Escribo la crónica desde la calle a la que me ha enviado mi mujer después de un intenso día de deportes. Empieza a refrescar, pero no es la intemperie sino los resultados, sobre todo su modo de darse, los que me sumen en la melancolía. A las ocho y media me quedaba el Madrid para salvar la tarde, pero lo cierto es que ha sido él quien que me ha condenado, pues alguna posibilidad albergaba de salir libre.
Me dio alegría ver a Bale, que ha dirigido su peinado al del samurái, y me enfadé con Konoplyanka que casi le arranca a Isco un pezón. Oía nombrar todo el rato a Vitolo y se me aparecía la cara de Del Bosque asintiendo mientras yo negaba con la cabeza. “Vitolo, Vitolo…”, me decía. Empezaba a sospechar que algo me habían echado en el agua, cuando Nacho hacía que me recobrara parando en seco al protegido del señor marqués.
Cuánto control mostraba el Madrid es casi indescriptible. Sevilla entera sometida por once futbolistas. La nariz ganchuda de Lukita asomaba hacia el Guadalquivir desde la Torre del Oro. Casilla tocaba con los puños las campanas de La Giralda. Casemiro vigilaba con una porra en el cinto el parque de María Luisa. Vi un zurdazo al vuelo de Nacho que dio en una de las columnas del Patio de las Doncellas de los Reales Alcázares y que, por poco, acabó en el estanque.
Como Clark Kent cuando se metía por una puerta giratoria y regresaba convertido en Supermán, Nacho pasó ayer de ser un niño con verdugo, medias y cabás a un rey castellano. En uno de sus repliegues me pareció verle arrastrar la capa de terciopelo, pero era solamente una pesadez que se empezaba a manifestar en el equipo, como si hubiesen salido al campo recién cenados.
Yo no quería creerlo y en el fondo no lo creía con ese orden de decuria romana, y, sobre todo, cuando Modric me removió en el tendido con un cambio de dirección que dejó a N’Zonzi a contramano en medio de la Autovía de Andalucía. Danilo, al contrario, me ponía nervioso y me recordaba a alguien, pero no conseguía averiguar a quién. Hubo un preámbulo del canto de cisne con sendos bonitos regates de Isco y Cristiano al borde del área, hasta que a Ramos le maltrató una bonita chilena.
Cada vez que el locutor nombraba a Mariano yo me imaginaba a Rajoy de caminata enérgica por Pontevedra. Bale recibía balones con una estética maravillosa, arqueando las piernas hacia dentro en un salto igual que el del Fantasma de las Balas de Oro en la oscuridad de la Mesa del Caballo Muerto. Ramos se marchaba lesionado y salía Varane en su lugar y aquello fue como si alguien en el Pizjuán le diera al reset.
Llegó el gol que rondaba de Immobile en uno de esos momentos de contemplación del equipo madridista cada vez más frecuentes. Era el minuto treinta y cinco y ya nada sería igual, como cuando apareció Elvis. Me acordé de aquello que dijo John Lennon de que antes de Elvis no había nada. Isco en el pico del área movía sus caderas, pero allí no había ritmo. Modric sacaba una pierna milagrosa en la boca de gol después de un puntapié a destiempo marca ‘Pepe’, mientras Casilla empezaba a parecer el hermano grande y bobalicón de los Fratelli, al que la madre Benítez, la mala de Los Goonies, azuzaba para que diera de comer a su pobre hermano Sloth.
La sensación de inmovilidad fue aumentando en la segunda parte. Daba la impresión de que ningún madridista quería el balón como incrédulo ante la actitud de su compañero. Modric lo repartía y se lo devolvían al instante apenas sin tocar. El partido estaba tan feo que hasta mi mujer me gritaba desde la ventana que Varane se parecía a José Fernando, el hijo de Ortega Cano. Yo estaba ya a punto de llorar, cosa que sucedió cuando Konoplyanka comenzó a jugar a las damas con los azules y Banega marcaba el segundo, atando además un precioso ramo de flores madridistas que intentaron sin éxito y al unísono despejar la pelota con el tallo.
