El FC Barcelona derrotó (4-1) al Real Madrid femenino en el primer partido de la segunda vuelta en la Primera Iberdrola. Los goles de Alexia Putellas, Jennifer Hermoso y Asisat Oshoala (2) volvieron a evidenciar la superioridad del líder, al que el Real aún no consigue poner en aprietos.
9-1, 0-6, 0-4, 4-1. La breve serie histórica de resultados cosechados ante el FC Barcelona, primero por el CD Tacón y desde este año por el Real Madrid, no deja lugar a la duda: el conjunto catalán es un rival aún inalcanzable. Su superioridad técnica y física, y el alto grado de compenetración de una plantilla ya bien asentada, hace empequeñecer a cualquier equipo de la Liga Iberdrola con el que se enfrenta.
El Real Madrid llegó con paso firme a Barcelona, convencidas las jugadoras de que su gran rendimiento en la primera mitad de la temporada les hacía, al menos, merecedoras del respeto del líder. Durante los primeros quince minutos se mantuvo la igualdad en juego y en intensidad que pregonaba la posición de ambos equipos en la tabla. Primero contra segundo, dos puntos de diferencia. El truco, no obstante, estaba en los cinco encuentros que el Barça no ha podido disputar por la incomparecencia de rivales a causa del covid.
Las blaugranas, que cuentan todos sus partidos por goleadas —casi seis goles a favor de media por choque—, sólo necesitan apretar el acelerador o esperar al error del oponente para imponer su ley. Y lo cierto es que las blancas empezaron bien, sin Kosovare Asllani y con Thaisa de refuerzo en la medular, intentando igualar la contienda en lo psicológico con transiciones del balón de costado a costado. La utopía de bordar posesiones inmaculadas aguantó lo suficiente para confiar en el porvenir del equipo, pero no lo mínimo requerido para contener al Barcelona en el presente.
El baño de realidad llegó en cuanto Alexia Putellas encontró una posición ventajosa en el balcón del área. La capitana culé, que puede presumir de ser la futbolista más completa de toda la liga, lanzó un zurdazo seco que Misa Rodríguez no pudo frenar; tan solo desviar. A partir de ahí, el Real Madrid se encontró en tierra de nadie y con un dilema irresoluble: obligado moralmente a mantener la fe en sus posibilidades, aun quedando expuesto a la goleada.
La utopía de bordar posesiones inmaculadas aguantó lo suficiente para confiar en el porvenir del equipo, pero no lo mínimo requerido para contener al Barcelona en el presente
El 2-0 de la talentosa Jenni Hermoso vino a confirmar los malos augurios. El Barcelona se hizo con la posesión con un Real pensando en la meta rival, la defensa blanca encaró el contraataque rival con la línea mal escalonada y las delanteras encontraron metros por delante para aprovechar su verticalidad. De nuevo intervino Misa con sus guantes, pero ya quedó vencida para el rechace. Fue entonces cuando más sufrió el Madrid. La única esperanza ofensiva era encontrar a Sofia Jakobsson o a Marta Cardona a las espaldas de la defensa, pero la precisión de movimientos requeridos para ejecutar con éxito ese tipo de acción sólo se le recuerda a equipos como el segundo Real Madrid de José Mourinho.
Así, atrapadas las visitantes en su propia encrucijada mental, pudo acomodarse el Barcelona para afrontar el resto del partido. De las líderes suele destacarse su increíble producción ofensiva, pero a veces se olvida el formidable trabajo que Lluís Cortés ha hecho para convertir a las suyas en una roca defensiva. Apoyadas en una zaga de garantías, tanto Putellas como Patri Guijarro se convirtieron en gigantes custodiando la parcela ancha del césped.
En cualquier otro partido, la asignación de los tres puntos habría acabado con la historia y el interés, pero no aquí. Los dos escudos en liza lo hicieron imposible
Desde ese momento, las locales esperaron pacientes en tres cuartos, cual depredador veterano en la sabana africana, limitando esfuerzos antes lanzar sus garras en el momento de debilidad de su presa. Una y otra vez percutieron empleando la misma estrategia, y dos tantos más llegaron con el paso de los minutos. En ambos, la nigeriana Asisat Oshoala apareció en boca de gol. Primero, tras una carrera de Caroline Graham Hansen, y a la vuelta del descanso para bloquear un desafortunado despeje de Ivana Andrés bajo el arco.
En cualquier otro partido, la asignación de los tres puntos habría acabado con la historia y el interés, pero no aquí. Los dos escudos en liza lo hicieron imposible. El Barça por la oportunidad de quebrar la progresión blanca, el Real para mantener su fe en reducir distancias con su gran rival. Sólo así puede entenderse lo sucedido durante los últimos veinte minutos.
La expulsión de la portera Misa por evitar con la mano y lejos de su área un quinto gol cantado; el enésimo sprint al espacio de Jakobsson, tras fabuloso pase de Babett Peter —la mejor jugadora visitante— con todo perdido; la intervención arriesgada de la central Mapi León para molestar a una delantera que no inquietaba el resultado final y jugarse la expulsión; la carrera de Olga Carmona tras poner el 4-1 de penalti, intentando ganar tiempo para una remontada imposible.
Todo eso ocurrió durante un desenlace intrascendente, y ahí se vislumbra todo el simbolismo escondido tras los enfrentamientos entre las camisetas blanca y blaugrana. En el mundo del fútbol femenino el trono sigue siendo culé, pero está por ver cuánto dura la persecución madridista. Para el que quiera verlo, la serie histórica así lo demuestra: 9-1, 0-6, 0-4… 4-1. Un pequeño paso más, un centímetro más cerca.
Fotografías: Getty Images.
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Es maravilloso ver lo que luchan estas chicas y lo que sienten el escudo. Mucho ánimo y que sigan así.
Yo quiero que todos los jugadores de todos los equipos de todas las categorías del Madrid se comporten como se comportaron nuestras chicas ayer.
Siempre.
Son buenas futbolistas y lo dieron todo. Mi sensación al acabar el partido era satisfactoria, sinceramente. Considerando todas las circunstancias, no estuvo mal. El mejor indicador fue que, tanto afición como jugadoras babaugranas, acabaron molestas y quejosas. Esperaban hacer sangre. A seguir creciendo y mejorando.
¡ HALA MADRID !
"La Clásica goleada" es el titular que As asigna a la crónica del partido, firmada por una tal Maika Jiménez. Sí, "La clásica goleada", como lo leen. Un titular falaz, porque es el primer año en la categoría y ya es "La clásica goleada". Un titular malicioso, como para animar a las chicas y recompensar el esfuerzo del club con su sección femenina. Sólo querían al Madrid para atizarle igual que al masculino. Maika Jiménez. Recuérden el nombre. A As ya lo conocen.
No lea usted lo que llaman prensa deportiva.
Vea los partidos, si le es posible. No les ponga sonido y saque usted sus propias conclusiones. Su salud se lo agradecerá.
Sí, señor. Tal consejo es algo que, desde hace bastante tiempo, puse en práctica. Es una auténtica basura lo que sale de la mayor parte de medios de comunicación “especializados” en deportes.