No había forma de que este partido le saliera bien al Madrid. Si no ganaba, o si lo hacía con mediocridad, destapaba la (por lo demás ya destapada) caja de los truenos. Si ganaba bien, con holgura, con goles bonitos, el latiguillo estaba servido: “Contra el APOEL, sí, ¿verdad?”
Esta realidad colectiva contaba con algunos focos individuales destacados sobre los que se cernía la misma fatal disyuntiva. Léase, por ejemplo, Benzema. No tenía escapatoria. Si volvía a fallar, recibía una notificación oficial para personarse en el juzgado. Si lo hacía bien, desencadenaba el odio en su versión sarcasmo. “Contra el Atleti le quiero ver”. “Por estos goles irrelevantes ahora le tendremos que seguir aguantando, a él y a los happys”. Karim recibe aún, a estas horas, zalamerías de este tipo en las redes sociales por optar por lo segundo.
Una segunda opción muy bien ejecutada. Encarriló la goleada con el segundo tras recibir un pase filtrado de Kroos y la convirtió en tal tras rematar a puerta vacía un contraataque bordado por él mismo y por Cristiano, tan sutil como generoso. Cristiano, el otro delantero en tela de juicio (sí, en tela de juicio) se enfrentaba a una papeleta similar a la de su compañero de línea. Optó por lo mismo que el francés: facturar un gran partido (espléndido el cabezazo del quinto) para que los “¿Ahora, no?” más desabridos camparan por sus respetos.
Es justo decir que, antes de que se desenredase el festival, hubo un arranque tedioso y rutinario que solo Modric pudo quebrar empalmando un rechace desde fuera del área. Buen gol y buen partido del croata, algo despistado últimamente por cuitas del malhadado fútbol de selecciones. Afortunadamente la cosa ha acabado bien para Croacia, como acabó bien para Nacho, entre gol y gol, cuando rebañó una dejada de Varane en un córner para marcar el... he perdido la cuenta en esta crónica desordenada.
El Madrid le puso corazón para lograr una goleada aún más abultada que redondease el carácter balsámico de la misma, pero más allá de los dos tantos de Cristiano tras la reanudación poco más se hizo.
Al Madrid le toca hoy pedir perdón porque el rival no era de gran empaque, pero lo cierto es que ofreció un partido afanosamente vistoso que habrá que agradecer si el cinismo nos lo permite y el amor al Madrid nos llega a ese punto.
Cristiano y Benzema son muy malos. Y Bale no digamos. Sólo juegan con equipos de casados y solteros. El Madrid tendría que ir a por delanteros de más empaque, como Paco Alcácer, o Correa. O los que recomienda la prensa, como Salah, que ha jugado en el Basel y el Arab Contractors.
En realidad, el sexto gol del Madrid me parece más meritorio que el quinto. Por velocidad y precisión. Los comentaristas de a3 dijeron que ayer cualquier equipo lo habría pasado muy mal contra el Real Madrid. Eso es lo que querría que se dijera cada vez que jugamos contra el Girona, el Levante o el Betis.