A estas alturas a nadie se le escapa que el Real Madrid es una forma de vida. Y, como tal, tiene sus símbolos: la camiseta blanca, el espíritu de Juanito, don Santiago Bernabéu y el estadio que recibe su nombre, escenario donde todo es posible.
Esta temporada, fruto del anhelo de Florentino Pérez, Chamartín quedará totalmente irreconocible tras una obra que, más que una remodelación, es una colosal refundación. La inauguración y su pleno rendimiento, como quiera que el destino gusta de establecer conexiones, se producirá 70 años después de la gran ampliación ideada por Santiago Bernabéu, un momento clave para el estadio y el club. Recordemos cómo fue.
Esta temporada, fruto del anhelo de Florentino Pérez, Chamartín quedará totalmente irreconocible tras una obra que, más que una remodelación, es una colosal refundación
Después la tourneé que llevó al Madrid a jugar en campos de barro por Moncloa, en Nuevos Ministerios, O’ Donnell (el primer campo respetable, con capacidad para 700 personas) y en el Velódromo de Ciudad Lineal (que podía albergar a 8.000 personas, pero carecía de buenas comunicaciones), finalmente el club adquirió los terrenos conocidos como la Esquina del Bernabéu, donde antaño estaba un centro comercial y en la prehistoria una piscina. Se quería un estadio propio e imponente. Nada de compartirlo, como hacía el Athletic de Madrid con el Racing Club de Madrid y el Unión Sporting. Sólo con independencia obtienes la grandeza.
Con la llegada de Santiago Bernabéu a la presidencia, llegó el primer punto de inflexión. Visionario y testarudo, el de Almansa tenía cristalino que el fútbol iba a convertirse en un deporte de masas y que el Real Madrid tendría que liderarlo, por lo que necesitaba un campo más grande. Era 1944 cuando, gracias a los préstamos de los propios socios del club (las emisiones se agotaron el mismo día de sacarlas), se inició la obra que culminaría en 1947 con el traslado de Chamartín a la posición que ocupa actualmente, en paralelo al Paseo de la Castellana.
Si en algo gusta de compararse Florentino con don Santiago es en su idealista ambición. Para ambos, el Real Madrid no puede conformarse con adaptarse a los tiempos, sino que ha de capitanearlos
Si en algo gusta de compararse Florentino con don Santiago es en su idealista ambición. Para ambos, el Real Madrid no puede conformarse con adaptarse a los tiempos, sino que ha de capitanearlos. Así, consciente de que la ciudad crecía y de la necesidad de dar un salto de calidad al equipo, en 1952 Bernabéu decidió acometer una gran ampliación que terminó dos años después, justo 70 antes de que el sueño de Florentino luzca a pleno rendimiento.
La obra fue de aúpa. Hasta entonces, en Padre Damián sólo había un grada, por lo que se elevaron tres anfiteatros y se pasó de 75.000 espectadores a 125.000, todo un referente europeo en la época (se alcanzó a Wembley en capacidad). El 19 de junio, un día antes de la final de Copa, se estrenó con toda la pompa y la expectación posible. El Real Madrid, que presentó todas sus secciones ante un abarrotado estadio, se impuso por 5-4 al Athletic, uno de los grandes del momento. “Bernabéu, cada vez que agarraba plata, la convertía en cemento para hacer más plata”, decía Di Stéfano de la filosofía de su presidente.
Precisamente, el hispano-argentino llegó esa temporada 53-54 tras un culebrón del calibre del de Mbappé, pero con el Barcelona de por medio, que siempre aporta más picante. El Real Madrid, que sólo había ganado dos Ligas hasta entonces, arrastraba además una sequía de 20 años sin levantar el título. 14 temporadas estuvo el equipo sin oler la gloria del campeonato nacional desde la llegada de Franco. Así que las falsas leyendas, a otra ventanilla. Pero no nos desviemos.
El estadio más grande de España, Di Stéfano… ese tenía que ser el año y lo fue: se conquistó la Liga por delante del Barcelona y el Valencia (campeón de Copa esa campaña) y don Alfredo logró el Pichichi (29 goles). Fue el preludio de la primera época dorada del club de Chamartín, la de las cinco Copas de Europa consecutivas. ¿Sucederá esta vez como hace 70 años y la remodelación del estadio traerá grandes éxitos al equipo?
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Florentino ya solo por los dos proyectos, el primero al llegar a la presidencia el de la nueva ciudad deportiva junto con la recalificación de la antigua para hacer las torres con lo que pagar la deuda que tenía y ahora la reforma del estadio para (aparte de modernizarlo) aumentar los ingresos ya se merece todo el reconocimiento de los aficionados del Madrid, solo un presidente con una amplia experiencia en lo más alto de una gran empresa de construcción a nivel internacional lo podría haber hecho.
Luego ya en otros aspectos deportivos y no deportivos habrá tenido sus luces y sus sombras pero al César lo que es del César.
Quizás ganar seis copas de Europa, algún Supercopa, Mundial de clubes y las ligas/copas de España que los corruptos no han podido impedir, .. quizás decía, es un poquito injusto de calificar cómo " luces y sombras".
No hay nadie infalible, yo digo mis sombras.
No renovar a Del Bosque para traer a Queiroz.
Irse a mitad de temporada como un cobarde cuando vió que era incapaz de reflotar la plantilla y la marcha de la temporada en vez de esperar al final de la misma en 2006.
Fichar a Mourinho y darle plenos poderes, aunque muchos lo veis como un gran madridista, Mourinho solo era un gran mouriñista como CR7 cristianista pero éste último al menos su profesionalidad intachable y su buen hacer sobre el campo le daba mil vueltas al quehacer de Mourinho en los banquillos.
La chapuza tal y como estaba planteado de la superliga (ojo yo no estoy en contra de romper con UEFA y hacer una gran liga Europea pero así de forma tan poco planificada y cutre no tiene sentido).
En tema jugadores no entro que hay aciertos y fracasos y en general los aciertos son sobresalientes, eso sí, no traerse a etoo para encima vendérselo al robalona me pareció un error de bulto.