Según Marca, Cristiano Ronaldo superó a Raúl como máximo goleador histórico del Real Madrid en el partido del miércoles frente al Malmö. Según As, solamente empató con él. Si nos atenemos a los distintos grados de credibilidad que nos merecen uno y otro medio, habrá que concluir que ni le superó ni le empató.
A pesar de que no se ponen de acuerdo sobre qué exactamente es lo que hay que celebrar, ambos rotativos coinciden en la celebración del dato (cada uno del suyo), demostrándose en este caso que As vuelve a estar aún más lejos que Marca de nada razonablemente cercano al menor atisbo de auténtico madridismo, pues ya me diréis desde cuándo celebra el Madrid un empate.
Otros periódicos deportivos, concretamente Sport y MD, sobre los que el paso del tiempo y una observación metódica de sus conductas habituales nos han llevado a albergar la sospecha de que tal vez tengan alguna simpatía por el Barça, han optado (en la duda) por otorgar su crédito a As, que al fin y al cabo le da un gol menos al Maligno. El mayor triunfo periodístico de la hazaña numérica de Cristiano –sea cual sea esta- es que la prensa catalana ha informado fríamente del registro, y su mera exposición del récord (objetiva, desapasionada), absteniéndose en ella del menor comentario despectivo hacia el astro portugués, encierra un éxito incalculablemente más valioso que el untuoso homenaje de un diario supuestamente afín. Hoy estos catalanes (y no será porque no se habrán devanado los sesos tratando de encontrar algo) no tienen nada malo que decir de Cristiano. Se limitan a no insultarle mientras dan cuenta de sus números, y qué mejor (en este caso) tributo por omisión.
Se dice que el Madrid hará un homenaje a Cristiano hoy a las 13 horas en el palco de honor del Bernabéu. No sabemos si el Madrid agasaja a Cristiano por haber sobrepasado o por haber igualado el registro de Raúl, pero mucho nos costaría creer que Florentino quiera dar la razón a As. Tendemos a pensar que el club da por buenos los trescientos veinticuatro (estos guarismos hay que ponerlos en letra y no en número para solidarizarse uno puerilmente con la dificultad de lograrlos) y no los trescientos veintitrés. A ver si nos explicamos. El Madrid da por buenos todos y cada uno de ellos, sean cuantos sean, y yo también los doy por buenos o por buenísimos, con especial predilección por uno que le metió al Osasuna desde su casa antes de mudarse a la Finca desde la banda izquierda. Se da la circunstancia de que en el mismo partido marcó otro gol tremendo también desde su casa que también era la banda izquierda (no se mudó a la Finca durante el partido), pero en uno de los dos goles la trayectoria del balón es ligeramente más abracadabrante que en el otro. Luego si queréis os lo miro, no me hagáis levantarme ahora porque buscar goles de Cristiano por nombre y apellido es como ser Indiana Jones y volcar cestos sobre las cabezas de viandantes en el Cairo, con el atenuante (para mí) de que Indiana buscaba a Marion para que no la mataran, mientras yo solo me juego la honrilla.
El homenaje me parecerá muy bien, claro está. No podré asistir por no estar en la capital, pero a cambio me agenciaré un vídeo (si lo tenéis vosotros, no seáis cabrones y pasadme el enlace) con todos y cada uno de los trescientos veintitrés goles, y lo veré en bucle hasta que sean trescientos veinticuatro. Lo veré en sesión continua hasta que la falta de Anoeta la lance Pepe y rebote en la cabeza de Cristiano para que en ese momento me despierte (serán ya las mil y quinientas de la madrugada) y me pregunte si lo he soñado, o si de verdad en el vídeo sale eso.
De igual forma que los antiguos recomendaban dejar alguna luz encendida en casa a la hora de partir de vacaciones, a fin de desincentivar a los ladrones, yo dejaré el vídeo de los goles puesto, con el volumen a tope y una canción horterísima de acompañamiento, a fin de proteger mi casa de toda decadencia mientras me encamino a la calle rumbo a las gestiones del día. Cuando esté dejando a los niños en el colegio, imaginaré que en ese preciso instante, en mi domicilio, Cristiano espera desde una nube levantina la llegada del centro de Di María, y tal vez Pinto ya la recoja de la red en el momento en que yo bese la mano de un sorprendido bedel. Si a la hora del almuerzo tengo la tentación de enojarme con la camarera que tarda en traerme la cuenta, imaginaré que en mi vivienda y en Múnich, en ese justo instante, Cristiano corona con un ajustado remate el fabuloso contraataque tejido por Bale y Benzema, propiciando al fin una generosa propina.
Con el cierre del último cine porno dejaron de existir los últimos cines en sesión continua, pero yo convertiré mi hogar, lo mismo en mi ausencia que conmigo dentro, en un homenaje sin solución de continuidad a Cristiano, el Rocco Siffredi de las redes. El vídeo (el de Cristiano, no el de Rocco) crepitará en mi pantalla sempiternamente, su final encadenado a su comienzo una y otra vez. Cuando acabe, automáticamente, empezará de nuevo. En el fútbol y en el sexo viste mucho decir que la calidad debe prevalecer, pero nos unimos a ese coro desacomplejado de ciudadanos anónimos que claman a voz en grito: ¿Y qué tiene de malo la cantidad? Trescientos veintitrés, sí. Es decir, trescientos veinticuatro. En 308 partidos (esto en cambio lo ponemos en número para resaltar que son muy pocos). Qué bestia. Qué tremebunda, grosera, sexual, arrogante, adorable, incombustible e irrepetible bestia.
