Contacto con tacto era un programa de televisión que se emitía en Telecinco en la época de los robos arbitrales que sirvieron en bandeja dos ligas al Barça en Tenerife en el cual aparecía Bertín Osborne repantigado en el sofá con aspecto de venir de tomarse unos gin-tonics con los colegas y cuyo objetivo era formar una pareja heterosexual entre varios aspirantes de ambos sexos con una mecánica en la que abundaban frases con doble sentido y corazones de peluche. La pareja en cuestión ganaba un viaje a Benidorm —o algún destino de glamour similar— con los gastos pagados.
A Rubiales, como además de Motril es abstemio, no lo imaginamos arrellanado en un sofá después de tomarse unos gin-tonics, pero sí repanchigado tras negociar unas comisiones con el capitán en activo de algún equipo de primera división con prebendas para celebrar algún trofeo fuera de España. Lo imaginamos sin gorra y sin perder ripio de lo que Medina Cantalejo —acompañado por Clos Gómez y Undiano Mallenco, porque el CTA es uno y trino— soltó por su boquita de piñón en rueda de prensa durante la habitual reunión con árbitros de primera y segunda previa al inicio de campaña.
El heredero de Sánchez Arminio nos deleitó con varias perlas. Una de ellas fue que no se iban a señalar penalti en contactos con baja intensidad. Es decir, cuando se produzca un contacto con tacto, ya sea el delantero Bertín, María del Monte o cualquier otro. También abogó porque los árbitros tengan mayor capacidad para tomar determinaciones porque cuando el VAR interviene mucho es que algo pasa (no necesariamente con Mary).
Si relacionamos ambas reflexiones, no parece paranoico concluir que lo que pretende Cantalejo es aumentar la discrecionalidad de las decisiones arbitrales y limitar el uso de la herramienta tecnológica que aporta objetividad: el VAR. Tras estas declaraciones, ante un penalti de libro no señalado, podrán esgrimir que se trató de un contacto de baja intensidad y el VAR no lo revisó porque se busca que los árbitros tengan mayor capacidad de decisión.
El tufo institucional en España canta de lejos, y el arbitral no digamos. Con los roles perfectamente claros, cada pieza del engranaje desempeña el papel que tiene asignado para que el tinglado funcione como un reloj
No cuesta mucho imaginar que un maffeazo con los tacos en la espinilla a Vinícius en el área pequeña con el portero batido tiene todas las papeletas de ser un contacto de baja intensidad, y que una carga legal a Gavi dentro del área será siempre un penalti catedralicio.
Durante su homilía, Medina, sin aparente rubor, defendió mantener el rigor sancionador en las acciones que pongan en peligro la integridad física de los jugadores. Se refiere al rigor sancionador que tradicionalmente ha permitido agredir, en ocasiones de gravedad, a Vinícius en todos los campos de España con total impunidad mientras hordas de aficionados exaltados proferían insultos racistas al otrora veinte del Real Madrid.
Estas palabras fueron adornadas con una petición explícita de respeto para los árbitros y para la institución del arbitraje, como si esos árbitros y esa institución no fueran los mismos, o sus herederos, que recibieron durante lustros millones de euros de parte del FC Barcelona y ningún miembro haya tenido la decencia de asumir responsabilidades por ello, porque sabemos que el mayor delito cometido en la historia del deporte español quedará sin las consecuencias judiciales que merece.
Ni Federación, ni Liga, ni ministro de Deportes, ni presidente del Gobierno, ni líder de la oposición, ni aparato mediático están por la labor de respetar al fútbol español, a sus aficionados y a la ley, y la compra arbitral quedará en una estantería junto al cochinillo y otros delitos y faltas impunes del club mimado de este país.
El tufo institucional en España canta de lejos, y el arbitral no digamos. Con los roles perfectamente claros, cada pieza del engranaje desempeña el papel que tiene asignado para que el tinglado funcione como un reloj, con precisión germánica, pero no por su propias capacidades, sino por el ecosistema de impunidad en el que nadan debido a que precisamente han sido ellos mismos quienes se lo han proporcionado.
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Por desgracia, la revelación pública del mecanismo que ha venido corrompiendo el fútbol español desde, al menos 20 años, lo único que ha conseguido es que se renueven los esfuerzos por normalizar la podredumbre. El VAR debería emplearse sistemáticamente en todas las jugadas. La comunicación sal VOR-campo fluida y continúa, debería ser normalizada, todo ello, en aras a un fútbol más justo, mejor arbitrado. El baloncesto cuenta con tres árbitros que interaccionan y comparten puntos de vista sin ningún problema. Aquí en VAR se ve como un instrumento que desacredita y pone en evidencia al árbitro de campo. Mientras siga siendo así, la discrecionalidad reinará en todo su explendor y todos sabemos que, votando en contra de las sucesivas subidas de sueldo de los árbitros, el madrid, como dijo algún presidente del CTA, no estará bien visto entre el estamento arbitral.
Completamente de acuerdo con usted.
“Maffeazo”: primera palabra admitida por unanimidad en la RAE y primera con constancia exacta del origen de su uso. Gracias Francisco Javier por hacer Historia en nuestra querida Galerna.
Uno pensaba que un presidente del gobierno, después de cuatro años haciendo lo contrario de lo que decía antes de ser elegido sufriría algún tipo de reproche electoral. Pero al contrario, ha sido refrendado por una gran cantidad de votantes. Bueno, no pasa nada, es la democracia y hay que admitir los resultados.
De forma similar, uno pensaba que después de demostrarse los pagos a la cabeza del arbitraje por parte del barsa de forma continuada durante más de 20 años, se sancionaria al equipo tramposo por Liga y UEFA, los políticos intervendrían en este caso de corrupción, la prensa se indignaria y el aficionado exigiría justicia. Pero no, tampoco pasa nada. Es otra forma de refrendarlo, el dejarlo estar, como si no ha pasado nada. En consecuencia Medina Cantalejo, Clos Gómez, la liga y la federación se sienten con fuerza para dar un paso más en el control del arbitraje. Usarán menos el VAR, pitarán los penaltis que les dé la gana y permitirán la violencia con los jugadores que quieran.
Todo esto con el beneplácito de la afición, a la que todo esto le parece bien.
Yo por mi parte siento gran desánimo y desilusión por esta sociedad española, tanto en lo político como en lo futbolístico.
Pues sí, está el páramo desolador. Lo único que podemos hacer es aguantar pacientemente acontecimientos, hacer valer nuestros derechos cuando tengamos oportunidad o incluso provocarla, no dejarnos utilizar, y comportarnos dignamente en cualquier faceta de nuestra vida.