Algo se tenían entre manos por esa esquinita del medio campo donde Pepe, Lucas Quinto, Modric y Bale parecían estar arreglando una moto para salir zumbando. Yo estaba allí observando como en una misión policial, con micrófonos y los teléfonos pinchados y todo, pero aun así no pude percatarme de que Pepe era Míchel, ¡Míchel! quien le robaba el bolso a una señora de Getafe para dárselo a Benzema.
Un gol tan de primeras, casi escamoteado, y a esas horas, le hace a uno casi anidarse en su asiento y echarse una mantita por encima como un ala, pero al Madrid hay que verlo, que bueno está el Madrid de apedreado igual que si no parase de decir "Yahvé".
Yo veía a Gareth de lejos y parecía un chico del Bowery con esa cola en la nuca, un “camisa larga” no precisamente vagueando por el callejón de los chinos. Sea lo que sea uno tiene mucho gusto de verle jugar. Nadie puede dudar que es un futbolista británico abriéndose camino a codazos en el continente. Yo veo en él tanto potencial que a veces hago ademán de apartarme por si fuera a explotar en cualquier momento. Mientras pensaba en estas cosas, Pepe ejercía de quarterback. De quarterback, de Míchel, ¿qué nos falta?, y el Getafe mostraba su mejor cara de equipo amigo.
Era el Madrid el contenido de una marmita hirviendo en la que se veía sobresalir a James, y a Cristiano y a Benzema que de la actividad que mostraba parecía la anciana de ‘Algo pasa con Mary’ cuando pasa el aspirador levantando con una mano el sofá. En el dieciséis volvía a marcar el francés aprovechando que Cristiano paraba el tiempo poniendo las manos en la cadera tras recibir un empujón en el área. Eso es algo que acabo de descubrir: cuando el siete se pone las manos en la cintura se detiene el tiempo y puede pasar de todo. Yo me descabecé una siestecita para continuar con bríos.
Gareth Bale se llevaba a los getafenses de paseo. Para arriba y para abajo. Un paseo ejercitante. Le seguían a todas partes medio histéricos, lo cual sólo dejaba de suceder cuando el galés se metía en el coche como una estrella de cine. En otra parte del mundo Danilo se visitaba a sí mismo para tratarse esa fobia al lateral. Se quería ir al centro a la mínima oportunidad y, cuando lo conseguía, se encontraba con que no era reconocido por nadie, ni él era capaz de reconocer a nadie por lo que tenía que volver a través de la oquedad del árbol un poco enfurruñado.
Para entonces Gareth se había arreglado las greñas en un moño y disparaba una de pateador tras una contra de Karim y Lucas Quinto. Yo me sentía como el hombre del pelo entrecano en aquel cuento de Salinger y exclamaba: ¡por Dios!, que dispare más este hombre y que nos haga explotar a todos de una vez ya, ¡linda boquita y verdes mis ojos! Y Danilo que seguía echándose al centro como un polizón.
En el veintisiete yo aprecié algunos síntomas de esa suerte de autismo momentáneo (a veces es crónico como ante el Barcelona) donde el rigor táctico de Benítez se apaga como cuando se va la luz y nadie encuentra las velas. Luego vuelve de pronto y siempre aparece al lado del entrenador un hombre con una cara de tristeza enorme, como al borde del llanto, del que a veces pienso, supersticioso, que es el Jonás de este barco al que los marineros miran con recelo. A mí me da pena, así que cambio de canal y espero a que dejen de enfocarle.
Cuando regresé a la transmisión estaba Wanderson, un nombre que es la quinta esencia del spanglish, lanzando cócteles molotov con la cara tapada y el torso descubierto a un ejército completamente pertrechado. El partido estaba decantado sin miramientos pero era un partido, podríamos decir que uno entre Serena y Venus Williams.
Los madridistas se animaban a tirar desde lejos y yo soñaba con un mundo ideal en que tiraban todos, y a la vez: Kroos, James, Modric, Bale, Cristiano... Una sinfonía de disparos de cuyo ensueño me sacaba James porfiando en esa manía de dar pases preciosos, inimitables tras lo que quedarían bien, por ejemplo, unos pasos de claqué. Uno de esos fue para Cristiano, ya cayendo por el acantilado, que se la dejó a Bale con la coronilla para que después sólo tuviera que acomodarse un poco, inspirar, expirar, abrir los brazos y marcar el tercero.
Apareció Danilo casi en un primer plano y yo ahí vi a un Milli Vanilli sin las rastas (ya sé de qué va), casi cantándole a sus compañeros: “Girl you know it’s true… Uh, uh, uh… I love you….” Luego apareció Kroos en un contraataque excitante de velociraptores desplegándose por la llanura: Benzema cruzándose, Bale alejándose a lo wide receiver y Cristiano recibiendo el balón para anotar el gol que lleva anotando treinta años a máxima velocidad.
Justo después del milagro, del milagro periódico del que nadie parece darse cuenta como si se hubiera nacido con ello, el portugués perdía un balón y protestaba y el público silbaba, ¡silbaba! porque no se marchaba fuera la pelota, y el siete reaccionaba, luchaba, recuperaba y reiniciaba la jugada. ¡Qué tropa!
Y eso fue casi todo. Había que seguir el plan en la segunda parte pero no se siguió. A lo único que se seguía era a la zurda de James siempre por delante, que una cosa es James, ese niño bonito, y otra su zurda que es como un volante, unas veces, y otras como un fusil. Modric, el flautista de Hamelín, retenía y retenía, se lanzaba al abordaje y luego se contenía. Lucas Quinto protagonizaba el encuentro, en romántica armonía con Cristiano, y se escuchaban pitos impacientes e ingratos.
El madridismo unido contra los elementos empieza en el campo con lo que se estaba viendo a pesar del duermevela del final. Iba a salir Kovacic por Luka (para terminar de acunarnos), quien llevaba veinte quilómetros más que cualquiera, antes del gol de los visitantes en un despiste de Nacho al que atropellaba Pepe en un intento por cubrirle como buen compañero. Pepe, ¿se acuerdan de aquel jugador que se llevaba tan bien con Mourinho? Pues el mismo.
LAS NOTAS:
Keylor: Destaca (D). El portero, ya que se le menciona.
Nacho: Destaca (D). No se le vio. Buena señal salvo, si se quiere, en el gol.
Pepe: Destaca (D). Se le vio en todo momento. Mejor señal.
Danilo: Necesita Mejorar (NM). Que le aten con una cuerda al lateral para que no se salga.
Lucas Quinto: Destaca (D). Es un descarado de cuidado.
Modric: Destaca (D). El todocampista del siglo.
Kroos: Destaca (D). Parece culminada su recuperación económica.
James: Destaca (D). Esa zurda marca el camino.
Benzema: Destaca (D). No busca la estética, le sale natural. Dos veces goleador.
Bale: Destaca (D). La otra “B”. La que corre y patea como un bárbaro.
Cristiano: Destaca (D). Siempre mirando a su alrededor. Futbolista y generoso.
Kovacic: Progresa Adecuadamente (PA). A la espera.
Arbeloa: Exento.
Jesé: Exento.
Benítez: Destaca (D). Tan comprometido que sintió un pinzamiento tras el gol.
EFEMÉRIDE DESTACADA:
Nace Walt Disney (1901).
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos