Decía Nicolás Gómez Dávila que “defender la civilización consiste, ante todo, en protegerla del entusiasmo del hombre”. Yo también he sido víctima de esta euforia colectiva merengue de las últimas semanas, y quizá ha llegado la hora de matizarla; que es más o menos lo que me dijo en un pub chunguísimo la chica que me gustaba allá por los 90, cuando le pedí el matrimonio solo porque acababa de bailar conmigo 23 segundos en la fiesta de fin de curso: “maticemos esto, chaval”. Bien, pues maticemos.
La fiesta del regreso al Bernabéu acaba de concluir. La música ha dejado de sonar. Ahora asoma la realidad y, como dijo Colin Jost al conocer a Scarlett Johansson, no está nada mal; si bien, lo justo es decir que no es tan bonita como creímos en un instante de lujuria goleadora (obviamente, me refiero a la realidad, no a Scarlett). El Villarreal y un equipo cuyo nombre suena como un estornudo pijo nos han devuelto a tierra.
Luces y sombras. Vinicius es infinitamente mejor de lo que era con Zidane, pero todavía no está -digamos- para solucionarlo todo. Hazard siendo Hazard, por más que a escasísimos ratos brille con gestos propios de Butragueño -líbreme Dios de las comparaciones estúpidas de los cronistas deportivos-. Modric es una auténtica delicia, pero sobre todo cuando está en el campo. Benzema lo mete todo, pero a ratos le gusta recordarnos que es de este mundo. Y la defensa del Madrid sigue teniendo momentos que conducen al aficionado a una inevitable melancolía, por decirlo de un modo que lo puedan entender a la vez Rainer Maria Rilke y Sergio Busquets.
Carletto está haciendo lo queremos que haga. Ser valiente. Jugar al ataque. Aniquilar aquel Madrid del año pasado, del pase horizontal y la posesión interminable, y abrir la puerta a un juego arrollador, donde, ganes o pierdas, tienes una excusa para cogerte una cogorza en el estadio y llegar a casa feliz coreando obscenidades sobre la madre del árbitro, que supongo que es a lo que venimos después de todo.
No estamos jugando mal, eso también hay que apuntarlo. Pero a mí me hierve la sangre al pensar que ayer nos pasamos 90 minutos colgando balones a un área en la que dos jirafas se comportaban como los flippers de un pinball una y otra vez, sin que a nadie, desde Carletto hasta Benzema, se le ocurriera que había que abrir la lata de otra manera; como por cierto intentó Vini, provocando un penalti que fueron dos.
En el fútbol, como en la vida, a veces entramos en bucles absurdos. Uno de ellos es creer que la única manera de marcar gol es logrando un centro perfecto y que otro tipo tenga la habilidad de golpear la pelota con la cabeza antes que los defensas. Sin duda, es una opción, pero no deja de ser una combinación complicadísima si lo comparas, por ejemplo, con intentar tirar a puerta con la constancia y la mala leche de un pelotón de fusilamiento; aunque rebote, como ayer, que los del Sheriff parecían de goma.
En el minuto ochenta y todos, todavía estaban nuestros chicos centrando desde dentro del área a la cabeza de otro delantero que estaba a unos pocos metros; que es algo así como plantarte solo cara a cara con el portero, y tratar de pinzar el balón y hacerle un sombrero antes de chutar a gol.
No hay más conclusiones que sacar del partido contra el equipo de un país que no sabemos situar en el mapa. Se dejaron la piel -el segundo es un golazo- y los nuestros no fueron el equipo perfecto de otras veces, aunque hoy es un buen día para recordar que, pese a todo, el equipo perfecto no existe. Mira el PSG. Mbappé –ay, Kylian, recuerda a Juvenal: “nunca es largo el camino que conduce a la casa de un amigo”- está triste porque nadie le pasa la pelota, y Messi ha vuelto a demostrar que es el más rápido y eficaz del mundo, no en el campo sino jodiendo vestuarios. Por mi parte, y pese al culebrón veraniego, a ratos pienso que somos más fuertes con Camavinga, completísimo fichaje. Además, me da un poco de grima la perfección, me siento más cómodo en una combinación de talento y heroicidad, que es lo que le estamos pidiendo este año al Real Madrid.
Matizadas pues las imperfecciones y los talentos, y devuelto a su lugar el peligroso entusiasmo, confiemos –chiste para fachas- como Gómez Dávila en la reacción.
Magnífico artículo
Enhorabuena
La verdad es que después de los primeros partidos yo estaba indeciso entre creerme o no "el nuevo Madrid". Ahora he visto que Vinicius es mejor pero no tan mejor y que Camavinga es muy bueno pero no tan superbueno. El equipo y los seguidores, después del terremoto inicial, estamos acomodándonos a la posición real. También resumida en: ni antes éramos tan buenos, ni ahora tan malos.
Por lo demás, me gustan, en general, los planteamientos de Ancelotti, con un juego más directo y cambiando lo que haga falta o a quién haga falta durante el partido.
