Los conversos somos los peores. De pequeño yo era como vosotros, pero supe reaccionar. Bueno, más bien me reaccionaron. Tenía alrededor de 20 años y Florentino, el jeque árabe sin túnica, presentaba al enésimo galáctico en el Bernabéu. Aquella imagen del impecable Spice Boy vestido con traje celeste y sonrisa de anuncio, aquella sobredosis de boato florentiniano, mezcla de emperador del imperio del mundo mundial y vendedor de camisetas, me encendió una bombilla: oye, pues yo creo que no me gustan las galaxias…
Yo era del Real Madrid cuando Benito Floro se dejaba la garganta en el vestuario del Lleida con el pito nos los follamos y cuando la gorra de Buyo le tapaba el sol en Tenerife para así poder ver bien cómo se le iban primero una y después otra liga. Tenerife era en aquellos años Mordor para un niño como yo, criado entre una y otra y otra provincia, sin tiempo para cogerle cariño a unos colores locales distintos de los globales que salían por la tele, atractivos como muñecos de Walt Disney. Lo de David Beckham fue solo la gota que colmó. El Spice pijo no tuvo la culpa. Antes de aquello, años atrás, el enfermo, oséase, yo, presentaba síntomas de mejora. El primer síntoma que recuerdo fue cierta sensación de vacío tras la séptima en Amsterdam. A la celebración del gol y el pitido del final del partido le siguió una sensación parecida a la de perder la virginidad: pues no era para tanto esto. Tenía más sentido, dónde va a parar, ver a Spasic consiguiendo sacar el balón a duras penas o a Michel tocándole los huevos a Valderrama para provocarlo y rascar de ahí un penalti como fuese, o a aquel chico venido del Valladolid que corría melenudo y feo la banda izquierda imparable durante una temporada, que fue el tiempo que tardaron los defensas rivales en entender su regate, su único regate.
No eres tú, soy yo, pensé en aquel momento mientras por la tele Roberto Carlos y Karembeu saludaban, borrachos de victoria, desde el autobús levantando la Copa de Europa. La Copa de Europa. Ni más ni menos. Tuve la sensación de que una Copa de Europa era demasiado para mí, tal vez. Y esa sensación se fue confirmando con el tiempo. Por suerte y gracias a David Beckham tomé la decisión correcta, la de decir un buen día, Real Madrid, tenemos que hablar, no sós vos, soy yo. Gracias a aquello me evité muchos sufrimientos que otros que aún no han dado el paso tuvieron y tienen que sufrir en sus carnes: la horrible experiencia del madridistas antimadridistas de la era Mourinho, del madridista antimadridista que se sonroja cada día al abrir el Marca o al ver que el penalti que sus ojos le dicen que Ramos ha cometido, para la industria de Walt Disney ha sido fuera del área de un rival con un presupuesto 10 veces inferior. Me he ahorrado a Cristiano Ronaldo diciéndole a un rival que él es más rico y más guapo. Me he ahorrado tanto…
En lo futbolístico hoy día me identifico con Jiménez Losantos y Jorge Vestringe. El rencor me ayuda a levantarme de la cama, como dice un amigo mío. El niño que lloró aquella rotura de cadera que Romario (todavía no lo han juzgado) le provocó a Alkorta, hoy día se desgañita ante la tele como Floro lo hacía en aquel vestuario catalán animando a Morata a meterles otro gol en Turín, no vaya a ser que a la vuelta estos cabrones remonten. Repito: los conversos somos los peores. Decía Nacho Vegas, un músico asturiano, que el sentimiento antimadridista es un sentimiento muy grande que no te cabe en el corazón y que hay que tomarse muy poco en serio, como casi todo lo que tenga que ver con el fútbol. Suscribo la frase de principio a fin.
Hombre, teniendo en cuenta que el 98% de los mass medias están tomados por antimadridistas, ya son ganas de autoflagelarse metiendo al enemigo en casa...
Gerardo es de los que se realizan odiando. Algo bastante vulgar y poco atractivo, pero bastante popular. Hay q reconocerlo.
Un abrazo, chicos! Viva Spasic!
El Real Madrid es como Aguirre, prepotente ( somos los mejores pq lo dicen ellos), chulesco( Ramos y sus codazos, Cristriano y sus cejas Marcelo y sus carreras leonadas,,,.), mentirosos ( no juegan bien al fùtbol desde hace tiempo) y aborrecibles por todo lo anterior. En fin, ¿ quien fabrica ésa casa generadora de odios miles? Menos mal que sólo es fútbol..... o no.
Con lo que mola Gerardo en el día a día en Twitter... qué decepción. No sabía yo de esta vertiente antimadridista tuya.
Que le vamos a hacer. Realmente al final es lo grande de todo esto. El mundo se divide en gente que quiere que gane el Madrid y gente que quiere que pierda el Madrid. Sin medias tintas. Es lo que nos hace tan jodidamente grandes.
Me seguiré descojonando en Twitter con tus palos por doquier. Lo del antimadridismo se te pasará, no te preocupes.
Hoy en día ser antimadridista es una cuestión de sentido común. Quién en su sano juicio puede soportar el bombardeo continuo de los medios de comunicación y los ademanes chulesco de una parte importante de esa plantilla.
Algo malo tenía que tener apoyar (no es mi caso) al Real Madrid, el mejor club del mundo. Yo lo que veo entre los antis es una frustración personal sin medida.
Pues muy mal
hay que ser del Madrid desde espermatozoide.
DEL MADRID DESDE ESPERMATOZOIDE
Según llegue para entrevistarle el primer tabloide,
el próximo galáctico fichaje madridista
sin esperar ni a que le pregunte el periodista
dirá ser madridista desde espermatozoide
El próximo astro extra galáctico asteroide
al que vestirán los anuncios de humanoide
afirmará en esa y en toda entrevista
que sí, que él, ya desde el zigoto es realista
Que, desde la fecundación del óvulo
y desde que en la oreja apuntó el lóbulo
soñaba con jugar en Chamartín
Que, niño, sólo comía merengue
y que siempre se ponía blandengue
si el padre le compraba un banderín
---suscribo sus reflexiones, don Tecé. Yo era del Madrid, de niño. Era lo fácil. Lo más facil del mundo siempre ha sido ser de Madrid y los Beatles.
del Madrid y de los Beatles, aclaro.