Lo que desató definitivamente mi melancolía fue la total y sorpresiva, deprimente, ausencia de empuje. Cuando James salió al campo por Isco le dijo algo al oído. Mañana, ya hoy, todos sabremos concretamente en qué ha consistido esta vez la alta traición gracias a la prensa especializada. Estiró el Madrid un poco la goma sin fe. Cristiano fallaba y volvía a fallar, lo cual se está convirtiendo en una costumbre. James solo, y Bale, no se bastaban para levantar al muerto en cuya resurrección no confiaba ni Modric.
Fue Llorente, sí, Llorente quien remató a bocajarro para despedir al Madrid. La locución iba alcanzando el clímax al tiempo que todo rastro de alegría desaparecía de los visitantes. Y de coraje. Salió Jesé en un minuto que me recordó a los de Ancelotti, y sólo faltó entonces que apareciese Chicharito. Esos jugadores sólo esperaban la campana, como yo entre improperios superadas las lágrimas. Foreman en Kinsasa desbordado por Alí. Salvó Casilla y salvó Varane y en el último segundo marcó James un gol de estrella que sólo sirvió para hacerme caer en la cuenta de a quién me recordaba Danilo. Era a Mr. Bean.
LAS NOTAS:
Casilla: Progresa Adecuadamente (PA). Víctima del desbarajuste.
Nacho: Progresa Adecuadamente (PA). Cumplió como suele e incluso algo más, pero no pudo evitar el contagio.
Pepe: Necesita mejorar (NM). No está concentrado.
Ramos: Progresa Adecuadamente (PA). Al fin marcó de chilena. Su ausencia desestabilizó al equipo.
Varane: Progresa Adecuadamente (PA). Todavía necesita al lado un capitán.
Danilo: Muy Deficiente (MD). Un ñu atravesando el Masai Mara.
Kroos: Necesita Mejorar (NM). Está perdido. Que salgan ahora mismo a buscarle.
Modric: Progresa Adecuadamente (PA). Por momentos me recordó a Rambo cuando rescata al prisionero en Vietnam y el helicóptero no les recoge en la colina.
Casemiro: Progresa Adecuadamente (PA). Trabajó entre bambalinas.
Bale: Destaca (D). El Kanbei de ‘Los siete samuráis’ de Kurosawa.
Isco: Progresa Adecuadamente (PA). Me duele verlo como un hámster corriendo en su rueda. Que no lo saquen del pico del área.
Cristiano: Necesita Mejorar (NM). Últimamente parece jugar con boleadoras de gaucho en los pies.
James: Destaca (D). Arrastró lo que quedaba de equipo, él solito, con su carita de niño.
Jesé: Progresa Adecuadamente (PA). Salió a un campo desierto.
Márquez: Muy Deficiente (MD). Indigna actuación.
Rossi: Destaca (D). Simplemente: Il Dottore.
Benítez: Necesita Mejorar (NM) y descubrir, y rápido, qué fenómeno paranormal afecta a sus jugadores.
Don Mario, es una delicia leerle, enhorabuena.
Muchísimas gracias.
Más allá de la derrota, lo que más me dolió del Madrid fue ese poco empuje y espíritu de lucha que le pasmó en la segunda mitad. Eso es inconcebible. Parecían todos zombies. Un equipo no puede estar tan desganado a estas alturas de la temporada. Si este va a ser el sello personal de Benítez y la tónica definitiva del Madrid de este año, entonces sí... apaga y vámonos. Hoy más que nunca...¡Hasta el final vamos REAL!
Lo tengo dicho desde hace mucho entre mis amigos: el problema del Real Madrid es psicológico; al menos el principal. Por ejemplo, si meten gol de primero, se confían y bajan la guardia. O si tiran muchos remates a puerta y no meten gol, se desesperan, imperan las jugadas individuales a lo loco con tal de meter un gol desde donde sea, sin concierto ni tino. O, como sucedió ayer Ramos y como sucedió el otro día con Marcelo: cuando cae lesionado un baluarte del equipo, la preocupación y el desconcierto se apodera de los jugadores, que siguen el partido como pollos sin cabeza (literal y figuradamente). Y sí, hay que reconocer que ayer Benítez tardó en reaccionar, en leer el mediocre partido que estaban haciendo los nuestros en la segunda parte y tomar decisiones que volteara la tortilla a nuestro favor. Una pena, la verdad.
