El curioso caso del Manchester City

Qué deleite es esto de la guerra preventiva. Bombazo y tentetieso, y que no medren por esos lares los enemigos de Matrix. Qué portentosa resulta la teoría de las bolas calientes cuando sus ideólogos tienen las suyas lo suficientemente frías como para graduar temperaturas en función de intereses espurios. Fíjense si no en El Curioso Caso del Manchester City, que un día se nos presenta como una decadente y decrépita uva pasa, y al otro como un joven enérgico y vigoroso, que luce orgulloso pelazo a lo Brad Pitt.

Tal que así resulta el asunto, que hace menos de 48 horas el locuaz, dicharachero, jovial, juvenil y dinámico Gerard Piqué –aún convaleciente de la Undécima- se mofaba en Twitter del camino recorrido por el Real Madrid en Europa durante la pasada campaña. Nuestro amic Piqué pedía al cuarto de Inglaterra para el Barcelona. Bien, pues ahí lo tiene. Ya no sabemos si cuarto, tercero o segundo, tanto da, toda vez que el City ganar cosas lo que se dice ganar cosas, gana pocas, y que la Premier la ganó el Leicester, que debe de ser como el Eibar de allí arriba. Sin embargo, asistimos impertérritos a la mutación asombrosa del conjunto celeste, hoy un rival temible, de enjundia, un coco. Que el año pasado llegara a semifinales de la Champions y se cargara al PSG –al que los gurús balompédicos del asunto situaban en las más altas cotas- es lo de menos. El fulgor del City depende de dos factores: de que lo entrene Pep y de que juegue contra el Barcelona. Perdón, queríamos decir ¡contra el Barcelona! para compartir así el énfasis con el que el Sport celebra el encuentro en su primera plana.

Así las cosas, el rinconcito se prepara para recibir a su hijo pródigo, aquel que les birla futbolistas, sea en Baviera –léase Thiago- sea en Manchester –léase Bravo- pero que es más culé que el soçi número 1.  Así resulta el Curioso Caso del Manchester City. Hemos pasado de un choque de chichinabo en unas semifinales europeas ante unos señores de blanco a "[...] el duelo estrella de la fase de grupos de la Champions”, Sport dixit, así sin analgésicos y sin alucinógenos. Con dos cujons, vaya.

El cuarto de Inglaterra ahora forma parte de Los Cuatro Fantásticos.

Claro que los popes del periodismo deportivo patrio, expertos en la colocación de paños calientes que ninguneen la historia de nuestro club ya se afanan en orientar sus baterías mediáticas para calentarnos las bolas y despreciar a nuestros rivales. “El Madrid volvió a tener la suerte de cara” insiste Sport, con especial hincapié en el verbo "volver" y el concepto "fortuna". Debe ser que el “duro grupo” que aprecia Mundo Deportivo para los azulgranas es aquel ente que los papás sacuden como espantajo para que los niños coman y/o se vayan a la cama. El coco sin cocos. Porque ahora nos querrán convencer de que el Borussia malo, el impronunciable, es lo más cool de la Bundesliga, o nos intentarán colar que el Celtic de Glasgow una vez hizo algo serio en una Champions.

Claro que después de oír en las ondas a Maldini y Marcos López  advertir del peligro que supone el todopoderoso Rostov para el Atlético, uno ya se puede imaginar cualquier cosa, incluso el eco de unas carcajadas que resuenan aún en Siberia.

Y mientras repasamos el suertudo grupo madridista, en realidad equilibrado -con el Borussia bueno, un Sporting de Lisboa al alza y un Legia de Varsovia procedente del último bombo- comprobamos cómo nuestro Adonis de Madeira ha conquistado un nuevo trofeo individual a Mejor Jugador de Europa.

No lo leerán en el rinconcito, donde estas noticias elevan a cotas desconocidas las ventas de antihemorroidales. “Cristiano es el Rey”, “Cristiano hace triplete”, celebran en la meseta, mientras el diario de Godó, Grande de España, tiene los bemoles de anunciar una “renovación de oro” para CR7 en un país multicolor donde La Pulga renueva de sol a sol.

Cómo brotan los nísperos por el rinconcito, mare.

Donde van a brotar pocas cosas en los próximos tiempos va a ser en Valencia, club convertido en un yermo páramo, cortesía del Barcelona, su amistoso vecino del norte.

El fantasma de Rivaldo sobrevuela Paterna y desde La Galerna, cándidos e inocentes como somos, nos preguntamos si al valencianismo le sigue mereciendo la pena poner lacitos azulgranas a sus jugadores.

No nos atrevemos siquiera a pensar qué hubiera ocurrido si FloPer hubiera empleado tan torticera y vil estrategia para fichar a Paco Alcácer.

Bueno sí.

Asistiríamos al estreno de El Curioso Caso de Paco Alcácer.