Al encuentro llegaba Colombia con la clasificación en el bolsillo, pero no el liderato, para el que necesitaban al menos un empate. Costa Rica, por su parte, llegaba eliminada. Ante esta situación, Néstor José Pekerman optó por presentar un equipo alternativo de Colombia. James, en el banquillo. La selección cafetera se resintió y cuajó un primer tiempo con un rendimiento bastante menor al que le habíamos visto en los dos partidos anteriores, llegando al descanso con inferioridad en el marcador (1-2). Johan Venegas y Frank Fabra en propia meta pusieron los goles de Costa Rica. El propio Fabra fue el goleador de Colombia.
Al inicio del segundo tiempo, Pekerman dio entrada al partido a dos de los jugadores más talentosos de Colombia, James Rodríguez y Edwin Cardona. El 10 del Real Madrid, como ante Paraguay, jugó de falso extremo izquierdo, mucho más cerca del área de lo que suele hacerlo con el reciente campeón de Europa. Cardona, como de costumbre, se situó como centrocampista con más vuelo.
James entró al partido con mucha presencia, moviéndose entre líneas y cayendo al centro del campo, pidiendo el balón insistentemente, generando líneas de pase y ofreciendo soluciones colectivas e individuales. Pero fue Costa Rica la que encontró el premio del gol (1-3).
Tras el golpe recibido, fue James quien quiso liderar la remontada y no dejar que los cafeteros se desconectaran del partido, pero no tuvo acierto en el último pase. Vimos alguna jugada individual de la estrella del combinado colombiano y un gol de Marlos Moreno (2-3) a 15 minutos del final. Pero la realidad es que, más allá del gol, Pemberton, sustituto de Keylor Navas en el combinado costarricense, no tuvo grandes problemas. Costa Rica se dedicó a cuidar los espacios próximos a su área y no sufrieron.
Colombia, tras la derrota, pasa de ronda como segunda de grupo y con la posibilidad de encontrarse con Brasil en cuartos de final.
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