La segunda parte de un partido espléndido del Madrid que transcurre con cinco a cero en el marcador del Bernabéu invita a marcharse para aprovechar de otra forma lo que queda del día después de haber comido bien, por ejemplo, o de haber asistido a un buen concierto. A pesar de todo, uno siempre espera en ese tipo de segundas partes encontrarse con El Padrino II, con Michael como Don y con Vito saliendo de Corleone para Nueva York cincuenta años antes escondido en el fardo de un burro. No es cine, lástima, lo acontecido en Chamartín aunque a veces lo parezca.
Aquí, en La Galerna, ya contaron los prodigios de esos primeros cuarenta y cinco minutos (los primeros cuarenta y cinco minutos de maravilla de un Madrid que enfila acelerando hacia el Mundialito como el autobús con bomba de Speed salvaba el tramo sin carretera) el cronista de turno (tenemos muchos y magníficos todos) y el Sr. Escohotado, al que yo imagino sentado a la mesa de madera bajo una cálida brisa describiendo estos partidos con lápiz sobre papel al que acompañan una botella de vino y pan y aceite en un entorno de olivos, aunque seguro que no he de irme tan lejos.
Me quedo con esa segunda parte sin noticia. O mejor, sin espectáculo de fuegos artificiales. Y quizá con la enseñanza más profunda entre observaciones de compromisos y de horizontes, pruebas de rotaciones y espacios y oportunidades para los que tienen que venir y esperan, se supone que ahí al acecho bajo el suelo como el apuntador del teatro que en realidad quiere escribir sus propias historias en vez de susurrar las de otros. Una segunda parte así es precisamente como aprovechar la tarde de otra forma, donde un amago de chilena de Marcelo es un lujo hilarante, o donde uno ve de pronto en la ondita del peinado de Nacho el logo de una start up.
lloraremos cuando cristiano ronaldo se retire dentro de diez años
Que Vallejo es un defensa de época que tapa a los atacantes en carrera nublándoles la visión y hasta su futuro reconforta. Piensen en que sus lesiones recurrentes acabarán y sucederá. Da alegría ver a Kroos marcharse, como si saliera de un largo secuestro. Tan delgado, con esos ojos hambrientos. Del mismo modo que da alegría ver salir en su lugar a Llorente o a un incipiente Redondito. Redondito 2049, como Blade Runner. Esa es la ilusión. Veo a Cristiano y siento que lloraremos seguro cuando vaya a retirarse dentro de diez años. Incluso que lloraremos antes cuando aún siga marcando goles y seamos conscientes de su dimensión, incluida la humana que esculpe igual que sus abdominales.
Será emocionante como es siempre ver salir a Modric del campo tras una nueva clase magistral de lo que significa ser un futbolista inolvidable, o eterno como el palo de Benzema, no se confundan: ese era un palo buscado con cinco a cero. Era un mohín genial. Era un disparar a los cactus o a las latas como Pascin, el pintor, impresionaba a dos señoritas delante de Hemingway en un café de París. Esa segunda parte ha sido como comprobar, ya sin los focos y el ruido, el verdadero peso de esta obra de próximo estreno en Broadway, donde la emoción de Luka se transforma en el pellizco de Ceballos o el duende de la renovación, con Cristiano yéndose exactamente igual que entró: ofreciendo al respetable una hermosa y humilde y sentida reverencia.
Que lindo todo lo que dice. El Real Madrid además de un club de fútbol es un Sentimiento y Usted lo expresa de maravilla