Que al trescientos veintitrés (o veinticuatro) le siga por siempre el primero. Y que la rueda se alimente inadvertidamente de futuro, lo que en el caso de Cristiano quiere decir de nuevos goles.
Algún día, contraviniendo lo indicado por Raúl en su SMS (y ya es contravenir), el vídeo dejará de nutrirse automáticamente. No entrarán nuevos goles que alimenten la corriente continua. Muchos se quedarán frotándose los ojos, preguntándose si esto que nos pasó nos pasó de verdad, algunos llorando su ingratitud, otros solo llorando la puta vida y la finitud de todo cuanto la define, aun de lo más extraordinario.
Yo, por mi parte, no me pienso dar por enterado. Seguiré mirando la pantalla y haré como que me asombro cuando llegue el del Camp Nou a pase de Özil, haré como que me coge desprevenido. Me engañaré resolviendo que no lo he visto antes, que lo acaba de marcar añadiendo una nueva muesca, que acaba de pedir calma a ochenta mil personas en el estadio del rival mientras les arranca una liga de las manos, y que es la primera y por supuesto la única vez que lo hace. Pensaré que goles vistos mil veces son goles nuevos, y quién sabe si desde una de esas perspectivas poéticas que no sirven para nada no tendré toda la razón.
Perdon lo tengo que decir asi, estoy hasta los mismisimos cojones de Cristiano desde hace 2 años.
Se ha convertido en un esperpento andante en las dos ultimas temporadas. Que da asco ver los gestos que hace el mal trato los trapicheos lo de este verano con Benitez.
A mi Cristiano me da igual no quiero que juegue en el Madird desde la temporada pasada, me dan igual los goles, porque ademas no son por el la inmensa mayoria de ellos sino resultado de ataques en equipo que muchas veces terminan de manera forzada en sus pies, fruto de esto son la vergonzante cantidad de ocasiones tiradas a la basura por partido.
Es, por eso mismo, por lo que quiero que siga jugando, dando asistencias (es el máximo asistente del equipo) y marcando goles Cristiano en mi Madrid: por lo que les fastidia (con jota) a los antimadridistas de fuera y de dentro.
Sobre los gestos durante el partido y a los compañeros. ¡Cómo e nota que muchos no han visto el comportamiento, en el campo y fuera de él, de D. alfredo Di Stéfano. Seguro que, de haberlo vivido entonces, despotricarían de él como hacen ahora del portugués. ¡Menos mal que, desde la directiva, no se les hace el menor caso!
Me parece que el que no tiene ni idea de lo que habla aqui eres tu. Y guardate el llamarme anti madridista. Anti madridista era pedir que siguiera Raul, anti madridista era pedir que Casillas jugara los dos ultimos años, anti madridista era tambien defender a Mourinho. Y ahora anti madridista es croticar a Cristiano. Pues nada bendito anti madridismo, aunque creas qur no sois igual de piperos que el resto.
Ya solo falta que Relaño recoja el guante en un editorial, lo repita el Lama y l.. (pienso ahora en el título de aquella tan breve como intensa incursión de Policarpo Díaz en el cine para adultos) y que finalmente, y como tantas otras veces, ese amplio sector del Bernabeú fiel a su asmo pite y saque pañuelos cada vez que el luso meta gol tras jugada-de-ataque-del-equipo (meter gol tras jugada de ataque: que poco señorío; meter gol tras caer "el balón forzado a sus pies: que prepotencia).
Y si quiere homenaje y celebraciones el eseportuguésetcetces que, como dice el compañero, que meta todas esas ocasiones "tiradas a la basura. ¿Cuantas ocasiones fabrica el luso por partido? ¿cinco, diez, quince? Pues nada, a meter 400 goles por temporada y a ganarse el suelo, coñé.
Ah, y la temporada que viene, vendido al PSG y a gastarse esos 120 millones en el primer Pogba que pase por ahí, que para qué querremos los merengues tanto gol y tanto récord.
Desde luego, los caminos del antimadridismo no solo son inescrutables, sino además inagotables. Que cruz, señor, que cruz...
Aqui solo falta que ante lo obvio el piperio se trage otra, esta vez es Cristiano, mira cuando Raul metia gol en ese partido se habia creado ocasiones como para que otro delantero llevara ya 2, pues con Cristiano pasa algo similar, y es que practicamente ninguno de sus goles es provocado por su juego, la terminacion de los ataques ha de ser Cristiano y asi lo saben todos, lo cual le da a Cristiano cerca de 10 ocasiones claras de marcar por partido. El juego del Madrid es espectacular por la facilidad para crear ataques que lleguen a crear ocasiones manifiestas de gol, cuando un jugador que falla 6 o 7 ocasiones no generadas por el mismo por partido, este jugador esta tirando por tierra gran parte de los ataques del equipo.
El papel de Cristiano es erroneo, no debe ser el dueño de todas las terminaciones, no debe ser el protagonista de los ataques sea como sea , no debe ser el finalizador por decreto, y no entro ya en el tema faltas porque es vergonzante.