El Real Madrid femenino venció (1-0) al Santa Teresa Badajoz gracias a un gol agónico de Lorena Navarro en el minuto 95 de partido. Tras un parón obligado de veinte días en el que las blancas vieron aplazarse dos encuentros, el equipo de David Aznar sufrió pero consiguió cerrar una primera vuelta de competición para el recuerdo, sumando 11 victorias y 34 puntos.
El magnetismo del fútbol radica en gran medida en lo difícil que resulta elaborar un guion de partido que mantenga su coherencia durante noventa minutos. El marcador final es ley, pero no siempre puede hallarse el proceso lógico que condujo hasta él. Ante el Santa Teresa Badajoz, el 0-0 campeó en Valdebebas durante 94 minutos, con un Real Madrid femenino incapaz de materializar su superioridad. Lo habían intentado casi todo las blancas pero el balón no entró, y cuando lo hizo –en dos ocasiones–, la colegiada anuló el gol por fueras de juego inexistentes.
La superioridad del Real Madrid, que partió con su once de gala a excepción de la capitana Ivana Andrés –reemplazada con presteza por Claudia Florentino–, fue manifiesta desde el comienzo del choque. Pronto quedó encajonado el equipo extremeño en el tercio inferior de su campo, obligado a defenderse ante el empuje del Real e incapaz de encontrar en posición favorable a sus jugadoras de referencia, Estefa y Mellado.
El periodo de inactividad del equipo blanco, no obstante, fue imposible de obviar con el paso de los minutos. Faltaba finura y temple en la construcción del juego; olía a pólvora mojada en la vanguardia. Del entuerto salió el equipo de David Aznar por su pasadizo predilecto, el que se encuentra en el costado izquierdo del ataque. Guiadas por la sencilla insistencia de Olga Carmona y Sofia Jakobsson, sus compañeras fueron encontrando la luz, recobrando la clarividencia olvidada para empezar a intimidar a la guardameta Yolanda, a la postre mejor jugadora visitante.
Este Real Madrid recién nacido, que cerrará la primera vuelta aupado a la segunda plaza de la clasificación, disfruta y hace disfrutar cuando juega fácil, sin alardes barrocos que conducen a lugares aún desconocidos. Recuerda a los tiempos del colegio aprendiendo a multiplicar: la felicidad y confianza experimentada al dominar la tabla del 2, la del 5 o la del 10; los nubarrones de inseguridad ante un inesperado 6x9. Todavía es pronto para ser todoterreno.
Así, las blancas tuvieron veinte minutos en los que parecieron estar repasando las operaciones fáciles. Maite Oroz y Teresa Abelleira con el balón, Carmona, Jakobsson y Marta Cardona en la esquina del área, Misa Rodríguez en el cierre. El juego era fluido y el gol debía estar al caer. Llegó en el minuto 20, cuando Kosovare Asllani cazó con instinto un rechace de la guardameta en boca de gol, pero su tanto fue anulado. Quizás por falta en el lance, quizás por un dudoso fuera de juego. Lo único cierto es que en ese preciso momento, con el primer parón fruto del golpe a la portera, empezó a emborronársele el cuaderno al Real Madrid.
La confirmación llegó poco después, cuando Cardona sufrió una falta contundente y no pudo seguir sobre el césped. Las madridistas intentaron continuar donde lo habían dejado, pero el partido ya era otro. Se había perdido el ritmo y el juego ya nunca pareció tan sencillo como lo había sido. Ocupado en la tarea de bloquear las acometidas locales, el Santa Teresa tampoco encontró el camino hacia la meta de Misa, y sólo las faltas botadas en largo formaron parte de su arsenal ofensivo.
El descanso agudizó los males blancos y el verde del césped comenzó a transformarse peligrosamente en pizarra repleta de ecuaciones de segundo grado. Lo siguió intentando Jakobsson, incansable, pero las mejores ocasiones blancas nacieron de disparos lejanos desde la frontal. Las visitantes habían hecho valer su resistencia al asedio, y el punto habría sabido bien a un equipo que pelea por la salvación. Todo estaba sentenciado cuando el sonido del silbato volvió a anular un gol legal de Olga Carmona en el minuto 88.
