Buenos días, amigos. Hoy es martes y doce, tradicional día de mal fario para quienes detestan las matemáticas y puntualmente para quienes disfrutamos con el fútbol del Real Madrid en un entorno limpio libre de podredumbre. «Corrupción no, gracias» podría ser el eslogan. Podéis decir que no es muy ingenioso. Cierto, pero es válido.
«Corrupción no, gracias» es también la directriz de los cuatro Jinetes del Apocalipsis y por ende de toda la prensa deportiva española y de parte de la generalista. Pero hay un pequeñísimo problema, un quebranto sin importancia: la interpretación del eslogan. La prensa no lo entiende como una soflama en contra de la corrupción, sino como una orden de vaya usted a saber quién (aunque no es muy difícil saberlo). Es decir, los medios deportivos se rigen por la norma que indica que hablar de corrupción no, gracias.
¿Qué queda del fútbol español si lo despojamos de corruptelas y del Real Madrid porque la competición de clubes está interrumpida? La nada. Y la nada es lo que entienden por puro fútbol los compañeros de pádel de Al-Khelaïfi, representante deportivo en la Tierra de Catar, uno de los estados totalitarios sin apego por los derechos humanos que se están comprando occidente mediante la utilización de equipos europeos de fútbol a modo de caballo de Troya ante la inacción de quienes tienen responsabilidades, que prefieren poner la mano y recoger lo que les cae. Ya vendrán los lamentos, pero los problemas con el bolsillo lleno son menos problemas.
España-Chipre a las 20:45 en La 1. Puro fútbol, según Marca. Esto sí es fútbol for the fans, y no un Real Madrid-Bayern, o un Liverpool-Milan, ¿a quién puede interesarle un choque europeo del más alto nivel pudiendo disfrutar un martes crepuscular de un España-Chipre? Es que algunos no tenemos criterio.
Y además podemos admirar al enésimo niño prodigio. El de esta campaña es Lamine Yamal, lo conoceréis por haber jugado bien en la élite un puñado de partidos contables con los dedos de una mano. ¿Qué más méritos se necesitan? Ninguno. Perdón, hay una condición: ser del Barça.
El sistema funciona así: un jugador del FC Barcelona —el club que propició la corrupción sistémica arbitral concluida por el juez Aguirre, para los despistados que no lo ubiquen— debuta de manera precoz en el primero equipo, realiza dos o tres buenas actuaciones, las portadas se refieren a él como el nuevo Messi, el nuevo Ronaldinho, etc. Se da la casualidad de que esos jugadores suelen estar representados bien por agentes cercanos al club, bien próximos al seleccionador de turno. El niño prodigio debuta, juega unos buenos encuentros y como consecuencia aumenta su caché y su valor de mercado, de lo que se benefician jugador, representante y club de cara a una futura venta. Pasado un tiempo, el nuevo Messi-Balón de Oro-Superstar acaba llenando su casa de cojines con sus iniciales y jugando en la MLS o emigrando a clubes potentísimos como el Brighton. Pero mientras tanto los implicados han obtenido el beneficio buscado.
Muchos dirán, pero es que el Barça, gracias a La Masía, se nutre de canteranos, a diferencia del Madrid, y eso tiene su reflejo en la selección. Hay dos tipos de canteranos, los canteranos bengala, que prenden rápido, debutan de manera fulgurante y al cabo de un breve lapso de tiempo se apagan; y los canteranos antorcha, que de entrada lucen menos, pero poco a poco su llama se hace más grande y alumbran, y a menudo deslumbran, durante años en sus clubes. Decidnos algún canterano, aparte de Sergi Roberto, que haya perdurado hasta la madurez (con protagonismo) en la actual plantilla del Barça.
La prensa cataculé no viene muy diferente a Marca (¡oh, sorpresa!). Sport titula «¡No pares Lamine!». ¿Falta la coma del vocativo o se encuentra opacada por el cogote del niño prodigio? La experiencia nos hace inclinarnos por la primera opción.
Se da otra de estas curiosidades propias de los culés. Sport dice que ahora el Barça quiere blindar a Frenkie de Jong. ¿Recordáis cuando utilizaban estos mismos tentáculos mediáticos para hacerle mobbing y que se fuera?
