Crónica del Real Madrid, 1 - Levante, 2

El Real Madrid tropieza in extremis ante el Levante

El Levante UD derrotó en el último suspiro al Real Madrid femenino (1-2) en el cara a cara entre candidatos a la segunda plaza de la Primera Iberdrola. Aurélie Kaci adelantó a las blancas pero los goles de la pichichi Esther González y de Alba Redondo dieron la vuelta al marcador cuando el Madrid menos lo esperaba.

Los dos últimos partidos ligueros del Real Madrid femenino han terminado de igual modo: con un grito desaforado, con sabor a sentir colectivo, de la guardameta Misa Rodríguez. Hace siete días, su expresión supo a júbilo y liberación tras la victoria blanca frente al Atlético; ayer en Valdebebas, la exclamación fue de rabia ante una derrota inesperada.

La intensidad de sus gestos demuestra lo lejos que ya ha llegado esta primera incursión del Madrid en el deporte profesional femenino. Transcurridas 23 jornadas, la expedición blanca se mantiene en tercera posición —algo inimaginable para un proyecto en pañales — y cada punto, cada partido, cobija una importancia capital. El equipo de David Aznar, una vez cumplidas sus expectativas y con la miel europea a su alcance, ya no sabe ni quiere mirar hacia atrás: su objetivo y su razón de ser se recortan sobre el horizonte. De ahí que partidos como el disputado ante el Levante transcurran con el cuchillo entre los dientes.

Con uno y otro equipo convencido de sus armas, el duelo dejó de lado cualquier narrativa lineal para avanzar a vaivenes, a la espera de un zarpazo en una u otra dirección que tumbase al rival. El Real Madrid repitió el once que venció al Atlético, con la entrada de Marta Corredera por la sancionada Olga Carmona, y por momentos firmó minutos de mucho nivel. Aun así, las blancas, quizás reacias a caer en una trampa, nunca imprimieron el ritmo avasallador mostrado ante equipos de menor envergadura… y cuando empezaron a creer en su superioridad recibieron el revés que probablemente temían.

En cualquier caso, las jugadoras madridistas mostraron la personalidad suficiente para arrastrar con lentitud el partido hasta donde quisieron. Enfrente encontraron a la inspiradísima Esther González, pichichi en solitario de la competición, presta a penalizar cualquier fallo de la línea de creación blanca. Pero incluso así, con el depredador a apenas unos metros de distancia, el Real se afanó en mover el balón de banda a banda para desgastar a su rival y madurar las jugadas. En esa labor destacó de nuevo Claudia Florentino, haciendo olvidar su juventud a base de templanza en el juego con los pies. Intentó siempre encontrar la mejor salida desde atrás, a veces en corto, otras buscando amplitud en la banda, e incluso enviando balones precisos en largo hacia Jessica Martínez.

Las jugadoras madridistas mostraron la personalidad suficiente para arrastrar con lentitud el partido hasta donde quisieron. Enfrente encontraron a la inspiradísima Esther González, pichichi en solitario de la competición, presta a penalizar cualquier fallo de la línea de creación blanca

La paciencia blanca tuvo premio rebasada la media hora de juego. El Levante se había afanado en cerrar el juego de bandas del Madrid, secando con éxito a Sofia Jakobsson, pero fue en el costado opuesto donde el tándem Kenti Robles - Marta Cardona encontró oro. En una de sus intentonas sincronizadas por la derecha pudieron combinar con algo de espacio y el talento de Cardona, que asistió de tacón y en profundidad a la mexicana en una semi ruleta, desbloqueó el camino hacia el gol. A la internada acudió Kenti, que no dudó en centrar raso buscando la segunda línea de ataque, y la asistencia supo rematarla Aurélie Kaci para poner el 1-0.

La confirmación de su superioridad envalentonó al Real Madrid, que firmó sus mejores minutos de juego durante el ecuador del partido. Se multiplicaron Maite Oroz y Teresa Abelleira, tanto en la recuperación como en la construcción, y por momentos consiguieron ahogar a uno de los proyectos más sólidos del fútbol femenino nacional.  Con la mirada puesta ya no en consolidar la tercera plaza, sino en lanzar el abordaje definitivo sobre la segunda posición del Levante, las blancas se dejaron arrastrar por el irrefrenable espíritu de conquista del Real.

A la vuelta del descanso, y pudiendo conformarse con el 1-0, el Levante lanzó un contraataque que cazó al Madrid obligado a defenderse sin sus laterales, ya en misión de exploración del cauce del Amazonas. Recularon Ivana Andrés y Florentino pero fue Esther, henchida de confianza, quien dio esquinazo a la joven central blanca para rematar en boca de gol y sumar su tanto número 20 de la temporada. El empate no alteró la actitud conservadora —quizás demasiado— del Levante pero sí aletargó y nubló la vista de las madridistas.

El empate no alteró la actitud conservadora —quizás demasiado— del Levante pero sí aletargó y nubló la vista de las madridistas

Pero ni así, habiendo sufrido la primera emboscada, dejó de buscar el Real la victoria. Y la tuvo en el 74, cuando primero fue Jessica Martínez la que estrelló uno de sus cabezazos con marca registrada en el poste y luego Abelleira quien remató sin suerte el rechace previo. Ya no tendrían ninguna ocasión tan clara, y el 1-1 sólo podía ir a peor. Es probable que para entonces las jugadoras de blanco se sintiesen como los conquistadores españoles que se abrieron paso a machetazos y contra todo pronóstico a través de remotas selvas tropicales: llegados a un punto tan avanzado se hace imposible emprender el camino de vuelta, por lo que solo queda seguir adelante.

Así se enmarañó el Real Madrid femenino, que en el 92 de juego siguió percutiendo sin fijar su línea defensiva. Volvió a fallar Corredera en la salida, corrió en ventaja a la contra el Levante y las piernas frescas de Alba Redondo sentenciaron a una Misa que sólo pudo gritar para mostrar su frustración. La derrota escocerá en el vestuario del Real pero, llegados a estas alturas de temporada, la implicación obsesiva de las jugadoras alegrará al aficionado del Madrid: esta plantilla parece decidida a descubrir medio mundo y a estas alturas nadie se atreverá a sugerirles levantar el pie del acelerador.

Fotografías: Imago.