Arbitró el alemán Daniel Siebert. Y sus compatriotas Marco Fritz y Harm Osmers estaban en la sala VAR.
Arbitraje muy europeo permitiendo demasiado el contacto. Y cuando no cortas de raíz algunas entradas duras el patio se revoluciona. La única amarilla de toda la primera parte fue para Lautaro por interrumpir un saque de banda. Para las faltas importantes, nada. Se libraron de amarilla Nacho, por reiteración, Calhanoglu, por una entrada a Casemiro en el 43', y Brozovic, por un pisotón a Nacho en el 45'. Ademas, el germano se hizo el sueco en un penalti de Skriniar a Lucas en el pico del área. Una acción que si el colegiado no señala los once metros, el VAR se inhibe al considerarla una jugada gris y de interpretación. Así pasó.
En la segunda parte sacó su vena caserilla en distintas acciones claras a favor del Madrid, como una obstrucción cerca de la frontal sobre Lucas o una entrada a Carvajal en la banda de Bastoni que ya no es que no viera amarilla sino que ni señalaron infracción. El único amonestado en el segundo acto fue Alaba por derribar a Dzeko cuando se iba en tres cuartos de campo
Daniel Siebert, MAL. Un árbitro debe mostrarse más categórico para atajar las entradas duras y el juego subterráneo y no que la primera tarjeta se viese por algo que no fue una patada.
La voz de su amo. Esto va a ser lo mínimo que nos van a hacer a partir de ahora en Europa. Los mafiouefos y su venganza por la superliga