Cueste Mbappé lo que cueste

No es sólo el temor a perder al francés sino una esencia del madridismo

A Mbappé y Haaland se les está poniendo cara de Totti y de Lewandowski, por ejemplo. Lo de estos dos jugadores nunca fue fiebre del madridismo, sí deseos íntimos no satisfechos y extendidos en el tiempo. La prensa, las redes hablan del fichaje de Mbappé por el Real Madrid a intervalos entre el silencio. Unas veces está hecho y otras no. Unas veces se puede hacer y otras no se puede hacer. Mbappé se acerca y se aleja todo el tiempo, o nos los acercan y nos lo alejan todo el tiempo para que nos volvamos locos.

Es la incertidumbre del gran fichaje madridista llevada al paroxismo. Qué tiempos aquellos en que a uno le decían que iban a fichar ¡a Figo!, y entonces uno se reía, y de repente a Figo lo habían fichado. Luego nos reímos menos, porque ya nos lo creíamos un poco más, cuando se habló de Zidane. Y Zidane vino, por supuesto. Y vinieron Beckham y Ronaldo Nazario. Y años más tarde vinieron Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzema de una vez. Se dijo y se hizo.

El madridismo lleva años esperando el siguiente gran aldabonazo florentiniano, sobre todo tras la marcha rara (por la sensación que dejó) de Cristiano

A los madridistas no nos dieron tiempo ni motivos para sufrir por su posible no fichaje. Recuerdo que Nazario costó un poco más. Asistimos en vilo (no ya por la posibilidad de no llevarse a cabo sino por la de llevarse a cabo, por el triunfo absoluto que significaba) a su negociación, casi viendo a todos sus negociadores en directo a través de las ventanas sin chaqueta y con las mangas de las camisas remangadas. Y Ronaldo Nazario llegó.

El madridismo lleva años esperando el siguiente gran aldabonazo florentiniano, sobre todo tras la marcha rara (por la sensación que dejó) de Cristiano. Y el báculo con el que dar ese gran golpe es Mbappé. Todos lo saben. Después ha surgido Haaland, poniéndose a su altura. Cualquiera de los dos (no digamos ya LOS DOS) le cambiaría la cara al Madrid como se la cambiaron aquellos. La cara y el rumbo. El hacer camino al andar con Erling o Kylian como se hizo con los otros.

No son los mismos tiempos. El Covid lo ha cambiado todo para todos, y no podemos esperar que vengan Mbappés y Haalands como vinieron Figos y Cristianos. Eso es una fantasía, pero en esa fantasía nos movemos inevitablemente porque tenemos que soñar. Debemos soñar para no perecer de realidad. Y es verdad que no podemos esperar que vengan Mbappés y Haalands como vinieron Figos y Cristianos, pero sí podemos esperar que vengan Mbappés y Haalands de otro modo. Del que sea.

Queremos Erlings y Kylianes para seguir siendo nosotros mismos a pesar de no ser ya los de antes. Que nos cambien las formas, pero no los sujetos. Hala Madrid también aquí. El Madrid los necesita tanto (o más ahora) como necesitó a los otros. ¿Qué hubiera sido del Madrid sin Figo y sin Cristiano? ¿Qué será del Madrid sin Mbappé y/o Haaland? Claro que el Madrid está por encima de sus nombres, pero esto lo matizó Bernabéu al hablar de Di Stéfano: “Quiero a ese jugador, cueste lo que cueste, ese argentino tiene que jugar en el Madrid”.

Todo el madridismo vio el martes en Barcelona que ese francés tiene que jugar en el Madrid

Y ese argentino le cambió la cara al Madrid. Y luego unos portugueses, primero uno y luego otro. Todo el madridismo vio el martes en Barcelona que ese francés tiene que jugar en el Madrid. Ese es el miedo, la fiebre, del madridismo, que entre que vienen y no vienen Mbappés y Haalands al final no vengan. Porque ya son años esperándolos, no muchos, pero sí los suficientes como para que aparezca y se asiente el temor de que, por primera vez, un decir, el Madrid no consigue a su jugador, “cueste lo que cueste”.

Fotografías Getty Images.