Crónica: Pasádsela a Modric

Yo me esperaba a los zaporogos cargando contra los polacos, pero ya me venían avisando de que el Shakhtar jugaba a controlar como si sólo hubiera un modo futbolístico de satisfacernos. Yo reconozco que lo único que me satisface futbolísticamente es ver a mis jugadores componer, escribir, esculpir, pintar paisajes de fantasía, y he aquí que fui a caer en el sitio adecuado.

Mi hija Candela, orgullosa madrina de este lugar, veía su primer partido de Copa de Europa con su muñequera de Chipi, la jirafa, que la tenía yo preparada para la ocasión. La muñequera de Chipi es como la española de los Sánchez Vicario, con la que Arancha ganó su primer Roland Garros rebozándose en el barro, que también tiene su poesía; el arte del que adolecía una comentarista admitiendo que el himno de la Champions le ponía a tono.

Mal empezaba Antena 3 sus transmisiones, eso y Guti que tendrá sesenta años y conservará ese timbre de adolescente de barrio, al que sólo le falta un “tronco” de vez en cuando. Yo es oírle y pensar en El Bola, pero ellos sabrán. Temía yo a los cosacos y no contaba con Taison y sus primeros segundos, que al final no fueron nada. El Bernabéu se abombaba como en Matrix, presa de un blanco nuclear, un blanco también flúor como el de las botas.

El Shakhtar llegaba a las afueras pero el cinturón del Madrid era como el de los Power Rangers, en cuanto veían a un rival se lo tocaban con las dos manos y exclamaban: ¡A metamorfosearse! Rakitskiy conectaba bien con sus delanteros pero el peligro, por ejemplo, de Azevedo, que era Willy López, el asesino de ‘Ghost’, se esfumaba como si en vez de los jugadores blancos se lo llevasen por delante aquellas sombras negras.

Modric y Kroos a estas alturas ya son hermanos. El alemán le mira y el croata dispone tocando, sin tocar, bajando, subiendo… El fútbol de Luka es la unidad de pre crimen  de Minority Report. Cristiano sonreía alegre, hábil, dicharachero, yéndose a base de finos saltitos de los ucranianos, y Bale distribuía el juego unas veces desde Zarauz y otras desde Barbate. ¿Era yo el único que sentía que la locución le hacía vudú al Madrid por detrás de los micrófonos? Igual es obsesión y necesito ayuda.

Corría la media hora, el galés se lesionaba y en la cabina metían los labios para dentro de la emoción, que a mí no me engañan. Luego Kroos robaba a tijeretazos (Toni Piestijeras) y en el ínterin aparecía Kovacic, al que parece tenerle fe Benítez. Isco comenzaba a trotar agitando los cascabeles de su caballo, cuando Pyatov se hizo un lío con Rakitskiy dejándosela a Benzema a puerta vacía. Era el uno a cero y con diez, pues a Kovacic, ese campesino con alma de poeta, ese picapedrero artista, lo he sacado yo antes de tiempo.

Salían los detalles como el alba y allí estaba Stepanenko, de la KGB, para escucharlo todo. Un frío agente capaz de parar a Cristiano que salía corriendo a cada oportunidad como los niños al recreo, ciegos y en tropel rebosantes de salud. Empezó el Madrid tan intenso la segunda parte que yo columbré esa imagen del desierto ahíto de petróleo de Paul Thomas Anderson.

Seguía moviendo bien la pelota el Shakhtar pero sin peligro. Lo que cuesta traspasar la muralla de Benítez, al que yo imagino siempre dirigiendo al equipo en túnica y recostado en un triclinium, comiendo uvas y bebiendo vino. Era tan grande el celo de Stepanenko en la frontera que acababa en Siberia y los de Donetsk perdían su servicio de inteligencia. Cumplido esto, llegaron los artistas.

Benze la dejaba correr para recortar, dos veces, y el pobre Srna, a tiro de Cris, la tocaba en el área con la mano que tiene entre los omóplatos. Ramos se marchaba dolorido y comenzaban las rotaciones obligadas. Llegaría otro penalti, una mano normal de Willy López, y el segundo gol de Ronaldo para perfilar una victoria un poco culé, que de tarde en tarde no hace daño, a base de penales y rechaces afortunados.

Yo me di cuenta a estas alturas de que estaba Keylor, por supuesto (el Shakhtar la tocaba tan bien que nos privó de sus hazañas), al mismo tiempo que reparé en Gladskyy, que era ese cosmonauta ruso con acento, semi abandonado en la estación espacial de las películas americanas. Llegaría el tercero de Cristiano en otro rechace a lo Íker del portero ucraniano y a disparo de Marcelo, y luego al pobre astronauta le vino a relevar un tal Bernard con los brazos delgados y tatuados como para salir en Trainspotting. Sólo restaba un detalle de Marcelo flotando para que Cris la dejara de cabeza a Benzema, al que le paraba Pyatov esta vez a lo Keylor Navas.

LAS NOTAS:

Keylor: Destaca (D). El hombre invisible (salvo en el minuto noventa y dos).

Ramos, Varane, Pepe, Nacho: Destacan (D). Infranqueables.

Carvajal: Destaca (D). Rápido y buen chico.

Marcelo: Destaca (D). Alegre y atento. Siempre a punto de maravillarme.

Kroos: Destaca (D). El consejero del Rey.

Modric: Destaca (D). El Rey.

Kovacic: Destaca (D). Artista y tosco. Picasso en calzoncillos.

Isco: Destaca (D). Malagueño, feriante, vedette...

Bale: Destaca (D). Magic Johnson, Usain Bolt y el príncipe Guillermo. Lesionado por pinchazo de vudú de la locución.

Cristiano: Muy deficiente (MD). Sin gol.

Benzema: Destaca (D). Dibujando al carboncillo.

Benítez: Destaca (D). El organizador del banquete. Un éxito.