, donde puso a punto la locomotora y pudimos ver cosas como aquel gol al Compostela, que fue como ver al Eugene Gant de Thomas Wolfe llegar a la Universidad en treinta segundos. Él no estaba bien allí porque era madridista, aunque puede que entonces no lo supiera. Algo así como ser un artista contenido. Con un runrún interno, un no sé qué como de estar dentro de un armario.
Ronaldo salió de allí para Milán y en el ínterin se perdió. La gran e incierta aventura de la maduración. El tendón rotuliano lo bajó de su propio tren, por dos veces (en realidad descarriló violentamente), y pareció que allí, por aquellos suelos, se quedaría la antigua y poderosa locomotora que podría haber parado en los bosques de Varykino para llevarse al Doctor Zhivago lejos de su esposa y de Lara. No se fue Ronaldo precisamente a penar por toda Rusia (aunque penaría, ¡y cómo! con esos dos raíles por soldar) hasta que llegó el Madrid para hacerse inesperadamente con la máquina usada.
Ronaldo fue jugador del Madrid de madrugada, como si hubiera sido un parto sobrevenido y difícil
Fue aquel un ejercicio de audacia del que Jorge Valdano, por entonces el hombre fuerte del Real Madrid, presumió (probablemente con razón) tras horas de intensas negociaciones. Ronaldo fue jugador del Madrid de madrugada, como si hubiera sido un parto sobrevenido y difícil y Valdano el henchido y agotado doctor feliz que ha conseguido llevarlo a cabo y anunciarlo. Era la época del nacimiento de la galaxia, que parecía no tener fin por unos y otros medios. Aquel Ronaldo renqueante, aunque sano, era la esperanza y el miedo en todas sus acepciones.
Y aquel Ronaldo, además, ya venía de vivir la vida, el sufrimiento y también el carnavalismo, lejos ya de Eindhoven y Barcelona. Tenía ya instalada la sonrisa en el rostro anchuroso como una llanura castellana donde caben los páramos y los bosques y los cerros. Era Ronaldo hecho y derecho. Era el Ronaldo que prometía ser, aunque no lo parecía. Vestido de blanco, de pesadilla azulgrana, Ronaldo llevaba orgulloso su nueva complexión que siempre fue más mental que física.
A Ronaldo le llamaban “el gordo” cuando tuvieron que llamarle “el completo”. La completitud de Ronaldo ya era definitiva, y aquellos años madridistas fueron lo mejor de su vida deportiva. Lo que necesitaba. Lo que buscaba. Esa combinación de ciudad y equipo perfectos a la que se refería en la entrevista que precisamente le hizo Valdano, fue la culminación de sus deseos esenciales y la confirmación de su destino y el del Real Madrid como el Equipo Prometido.
Ronaldo Nazario, quién lo diría, es una gran novela castellana en construcción
La sabiduría del gran Nazario así lo dice. El talento inconmensurable llevado a las llanuras holandesas, casi como King Kong a Nueva York. Un King Kong bueno, aplicado. El joven e inexperto prodigio que tenía que ver y vivir fuera de la aldea y descubrir el mundo por sí mismo para llegar a Madrid y luego vivir ya para siempre con Madrid y con el Madrid metido en el cuerpo y en el espíritu. Un espíritu que iba a hacerse como el de Delibes, quién lo diría, dirigiendo el Valladolid como dirigió el escritor El Norte de Castilla, esa antesala de la gran ciudad que fue para tantos, como para Umbral.
Ronaldo Nazario se ha ido a los orígenes de Madrid, se ha ido a Castilla para seguir siendo, para acabar siendo el Ronaldo Nazario que le falta con toda esa sonrisa imborrable y con todo el carnavalismo y la alegría y la historia y el madridismo bulléndole por dentro. Una gran novela castellana en construcción (un Work in Progress Joyceano), El Camino (de Ronaldo), cuyo penúltimo capítulo, quién sabe, pudiera ser la inesperada presidencia del club de su vida, tan inesperado y rutilante como fue su fichaje estelar y después su gloria.
Fotografías Getty Images.
Compostela, fue el gol al Compos, no al Celta.
Cierto, no deja de ser un error mínimo en un artículo exquisito.
Saludos blancos, castellanos y comuneros
Intento ser positivo, especialmente con la Galerna -aunque se empecinen en no publicar mi comentario sobre baloncesto-, así que creo que el gazapo de Celta por Compostela ha sido un ardid para , más que ponernos a prueba, sondear si somos atentos lectores.
Gran futbolista , gran follador y gran tipo , Ronaldo el completo.
Sí. Exquisito. Felicidades.
Yo siempre he sido algo más crítico con Ronaldo. Jugó muy bien en el Real Madrid, aunque ya estaba en modo descarado de economía de esfuerzos.
Lo malo es que los 5 años de Ronaldo se saldaron con una Liga y nada más. Increíble.