Hay en las portadas de hoy euforia uterino-adversaria, hecatombes anticipadas, refociles playeros y finalmente alivio por parte de un Fabio que surge de cuando en cuando de las tinieblas para proveernos del sustento anímico imprescindible y que, sin embargo, no se apellida Coentrão.
Nada tenemos contra Dña. Celia María Cuccittina, si bien el hondo respeto que profesamos por ella no ha de conducirnos, necesariamente, a prorrumpir en vivas en honor a su hijo. Hay ocasiones en que nos maliciamos -pero no nos hagan mucho caso- una ligera tendencia barcelonista por parte del diario Sport. Ellos quizá lo negarán, no tanto a tenor de su objetividad periodística (tanto, ay, deberían aprender de nosotros en este apartado) cuanto de la obligatoriedad por ley de ponderar cada gol de Messi como el objetivamente más glorioso de la Historia de la Vía Láctea, sin que ello implique que los anteriores goles de Messi que merecieron el mismo comentario por nuestra parte deban dejar de ser, cada uno de ellos, el mejor gol jamás marcado.
Por lo demás, conocemos por fortuna la idiosincrasia geográfica de la publicación y del club protagonista. De lo contrario, podríamos llegar a concluir que un periódico que titula a cinco columnas lanzando vivas a la madre que parió a la gente es un periódico español. Lo confusas que pueden a veces ser las cosas.
Hoy el diario Marca anuncia una especie de apocalipsis precoz. Nada que objetar: si el señor que escachifolló los isquios de Bartra puede tener una hernia, no vemos por qué el mundo no ha de finalizar mañana, y con él la Liga. De igual manera, si en la última temporada de Mou Sánchez Arminio se las apañó él solito para hacer campeón del torneo al Barça en octubre, no se nos ocurren razones por las que la totalidad de jugadores de la competición no pueden otorgar el título a los culés bien avanzado mayo. La herramienta de una huelga es tan válida como cualquier otra para poder emitir los vivas a Dña. Celia María que toda garganta de bien sueña en proferir sin demora.
Tampoco es para ponerse así. A lo mejor es preciosa. Pero vamos, que la toalla del Barça no es más que eso, una toalla.
Tenemos que llegar a As para encontrar por fin algo de serenidad en la ensalada de sindioses que nos sirven hoy los quioscos. Y la serenidad viene, de quién si no, de la mano de D. Fabio. No sabemos si a ustedes les sucederá lo mismo, pero yo siento en las vísceras un calor reconfortante cada vez que vuelvo a saber de él. Parece que también se le respeta y quiere en el Diario de la Ouija. Ya era hora: en 2007, cuando D. Fabio logró el histórico campeonato al que se refiere con lo del Clavo, As atribuyó el éxito a la autogestión por parte de los jugadores.
Las cosas pueden llegar a ser definitivamente muy confusas.
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