En las alturas del diario que cobija a Iván San Antonio, otro personaje de catadura moral similar al perseguidor de familiares de árbitros, Rubiales, insiste en que «el beso a Jenni fue como el que le puedo dar a mis hijas». A uno se le revuelven las tripas, más aún si tiene hijas. Pero en este caso se cumple una vez más la directriz periodística de «corrupción no, gracias»: el beso lo tratamos, pero las corruptelas acumuladas durante años, no.
Corrupción no, gracias, hay que dejarlos crecer (a los corruptos), como cantaba aquel anuncio de los pezqueñines. Y algunos de esos corruptos han crecido tanto que no caben en la pecera.
¿Que el juez Aguirre concluye corrupción sistémica arbitral para favorecer al Barça por primera vez en la historia del deporte en España? Lo ignoramos en las portadas.
¿Que el presidente de la RFEF negocia comisiones personales de enjundia económica con el capitán en activo de un club que participa en las competiciones objeto de negociación? Pasamos de puntillas y, por supuesto, no clamamos por su dimisión debido al flagrante conflicto de intereses.
¿Que Rubiales, siempre supuestamente, desvía fondos federativos para organizar orgías, viajes de placer y pagar inmuebles? No es importante, no merece atención informativa, donde esté un Georgia-España con algún canteranos random del Barça que se quite todo lo demás.
¿Que entregan a un tribunal federal de EEUU datos de supuestos pagos del mundial de Catar a Tebas, Villar y Sánchez Arminio? Nada, de eso no se habla, no vayamos a reducir ingresos por publicidad, que la información es importante, pero las lentejas más.
As hoy va por libre y habla del casting del Madrid por el 3. Fran García tiene un problema de bisoñez, Mendy de ausencia involuntaria y del resto de jugadores no específicos que podrían desempeñar esa función, aunque nos duela en el alma, porque es como preparar calimocho con Pago de Carraovejas, quizá el que mejor hace de 3 es Camavinga. Aunque no falta quien lo propone como nuevo presidente de la RFEF. Seguro que lo haría mejor que los últimos en el cargo.
Pasad un buen día.
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6 comentarios en: Corrupción no, gracias
Me intriga últimamente el hecho de que Relaño haya comenzado, tímidamente aún, a hablar de Negreira y el Barça. No le considero un juntaletras, sino probablemente quien podría haber sido el mejor periodista deportivo de España si hubiese decidido ejercer el periodismo y no el activismo a favor de intereses empresariales o contra fobias personales.
Recuerda que Relaño fué el inventor del término villaratohñ hace años y que Abellán le propuso publicar en su diario los audios de Florentino hace años tb con la posibilidad de un candidato a la presidencia de alguien "del grupo prisa" presumiendo que Florentino tendría que dejar la presidencia y Relaño se negó
Periodismo de investigación, dónde?
La mención al vino "Pago de Carraovejas " Me lleva a pensar que el portaanalista ha pasado para chatear (de beber, no de hablar por WhatsApp) o comer por el restaurante "José María " de Segovia.
Sería objeto de estudio sociológico analizar las posibles causas de la desafección generada en detrimento de la selección. Se da la paradoja de que los habituales antiespañoles son los que más alusión hacen a la roja en relación a sus propios futbolistas de club. Es totalmente surrealista. Tengo dudas de que lo que ha sido planificado con absoluta premeditación, frialdad y alevosía no se les haya ido de las manos. En cualquier caso el plan ideado se podría tildar de maquiavélico.
Veo a Alemany en las listas a futuro presidente a la RFEF. Seria cambiar a Luciano por Al Capone.
Rubiales tiene ya a su madre metida en la verbena y ahora utiliza a sus hijas. Demuestra o muy poca inteligencia o una falta total de escrúpulos. Quizás cuando sus hijas crezcan y encuentren trabajo el director de su empresa les dé un piquito cada vez que hagan bien un informe o incluso se cuelgue de ellas para restregarle toda la cebolleta, como hizo rubiales con la Jeny. En este supuesto no se enfade usted, Sr. Rubiales.
Todos con la roja, se espera lleno. La gente en este país, sintiéndolo mucho, no da pa más. Qué lástima.