En 1739, el Caribe estaba infestado de piratas y contrabandistas. Barcos de guerra españoles vigilaban sus aguas para combatirlos en la medida de lo posible. Uno de ellos interceptó a un buque corsario inglés, al mando de un tal Robert Jenkins. El capitán inglés debió ponerse farruco, ante lo cual su homólogo español, Julio Leon Fandiño, decidió cortar por lo sano -nunca mejor dicho-: sable en mano, le cercenó al inglés su oreja izquierda al tiempo que advertía: “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”. Este hecho fue relatado por el propio Jenkins -ya con una oreja de menos- en la Cámara de los Comunes, lo que hizo que Gran Bretaña declarase la guerra a España. Duraría hasta 1748 y se saldaría con una estrepitosa derrota británica, destacando especialmente la humillación sufrida durante el sitio de Cartagena de Indias a manos de Blas de Lezo –con 6 barcos derrotó a 150-.
Ahí fuera la proporción es similar. Todo el mundo nos tiene unas ganas tremendas. El Barça es el adversario respetable; el Madrid, el enemigo al que intentar humillar. Solari, tipo leído, debe tener presente que entra en una guerra con varios frentes: prensa, club y jugadores.
El primero de ellos, el periodístico, está aguardando la más mínima ocasión -y si no la hay la crean- para saltar a la yugular del Madrid. Ser amigo de Diego Torres y José Sámano le dará algo de tregua, pero hará mal en confiarse. Suele afirmarse sin sonrojo alguno que la prensa deportiva es madridista. Falso y ruin por igual. Que se hable de algo no significa que se ame ese algo. Aquí es justo al revés, de hecho. El Madrid es una mina porque hace que se vendan periódicos. Hasta en los digitales generalistas -créanme, sé de lo que hablo- las noticias que generan más pinchazos son las relativas al Real Madrid. Y cuanto más tendenciosas, mejor. Otros equipos se quejan de tener menos protagonismo. Es verdad. Sin embargo, esos mismos equipos no tienen que padecer el escarnio permanente al que se somete al Madrid a diario, ni las fake news ni la adulación -o menoscabo, según toque- constante a sus rivales.
El segundo, el club, tiene su aquel. No conocí a Bernabéu, ni tampoco vi jugar a Di Stefano, por lo que puedo asegurar sin rubor alguno que Florentino ha sido el mejor presidente que he visto, y Cristiano el mejor jugador. Los méritos económicos, societarios y deportivos de Florentino son tan incontestables como poco valorados en ocasiones, y para algunos decir esto equivale a ser tildado de oficialista. Pero están también los talibanes que no admiten crítica alguna a la actual junta directiva, y que tachan de enemigos del Madrid a quienes nos atrevemos a no decir amén a todo. Se han hecho cosas muy bien, cierto, pero también otras muy mal. Las comparaciones siempre son odiosas, y creo que se equivocan quienes comparan fútbol y basket: distintos deportes, distintas aficiones, distintos modelos de negocio y, mal que nos pese a algunos, distintas rentabilidades. Sin embargo, algo sí es extrapolable -o creo que podría serlo- de nuestra sección de baloncesto: allí Sánchez y Laso trabajan sin tanta presión marketiniana ni tanta “opinión de arriba”. Eso parece, al menos. La consecución de las tres últimas Champions fue un éxito rotundo, vaya por delante. Pero tras su brillo hay sombras tales como el abandono en Liga y Copa o una cierta sensación de que el traje empezaba a descoserse sin que nadie tomase medidas al respecto. Y ahora está roto.
Solari, dure lo que dure, debería tener mando en plaza, y eso nos lleva al último frente: los jugadores. Perder al tipo más determinante de los últimos tiempos pasa factura; a la vista está. Cristiano es insustituible, eso está claro. ¡Pero no traer a nadie de gran categoría en su lugar es suicida! Nunca me he escondido al afirmar que no me gustan Bale ni Benzema, y es un hecho que lejos de asumir galones tras la marcha del portugués han optado por dar un paso atrás. Modric, por su parte, atraviesa una pájara notable: mundial, edad y fatiga son factores decisivos. Eso mismo es extensible a casi la totalidad de la plantilla, mal planificada y deficientemente renovada por parte de la junta directiva -sí, sigo echando de menos una dirección deportiva visible y “deportiva”-. Además, hay algunos hábitos de vestuario que convendría encauzar -no exclusivos del Madrid, pasa lo mismo en todos los grandes clubes-.