Las propias jugadoras del Real parecieron asumirlo, pues sus intentonas cada vez eran más destartaladas. Pero con el tiempo cumplido, ya en el alargue del alargue, sucedió lo imposible. Visto en retrospectiva, el mérito quizás deba apuntarse a la sueca Jakobsson por no desistir en su empeño tras 94 minutos naufragando. Lo intentó una vez más, con la cuenta ya perdida: encaró de nuevo, recortó y centró al área por última vez.
Y allí, agazapada tras las altas torres de las defensas centrales, apareció la diminuta Lorena Navarro. La joven delantera había entrado de refresco con visos de agitar el árbol a través de su calidad con el balón, pero llegado el momento se encontró allí, en el punto de penalti, con su 1’51 de estatura. Territorio inhóspito.
Entonces brotó la magia del fútbol, este deporte indescriptible y enloquecedor. El creyente lo achacará a la fe de la delantera, convencida de sus posibilidades a pesar de todo. Y quizás tengan razón, pues el cuero sobrepasó el foso y la muralla hasta que llegó a la cabeza de Navarro. Ya daba igual la estatura, sólo su habilidad. El movimiento de cuello fue perfecto, el balón rozó el poste izquierdo antes de rebasar la línea y el impertérrito 0-0 desapareció para siempre.
El próximo fin de semana toca visita a la casa jefe final del juego, el FC Barcelona, pero nadie se atreverá a decirle a Lorena que incluso de allí podrá rescatar algo positivo el Real Madrid.
Fotografías: Getty Images.
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Tuve la ocasión de ver el final del partido.
En el asedio final hubo un gol anulado por fuera de juego (¿?). En las repeticiones me pareció, claramente, un gol legal.
Luego vi la repetición del gol anulado a Aslani en la primera parte, que también me pareció legal.
El cabezazo final de Lorena Navarro, en el último minuto del descuento, hizo justicia con un final muy madridista.
Que vayan preparadas para Barcelona. El Barcelona no lo necesita, es el equipo más potente de la competición, pero me temo que "in dubio , pro Barça".
Saludos.
Es bastante frustrante ver un partido en el que participa el Real Madrid, sea en la categoría que sea, por la actitud arbitral hacia el Club.
En términos estadísticos lo normal seria que los errores arbitrales se movieran en términos de un 50 % a favor y en contra. Como las competiciones son muestras muy pequeñas, estos porcentajes pueden variar y lo normal seria que en algunas categorías fuéramos perjudicados y en otras beneficiados. Pero por increíble que parezca no es así y da igual que sea el primer equipo, el Castilla, el equipo femenino o las categorías de formación, los errores son , por una mayoría abrumadora, casi siempre en contra .
Como esto va en contra de la lógica, la estadística y el sentido común debemos deducir que obedece a unas instrucciones que reciben los arbitros durante su formación. No hay otra explicación posible.
Dos goles anulados injustamente. Lo de siempre. Qué injusto. Asco de Tinglao.
¿ Es una sensación o Marta Corredera es una veterana en pleno declive ?. Cada vez que D. Aznar la saca a jugar no aporta nada y ayer incluso parecía hasta fuera de sitio
Primero, dominio absoluto sin gol, con una portera rival que paraba todo lo que no iba fuera. Luego, hasta dos goles anulados indebidamente, por esa rapidez de linieres de cualquier condición para levantar la banderita cuando el que ataca es el Real Madrid. Por último, asedio constante a la portería rival, y golazo en el 95, cuando todo el mundo daba por resuelto el resultado.
Cabreo, frustración, alegría y gloria. Como siempre.
Hala Madrid.
Es lamentable e injusto que el trabajo y esfuerzo de unas personas te los tire por borda el arbitraje. En este partido , como es habitual, se perjudicó a nuestras jugadoras. En faltas y , sobre todo, en 2 goles reglamentarios que la que te dije se empeñó en anular. ¡ Basta ya !.
Golazo y desahogo extraordinario tras el gol , golazo, de Lorena en el último suspiro. Una chica de 151 centímetros. solo un poco más alta que cuccitini, superó por alto a la defensa adversaria.
(*) Atención especial para Marta Cardona, que sufrió una lesión tras la fea entrada de una rival y tuvo que abandonar el campo.
tirar *por la borda.