Para ser consecuente con mi modo de pensar: sí hay lugar para las críticas y la decepción. Pero sí que me parece un exabrupto los linchamientos y la histeria colectiva que envuelve a gran parte del madridismo estos últimos días, y que anoche se acrecentó... ¡con la primera derrota en lo que va de temporada! No es cuestión de justificar lo injustificable, ni pasarse en lo generoso y optimistas. Es cuestión de que ha sido un comienzo de temporada irregular: nuevo entrenador, con todo lo que ello implica deportiva y psicológicamente; una pretemporada marcada por el desasosiego de los casos "Casillas", "Ramos" y "Keylor" hasta el 31 de agosto; una escalada de lesionados, muchos de los cuales de larga duración, siendo pilares de la plantilla. No son excusas, son realidades que debemos asumir al menos para comprender que el equipo no ha estado en las condiciones mínimas necesarias para hacer la transición y acloparse al nuevo entrenador, jugar con la disponibilidad de todos los jugadores, sin tener que estar haciendo malabares, tirando de cantera (hay que decir que han estado a la altura de las circunstancias) y cuidando/protegiendo a titulares por el miedo a que se lesionen y no haya recambios.
Tenemos dos semanas para recuperarnos física, deportiva y psicológicamente, en este parón de selecciones. Preparar lo mejor posible el clásico, aunque por supuesto me hubiera gustado llegar también líderes. No hay lugar sino para apoyar al equipo, lo peor que podemos hacer es unirnos a las huestes antimadridistas. De hecho, en estos días lo hablaba con unos amigos: el mayor enemigo del Real Madrid en muchas ocasiones es su propia afición cuando se pone en plan desestabilizador: Es un lastre que no permite avanzar al equipo, cual gigante que debe subir la cuesta y llevar sobre sus espaldas un gran saco de piedras, que cada vez se hace más y más pesado... Hay que aligerar carga y ayudarle avanzar; y cuando llegue a la cima (final de temporada) hacer balance.
Me he ido por los cerros de Úbeda, y eso que vine aquí para comentar la crónica de Mario... Cronicaza, por supuesto, en la que dibuja -con arte- el juego y las sensaciones que nos producía; y coincido plenamente en las notas a los jugadores (¡qué manera de describirlas, por favor!). Yo ya no tengo adjetivos para calificar la pluma de Mario; me da igual si escribe crónicas, o nos habla de motociclismo, de linchamientos públicos como el de Benzema, o sobre la comunidad de vecinos o el prospecto de un medicamento. Tengo la plena certeza de que sacará oro de cualquier tema que le pongan por delante. ¡Enhorabuena, Mario!
Tu fan number one. 😉
Mi fan number one, tú lo has dicho. Gracias, Hechi. También por tu acertado comentario.
Es la segunda vez que participo en la Galerna comentando alguna cosa. La primera fue una felicitación genérica por cuanto comparto su línea de defensa de un club como Real Madrid que parece vivir eternamente en territorio hostil. Desenmascarar a ese ejército de junta letras y "presuntos" expertos deportivos cuyas señas de identidad son la absoluta ignorancia del tema sobre el que escriben o hablan, y la existencia de oscuros intereses la mayoría de las veces inconfesables. Defensa, además, que ejercitada con elegancia y convirtiendo la ironía en un arte, no puede sino ser merecedora de aprobación por mi parte.
En esta ocasión participo, sin embargo, para mostrar cierta dosis crítica.
En primer lugar entiendo que este rincón del Sr. Mario de las Heras, es únicamente para hablar de fútbol, de los partidos, de jugadores y entrenadores, de si se juega bien o mal desde lo que se puede pedir al Real Madrid, etc.., sin paños calientes, con argumentos para lo bueno y para lo malo. Y los argumentos vienen de la razón y no desde el corazón.