Esto es lo que tiene ante sí Solari. Yo le deseo toda la suerte del mundo: es el entrenador de mi equipo, me cae bien, y además está emparentado con el mejor centrocampista de todos los tiempos: Fernando Carlos Redondo. Solo por eso ya merece devoción.
¿Redondo el mejor centrocampista de todos los tiempos? Cuidado con lo que nos fumamos.
Señor Hualde, con todos los respetos, critica usted primeramente a la prensa pero esgrime las mismas razones y ofrece sus mismas soluciones (basadas algunas en la nada absoluta) sin aportar nada nuevo, empezando por el odio sarraceno a Bale y Benzemá (y a Modric de pasada), que podrán tener culpa por supuesto de la mala situación del equipo, pero al igual otros jugadores que tampoco están dando lo que se espera de ellos y que por supuesto también merecen un toque de atención. Respecto a nuevos fichajes, ¿podría usted nombrar a qué jugador top puede fichar el Madrid en este mercado inflado? ¿Tiene el Madrid los aproximados 200 millones de euros que le pedirá cualquier club europeo por este tipo de jugador sin poner en riesgo el futuro económico del club? ¿Sabe usted si el Madrid no intentó esos fichajes en verano y tuvo que desistir antes las exigencias/negativas de otros clubes en la venta de jugadores o la imposición de precios desorbitados por cualquier jugador de calidad media? En cuanto a su crítica hacia la dirección deportiva, la misma si existe y desacertada o no, la estrategia del club en los últimos años ha sido apostar por traer jóvenes promesas que puedan crear la columna vertebral del Madrid de los próximos diez años, buscando talento a precios más económicos que aseguren un proyecto deportivo en el corto-medio plazo. Desde mi punto de vista, creo que la dirección del club ve realmente difícil competir contra las grandes fortunas que han entrado en Europa de otras regiones del mundo y que en los próximos años, dado la diferencia entre presupuestos que nos podríamos encontrar, con M. City, PSG, Arsenal, Tottenham copando ahora mismo los mayores presupuestos europeos, podrían poner en peligro la supervivencia deportiva del Real Madrid.
Sí que es criticable, y mucho, la política de comunicación mantenida hasta la fecha por parte del club, donde una y otra vez somos el hazmerreír de la prensa y donde cualquier inquilino del banquillo se ve huérfano ante las huestes antimadridistas. Haría bien el club en trasladar un apoyo férreo en este sentido para reforzar la confianza en la figura del entrenador, que si bien hay responsabilidades asociadas al cargo, la continua defensa de su labor y su trabajo frente a los medios resta atención y desgasta más de lo que la figura de entrenador debería asumir. Este trabajo debe hacerlo el club y poner los medios necesarios para lo mismo.
Coincido con usted en desearle toda la suerte a Solari durante el periodo que esté ocupando el banquillo de la primera plantilla. Al contrario que su fatalismo ("el traje está roto") creo que tenemos equipo de sobra para reconducir la situación y pelear por las tres competiciones en juego. Veremos si en los próximos meses el equipo consigue cambiar la dinámica y nuestros jugadores alcanza un estado de forma física y mental óptima. Esperemos ver todos a un Madrid alegre y combativo. Hala Madrid!
El problema no es que te pidan 200 millones, es que te los piden por auténticas medianas. ¿Que jugador del último mundial se merece ese caché? A mi entender, ninguno.
"medianias" no medianas
Si he de elegir uno, De Britney.
No es fácil encontrar un artículo del autor en que no le caiga un palito a Bale y a Benzema sin que venga a cuento. Odio sarraceno es poco lo de este hombre con estos dos. Debió tener sentimientos encontrados en la final de la "trigésima" con el protagonismo de estos dos.
De Bruyne, perdón.
Y. Mishima, coincido con usted al 100 %.
La aparición de los clubes, con gobiernos de petrodólares por detrás, hacen casi imposible la opción de compra de cualquier crack mundial, por menos de 200 millones y por eso, la política del club ha optado por intentar buscar jugadores jóvenes, que en su día pudiesen convertirse en grandes jugadores, pro claro está, ésto no es una ciencia exacta.
Pero este problema, sólo ocurriría en Champions League, y uno se pregunta porqué con tan excelentes plantillas estos últimos años, los resultados nacionales hayan sido más bien mediocres, dejando tirada la competición a las primeras de cambio. Este segundo ejercicio, requiere quizá de la ayuda de un psicoanalista o algo parecido, porqué uno ya no sabe a qué obedece este desprecio por el trabajo de la regularidad y el partido a partido que supone la competición doméstica.
Hala Madrid