Probablemente una de las frases más lúcidas de Jorge Alberto Valdano fue aquella que definía al fútbol como un estado de ánimo. Los madridistas hemos vivido un gran ejemplo con la vuelta de Zidane. ¿Quién iba a decir que muchos madridistas estuviéramos esperanzados con lo que está por venir después de haber perdido tres títulos hace sólo dos semanas? ¿Cómo imaginar transitar tan rápido desde la depresión deportiva a la ilusión colectiva?
Esta esperanza renovada, que va a servir para llevar mejor dos meses de competición sin aspiraciones de tocar metal, tiene en Zidane su principal justificación. Al francés le avala su exitosa trayectoria en los dos años y medio que ocupó el banquillo blanco. Sus nueve títulos hablan elocuentemente de su enorme valía para tripular el transatlántico merengue pero hay un valor que sobrepasa sus capacidades técnicas y éste es la confiabilidad que evoca en los aficionados.
Zidane siempre supo detectar el momento en el que irse. Ese momento llegó para el francés cuando su nivel futbolístico, entendía él, ya no podría corresponder a las expectativas de una afición acostumbrada a su caviar. Y también, para gran pena de la mayoría, cuando el pasado verano, en plena resaca post Champions, pronunció las famosas palabras de que el equipo precisaba un cambio ya que él no se sentía el adecuado para volverlo a llevar a la victoria. Esa inteligencia para detectar el momento debe llenar de esperanzas al madridismo puesto que su vuelta sólo puede obedecer a que Zizou cree que pronto se volverán a dar las condiciones para volver a ganar.
Probablemente en su decisión hayan pesado enormemente los planes que ya mismo esté trazando junto al Club para volver a formar un equipo competitivo en el que vuelva a calar el mensaje del francés.
Hace poco escuchaba a Segurola asegurar que “hay una condescendía enorme con lo que hace Zidane”. El periodista realizaba esta afirmación en relación al primer partido del francés en esta nueva etapa. Lo que realmente hay con Zidane es una enorme confianza porque después de haber ganado nueve títulos en dos años y medio sólo habla de aquellos títulos que dejó de ganar en lugar de poner el acento, con todo merecimiento, en la gloriosa historia vivida con él al frente. No se perdonó nunca perder una liga en octubre, tampoco caer en la copa viendo como el Leganés remontaba en el Bernabéu la ventaja obtenida en el partido de ida. De alguna forma percibió que no lograba insuflar la tensión competitiva para el día a día y la Champions no contradijo su percepción. Zizou es confiable para el madridismo porque es íntegro y porque es ganador. Siempre que llegó al Madrid fue para ganar. Seguro que es el primer convencido de que se axioma no se quebrantará.
Comentario muy suave para lo que se merece la última pontificación de Kalikatres sapientísimo.
Efectivamente, no hay nada más bello que lo que nunca se ha tenido,y nada más amargo que lo que se ha perdido.
Condescendencia es lo que tienen los ignorantes y papanatas compañeros de profesión hacia un "fatuo engolado" como es el Kalikatres, del que dicen que es el mejor periodista deportivo español. Ja!!!
No es é, el más condescendiente con su "amiguito indepe" del que todo lo que hace le parece maravilloso, hasta cuando pierde.
Los aficionados del RM somos condescendientes con quien nos da la gana. Que se baje del púlpito y que deje de dar la matraca.
''Los aficionados del RM somos condescendientes con quien nos da la gana''
Joder!!! (disculpe el improperio, pero es que) es de lo más significativo que he leído en mucho tiempo. Gracias.
Pero recuerde que la tarea de la prensa es explicarnos a nosotros, el populacho vil, cómo es que se supone que funcionan las cosas. Nosotros, oh pobres mortales, no somos capaces de percibirlo.
Saludos.
Condescendencia, confiabilidad, ilusión... Que cada uno lo vea y sienta como quiera. En mi caso, además del aval de los hechos/títulos conseguidos, me gusta ver a un tipo con clase y carisma al frente del primer equipo.