Los infaustos meses de verano en los que el Madrid, ese acompañante vital tan necesario, nos deja a merced de la alienante rutina propician reacciones insospechadas. Uno deambula apático, un punto irascible, incapaz de soportar con elegancia el pegajoso calor, con una leve sensación de ausencia acaso un tanto vergonzosa. En ninguna otra época se antoja tan deseable el irrisorio soma de la prensa deportiva, y en ningún otro momento ésta aporta contenido de menor enjundia. De modo que termina resultando inevitable perderse en abstracciones y soliloquios un poco absurdos, estirando cualquier detalle mínimamente noticioso, como canes famélicos que roen un hueso sin demasiado atisbo de tuétano.
Sí he de admitir que hay algo que va a provocar la llegada del polaco a la ciudad condal. Se trata de una inevitable punzada de melancolía. Porque Robert siempre se dejó querer
La —no por anunciada menos sorprendente— llegada de Lewandowski al Barcelona, por ejemplo, se convierte así en un debate amplificado acerca de la viabilidad de las cuentas culés, de su huida hacia adelante con la venta de patrimonio, de las reglas del límite salarial y los diferimientos… En mi caso, confieso mostrarme ajeno respecto a tan apasionantes disquisiciones; aunque sí he de admitir que hay algo que va a provocar la llegada del polaco a la ciudad condal. Se trata de una inevitable punzada de melancolía. Los humanos solemos caer en la trampa de juguetear con los “y si…”, y Lewandowski, durante muchas temporadas, constituyó para el madridismo un atisbo de una promesa futurible; una expectativa ciertamente inconcreta, sí, pero con ese componente paliativo que nos aportan los espejismos consistentes en una puerta abierta. No hace falta ser tan neurótico como Julia Roberts en La boda de mi mejor amigo para sentir un pinchacito cuando el paso del tiempo limita nuestras posibilidades. Porque Robert siempre se dejó querer, igual que el personaje de Dermot Mulroney en la mencionada película hasta que decide casarse con Cameron Díaz, e incluso los egos menos frágiles y vanidosos lamentan perder la posibilidad de una alternativa cómodamente instalada en el subconsciente.
Un análisis racional, no obstante, no debe permitir excesivos duelos. Nunca las condiciones materiales y de oportunidad fueron del todo propicias para la incorporación del polaco. Desde luego, no con la presencia de Cristiano Ronaldo en la plantilla, pero ni siquiera ahora. No solo porque uno sea tan benzemista que hasta destacaría por ello en mitad de Lyon, no es el único motivo. El crecimiento de los brasiniños, arriesgadas apuestas del club que el año pasado al fin empezaron a dar frutos auténticos, supone un argumento de peso para contraindicar la llegada de semejante gallo, que modificaría decisivamente el reparto de los roles. En todo caso, podría discutirse el papel de Hazard, pero objetivamente habrá que admitir que Lewandowski difícilmente abandonaría su estatus de estrella en Baviera para partir desde el banquillo. Y este repaso en busca de un hueco en la línea atacante del Madrid nos lleva a la otra patata caliente del verano, de momento sospechosamente silenciada. Hablo, claro está, del futuro de Marco Asensio.
Con Asensio, la afición se debate entre una venta que obligue al club a fichar otro atacante o la concesión de la última oportunidad, aun a riesgo de permitirle una marcha gratis y un poco por la puerta de atrás el próximo junio
El mallorquín representa uno de los mayores enigmas blancos del último lustro. Sus inicios fulgurantes, marcando goles —¡y qué goles!— en todas y cada una de las competiciones en las que debutaba —desde aquel zurriagazo al Sevilla en la Supercopa de Europa hasta aquella limpieza de telarañas en el Camp Nou en la otra Supercopa, pasando por sus estrenos en Liga, en Copa y en Champions— lo convirtieron en la promesa más sugerente del panorama español. Y, sin embargo, nunca terminó de cuajar. Sus violentos disparos, chispazos tan impresionantes como esporádicos, nos obnubilaban lo bastante como para pasar por alto, al principio, la falta de continuidad. La boca se nos abría tanto tras cada golazo que la maniobra mandibular de cierre tardaba lo suficiente como para darle tiempo a inventarse el siguiente truco, después de varios encuentros de sesteos poco aceptables. Aunque, poco a poco, el confeti dejó paso a cierto runrún. La coartada de la juventud le sirvió para justificar un tercer año, el que se preveía como el de la consagración, verdaderamente decepcionante, y el verano previo a su examen final se rompió el ligamento de la rodilla, permaneciendo 330 días en el dique seco. Su vuelta lo consolidó como un futbolista irregular, alguien que no acababa de encontrar su sitio y que daba la sensación de que tampoco se torturaba mucho buscándolo, aferrado a un arma singular que provocaba un punto de inquietud en la grada al mantenerlo en el banquillo: “¿estaremos desperdiciando una pierna izquierda tan valiosa?”. Por desgracia para Marco, desde entonces hasta hoy se ha demostrado incapaz de disipar esas dudas.
