Crespón negro

Ya nos disculparán si hoy nos da absolutamente igual lo que digan las portadas deportivas, queridos galernautas. Por supuesto, no es la primera vez que esto ocurre, y hasta podríamos afirmar que, en cierto sentido, todos los portanálisis no son más que nuestra forma de decir lo poco que nos importan las portadas deportivas. Sabemos que aquí se esconde una paradoja -ya que, para no importarnos, bien que les dedicamos tiempo y esfuerzo-,  pero a veces es necesario ocuparse con esmero y detalle de algo para desmantelarlo (deconstruirlo se dice ahora) y así dejar constancia de que su película tiene insalvables fallos de guión, serios problemas de montaje y, sobre todo, imperdonables gestos de sobreactuación.

Sin embargo, la razón por la que las portadas pasan hoy a un segundo plano (que es el que ya de por sí tienen) no se deriva tan solo de sus habituales taras, sino de una noticia que algunas de ellas recogen como asunto secundario y que para nosotros, en cambio, se convierte en el mismo centro de nuestro foco. Ha muerto Manuel Velázquez Villaverde, una de las piezas clave del querido Madrid ye-yé, y comprenderán ustedes que hoy todo lo demás quede tan ensombrecido como nuestro ánimo.

Cómo demonios vamos a tener ganas de ponernos a comentar, por ejemplo, las portadas catalanas si Velázquez, todo un campeón de Europa en su primera temporada como madridista, ha fallecido. Qué más nos da hoy (y en realidad siempre) la planificación de fichajes del Barcelona, incluso en el caso de que tanto Mundo Deportivo como Sport acierten en señalar los nombres exactos de sus futuribles.

En todo caso, no descarten que haya cierto recochineo solapado en el vaticinio de estas nuevas contrataciones, una vez dada la sanción de la FIFA al Madrid, pero, ya decimos, nos da exactamente igual. Ha fallecido Velázquez, elegante centrocampista, y eso hoy es lo único que importa. En otras condiciones, saben bien, queridos galernautas, que no dejaríamos escapar la ocasión de comentar el juego de palabras que encierra el titular de Sport, tan pueril y falto de gracia como casi siempre, pero hoy no se dan esas condiciones. Que fichen todo lo que quieran. Que Pogba le diga a Messi lo que le venga en gana. Que abra Sport un casino si así lo desean. (Joder, un casino. Esto ya es un desmadre).

Aunque sí nos importe saber qué ocurrirá con la sanción de la FIFA y cuáles sean los planes del Madrid al respecto, tal y como anuncia la portada de Marca, también tal asunto nos pasa hoy desapercibido ante la auténtica y aciaga noticia del día. Manolo Velázquez fue (es) una de nuestras leyendas, entre otras cosas por liderar al equipo en la sexta Copa de Europa, aquella contra el Partizán. Manolo Velázquez jugó nada menos que doce temporadas en el Madrid, llevando finura técnica y creación de juego al centro del campo. Y todo esto es lo único importante hoy, amigos. Desde aquí queremos honrar su figura, agradecerle su contribución a la "historia que tú hiciste" y enviar nuestras condolencias a sus familiares y amigos. Estamos de luto, y de negro se nos tiñen hoy las portadas, aunque cometan la irreverencia de venir a todo color. Descanse en paz, Manuel Velázquez Villaverde.

Quien no descansa es el diario As, ni siquiera un día como hoy, y no quisiéramos mostrarnos demasiado enojados ante tal cosa, aunque solo sea por el recato que la noticia del día nos impone. Sabemos bien que una de las bases del periodismo es la línea editorial y que cada medio elige aquella que más se ajusta a sus convicciones, pero nos confunde un poco que tal término periodístico se mezcle con otros ya no tan supuestamente asépticos y sí directamente cercanos a lo penoso, lo sonrojante y hasta lo indecoroso.

La línea ediorial de As (y aquí línea editorial es mero eufemismo) parece ser la de darle leña al Madrid de Florentino, y allá cada cual con sus obsesiones, pero hoy, precisamente hoy, nos duele, nos subleva, nos cabrea mucho que justo al lado del pequeño (pequeñísimo) recuadro que informa del fallecimiento de Velázquez aparezca el enésimo ataque al Madrid en forma de información torcida (ver comunicado del Madrid al respecto del papel de Bettoni) y de titular supuestamente chispeante y cómico. Ni puta gracia, Relaño, ni puta gracia. Informar es otra cosa, creemos que no reñida con el respeto, así como la estética también puede ser una ética. Ya que la portada de As no lo hace, al menos esperábamos que el habitual editorial de su director sí supiera calibrar bien las prioridades, pero vamos a la edición web del periódico y tampoco: Florentinitis en estado avanzado de descomposición moral. Qué pena.

Aquí lo dejamos antes de que nos entren los siete males, antes de que las palabras se nos hagan más gruesas y, sobre todo, antes de que se difumine la figura de Velázquez, el único protagonista de este portanálisis, el ídolo de muchos y el centro de nuestro admirado recuerdo.