Desde esa posición de sana crítica digo lo que he venido a decir: Trafalgar fue un accidente al lado de lo de ayer. No dispongo de suficientes conocimientos futbolísticos para adentrarme en detalles técnicos, o de otro tipo. No hace falta. Basta con ver el partido. Este Real Madrid ha elevado a hecho científico demostrado que "segundas partes nunca fueron buenas". La carencia de gol, el papel de jugadores determinantes hasta ahora, la presión mal ejercitada, y la propia incapacidad para salir en condiciones de la presión, un entrenador que tiene mosqueado a propios y extraños..., no son opiniones, sino hechos demostrados. Insisto basta con ver los partidos. Y ya ver el final con un Madrid entregado (un Madrid entregado???), es sencillamente desgarrador.
Decir ésto no es conspirador, ni muestra de antimadridismo, ni mucho menos formar parte de los Tataglia del admirado Juanma Rodriguez. Y no lo es porque sencillamente se dice para que se sepa, porque en el Madrid también hay problemas y éstos se solucionan cuando se reconoce que los hay. Las lesiones y otros acontecimientos que han minado al equipo, por supuesto influyen, pero no pueden ser determinantes, creo yo. Y lo dice alguien que vio como el Madrid vapuleó al F.C. Barcelona de Guardiola, con un equipo de suplentes. Recuerdan?.
Entrenador, jugadores y demás deberán buscar soluciones, para eso cobran. Los aficionados sólo podemos decirlo. No está en nuestra mano solucionarlo.
Por lo tanto Sr. Mario, desde el respeto y al que supongo una sabiduría futbolera de la que yo no dispongo, entiendo que el partido de ayer (y otros) no se merecen su análisis. Sino un puñetazo de cabreo furibundo.
Gracias y perdón por la extensión.
Respetabilísima y bien expresada su postura, amigo.
Un saludo y gracias.
Aquí no hay más límites, estimado Vicente, que el respeto. Gracias por su moderado puñetazo.
Buenas tardes a todos.
Lo doloroso de ayer fue ver a nuestro equipo tirando la toalla con una mezcla de agotamiento y desmoralización. No entiendo cómo un gol en contra puede tener un efecto tan devastador en unos jugadores que parecían tener el partido controlado.
Yo ayer vi al fantasma de Casillas embrujando a Kiko y arruinando el esfuerzo colectivo, recordándoles que, al igual que no hace tanto, no importaba cuánto corrieran ni cuántas ocasiones generasen, pues él estaba allí para encajar todo lo que el rival tirase a puerta, haciendo inútil cualquier esfuerzo. No valía la pena intentarlo, nos decía Modric con su mirada. La cara de Cristiano tras cada gol encajado era la misma que cuando el Shalke nos aterrorizaba colando en nuestra meta cada disparo en aquel nefasto partido de octavos de Champions, aunque sin fuerzas para levantar el partido esta vez. La misma cara que cuando nuestro portero convirtió en el último clásico un simple disparo de Suárez en un penalti al decidir que debía tirarse al azar hacia un lado, el lado equivocado, antes de que el delantero golpeara el balón. "Gracias por dejarme rematar a placer", parecía decir Llorente a los nuestros tras el tercer gol.
Ahora la prensa tiene la carnaza que necesitaba para saborear cada minuto de esta derrota una y otra vez durante las próximas dos semanas. A nosotros sólo nos queda confiar en que los nuestros aprovechen este tiempo para reflexionar y recuperarse, y respondan como se espera de ellos ante nuestro público que, de nuevo, estará sediento de sangre azuzado por los Manolos y Segurolas de siempre. Esperemos que, por primera vez, el parón de selecciones nos venga bien. Ganar al Barsa es la mejor receta para levantar la moral del equipo y pararles los pies a los que nos esperan siempre micrófono afilado en mano detrás de las esquinas.
Doloroso, sí. Confiemos en que fue sólo un día horrible. Gracias.