A falta de unos meses para concluir su contrato, la afición se debate entre una venta que obligue al club a fichar otro atacante o la concesión de la última oportunidad, aun a riesgo de permitirle una marcha gratis y un poco por la puerta de atrás el próximo junio. Parece el tipo de culebrón que se alarga durante todo el estío y revienta cualquier viso de planificación deportiva razonable. Personalmente, dado que de nuevo se enfrentan el corazón y la cabeza en esta diatriba, asumiré la decisión que se tome sin excesiva crítica. Al fin y al cabo, llegados a este punto, me conformo con que el Madrid vuelva de una vez por todas y nos rescate de estos ensimismamientos veraniegos más desasosegantes que productivos. Para que luego hablen, ay, de la falta de humildad del madridismo.
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Una diatriba es un discurso o escrito violento contra algo o alguien. Supongo que querías decir "dilema".
No, quería decir exactamente diatriba, en tanto la parte del texto que habla de Asensio consiste en un cuestionamiento de su carrera en el Madrid.
Pues en ese caso, mis disculpas.
No son en absoluto necesarias. Al contrario, por mi parte agradezco que los lectores lo sean en profundidad, busquen los matices y opinen, 🙂
Pues yo a Asensio trataría de renovarle con un acuerdo verbal de dejarle marchar la próxima temporada o siguiente etc a un precio inferior a su cláusula si el jugador no acaba de jugar lo que quiere y así el Madrid se gana un dinero y controla a que equipo seva, si se queda este año yo lo pondría de recambio de Benzema antes que Hazard que es lo que se está diciendo.
Eso si, renovación sin subida salarial que tampoco se la ha ganado.
No es mala idea, aunque el Madrid no firma ese tipo de cláusulas. El caso es q Asensio es, junto a Rodrygo, el único q puede jugar en banda derecha y ahora mismo no hay muchas opciones para fichar ahí. O vienen con mucho dinero o yo me lo quedaba.
Un par de millones no van a ningún lado, pero malos tiempos dar el golpe a equipos n
bregados .
Ahora nos enteramos del valor de mercado real de Garet. Ha pasado de 15 o 17 , a uno y medio.
Cuatro años a cuerpo de rey .
No me extraña que el Real Madrid haya cortado el grifo.
El que quiera aventura sin límite que se busque otro barco.
Ahora el colega de Abellan esta vendiendo medios jugadores la mitad de kubo, la mitad de Miguel Gutiérrez, va a vender la cantera entera pero a medias, para que pase como con Etto que vendio la mitad y luego la otra mitad al Varsa, lo que tiene que hacer es liquidar la cantera de futbol y baloncesto y alquilar Valdebebas a equipos de la comunidad de madrid, el caso es hacer negocio porque además ningun equipo de España vende jugadores al Madrid
Si nos dan 20 millones por Asensio lo consideraría como un triunfo, un regalo.
Con un lazo.
El caso de Asensio tiene tanta miga como el de la rubia platino , visto por Sabina y tocado por otro colchonero . Es un capítulo más de un culebrón en el que siempre falta una ficha. Un puzzle que siempre se quedará cojo.
Los dimes y diretes de este capítulo que vivimos tienen incluso semejanza con los últimos estertores de " Cuéntame" , con la intervención sin aparecer en pantalla de Ramoncín. O con la crítica de su máximo protagonista a la mano que mece su cuna o pesebre,vaya usted a saber.
Lo último aportado por Marco y por el Real Madrid( aunque lo del Real Madrid es un rumor sin confirmación ) nos deja de nuevo con el puzzle sin terminar y llega la hora de bajar a la playa, porque los niños se ponen nerviosos y la parienta lleva media hora ya echándose crema.
Lo de Asensio está muy claro, desgana. " Me puedo quedar un año". Nunca un superclase tiraría un año por la borda y esto se lo podemos aplicar también al francés deseado, no por mí, que los tira a pares . Ya dijo que no el francés ,dos veces, pues a otra cosa. Me gustaba más la fe sin barco, pero con honra, de Lewandosky.
Por otro lado Carletto siempre se ha expresado en el sentido de querer contar con Marco , dentro de un orden. De darle la titularidad , tampoco. Tiene dos perros de presa enfrente
( Valverde y Rodrygo) dispuestos a morder por cada minuto.
Esta puede ser la ficha final . Sabemos que el francés deseado apostó dos veces por la cartera llena y negó al Jesucristo del fútbol. El amor de sus sueños se desvanecía una vez más cuando llegaba una carroza presidencial llena de barriles de oro a su puerta.
Será o no será que el Real Madrid no le ofrece la renovación a Marco. Aquí ya tenemos otra pieza que se escurre por la terraza a la hora de la merienda.
No está mal que después de tanto culebrón veraniego de los azulgrana , los madridistas tengamos la continuación del nuestro .Quizá de más enjundia , si lleva en antena tanto que prometiese ser eterno.Incorporado sin remedio y melancólico como el de la memoria histórica del Imanol televisivo. Me gustaba más El Lute.
Pase lo que pase , Marco será una víctima de sí mismo.Un jugador de sus características no puede ser solidario y él cuando coge el balón lo entrega para que se lo devuelvan y seguir tejiendo sueños. El balón se escurre como una pieza por la alcantarilla .
Parece que hasta él mismo se sabía el guión completo.
Cuando le preguntaron el día que fue presentado de blanco si pensaba que podría llegar a jugar en el Barcelona , contestó sin darle importancia a la pregunta con un : "Todavía es pronto para eso".
Todavía le queda por delante media carrera. Lo que no sabemos es si al otro lado hay alguien esperando . Si son conocidos o desconocidos . Si va , viene o se queda .
El puzzle sigue sin terminar y la playa me espera.