A mí Camavinga me parece mejor de lo que creía. Por su dinamismo me recuerda a aquel Davis, que jugaba en el Ayax, luego en el Calcio e incluso fue un invierno a lo que luego fue el club de la comedia. Está en todos lados, y además tiene mucha más clase. Le falta quizás un poco de "manejar mejor los tiempos" pero eso se gana, y lo otro es innato. Ahora mismo lo prefiero a Casemiro, que sigue sin furular. Mi esperanza radica en la vuelta de Mendy, con él la defensa se hará fuerte.
Esta clase de articulos de la Galerna, son como el buen cafe de las mañanas, acompañado de un buenbiscocho: gracias por esta delicia de lectura. Saludos
No es fácil jugar contra un equipo que desde el minuto cero se dedicó a dar patadas a diestro y siniestro sin que el árbitro hiciera nada. Encima este equipo no jugó a nada salvo a defenderse y a salir al contrataque cuando pudo. Un equipo parecido a los que te caen en la Copa en primeras rondas y que al Madrid en más de una ocasión le han hecho un roto.
Para este tipo de partidos se fichó a Hazard, pero este jugador ya no es lo que era, no lo volverá a ser y mucho menos si se ve atacado a patada limpia. Así es que optaron por centrar al área una y otra vez, un juego muy antiguo e impropio de un equipo como el Madrid máxime sin tener jugadores altos y que vayan bien de cabeza salvo Benzema. Mal Ancelotti.
Visto lo visto, confianza poca si tenemos rivales parecidos o nos juegan de forma parecida aunque no tengan calidad alguna.
cierto, no pude ver el partido, y al verlo en diferido me ha sorprendido como jugamos,
no jugamos mal: tuvimos el balón tuvimos muchas ocasiones de gol , el portero rival estuvo muy acertado (cosa que no hicimos en el gol a la contra, donde no vigilamos a que nos coló el tanto).
el penalti que nos dio el gol fue precedido por otro a Vinicius (que gran ayuda la tecnología para ver ese ligerísimo toque del defensor sobre la punta de sus bota). y elos en dos ocasiones nos hcieron dos tantos, el futbol es injusto pero es lo que hay. Lo que no es de recibo es que en el minuto 12 mas o menos a Camavinga le hiciesen 5 faltas y el arbitro como si tal cosa.
Los años de militancia madridista te dan la mesura imprescindible para sobrevivir a una temporada del Real Madrid.
Ni teníamos la liga ganada hace 7 días ni hemos caído en fase de grupos de la Copa de Europa ayer.
El problema del actual Madrid es que es un equipo mediocre que quiere jugar como los grandes. Ya no podemos ir al intercambio de golpes. Todos los partidos, salvo Mallorca, han sido una moneda al aire y ayer salió cruz. Suele pasar a los equipos que no defienden nada y atacan mucho pero mal.
Seguro que entre la propuesta de Zidane la pasada temporada, que tocaba más la pelota con el pie Courtois que Benzema, y el todos hacia arriba y a ver lo que sale de Carletto, hay un termino medio. Se juega para ganar, no para atacar.
Hablando de atacar y de atacantes, vale más que Benzema no se nos resfríe. Ayer volvimos a ver a Jovic. Lento, pesado, sin movilidad, sin remate... Estorba más al ataque del Madrid que incordia a la defensa rival. ¿Qué hace en el Madrid ? ¿Quién interesó su fichaje? ¿Aún trabaja para el club? Es que tampoco fue barato.
"Vinicius es infinitamente mejor de lo que era con Zidane", esto es una mentira para bobo y además una facilidad intelectual. Los jugadores no cambian de la noche al dia. Vinicius ha ido evolucionando a los pocos, incluso en la labor defensiva por insistencia de Zidane. Pero eso no es algo que se valora en los médios (y consequentemente el público no lo ve, ya que ele publico necesita de pedagogia).
Por lo demás, yo soy de los que piensan que los campeonatos se ganan desde atras, e este Madrid de Carlo aun no me a demonstrado ser sério en ese aspecto.
Un saludo.
Gracias, buen artículo.
El juego fue mucho mejor que el resultado. No desespero.
Los fallos de la defensa se arreglaran, ya que el peligro por la izquierda se paliara con Mendy.
Los jugadores entenderán en frío lo que parece por las declaraciones que no entienden........ Los dos goles los marcaron jugadores en solitario, sin marcaje.
Aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir el equilibrio que da los trofeos. Al final es un equipo en construcción, que en poco tiempo ha demostrado de lo que es capaz tanto positiva como negativamente. Los defensas parecían mucho mejor el año pasado (la pareja Nacho-Militao se salió en el tramo final) pero es que el sistema les arropaba mucho más. Los atacantes (Vinicius, Rodrygo, incluso Asensio) parecen mejores, pero es que también están algo más liberados de tareas defensivas para poder atacar con más libertad. El crecimiento de los jóvenes nunca es una linea recta hacia arriba, sino que suele estar salpicado de altibajos. Pero crecer, están creciendo.
Y lo siento por los nostálgicos, pero Butragueño vivió toda su carrera de dos temporadas buenas. Supongo que la distancia engrandece las leyendas.
Ya comenté en otro artículo que es una pena que tengamos una porrada de millones de límite salarial y no hayamos aprovechado para fichar a Koundé, ahorrándonos la ficha de renovar a Lucas Vázquez, porque habríamos tenido solucionados el problema del tercer central y del lateral derecho de una tacada.
Gran texto.