Condenados

No hay proyecto, queridos galernautas. Comienza a rodar la pelota en la pretemporada 2016/2017 y se confirma lo que todos ya venimos sabiendo desde que Florentino echó a Valdano, o desde que Valdano echó a Del Bosque, o desde las derrotas en Tenerife, o desde que Mendoza echó a Antic... o desde que un insensato se atrevió a fundar el Real Madrid.

Anoche el PSG nos pintó la cara con tres goles en apenas 39-40 minutos y a esta hora aún no hay dimisiones en masa en las oficinas blancas. Zidane no parece darse por aludido, los jugadores no saben, no contestan y Florentino qué les vamos a contar que Relaño no haya dicho ya. Sí, dirán que acabamos de ser (otra vez, y van once) campeones de Europa, pero ya se sabe que fue "de aquella manera", gracias a las bolas calientes y con un Cristiano desaparecido, como siempre ocurre en las grandes citas. ¿Hasta cuándo mantendremos el espejismo?

Ya lo dice As bien a las claras, continuando con su desagradecida labor de abrir los ojos a quien quiera ver: "Una defensa sin tensión condenó al Madrid". Condenado, galernautas, el Madrid está condenado desde antiguo y lo de anoche solo fue la enésima confirmación. Pueden seguir ustedes celebrando Champions, que es lo mismo que mirar para otro lado, pero sepan que eso es solo celofán bajo el que no hay más que humo, aire viciado y decrepitud. Oh, Relaño, oráculo de las esencias madridistas, gracias por contarnos las verdades del barquero, por meter el dedo en esta llaga supurante y por enseñarnos el camino de la verdad.

Resulta cuanto menos curioso que este camino pase habitualmente por jugadores nacionales y/o canteranos, tan del gusto de nuestra querida prensa deportiva. En principio, no tendríamos ningún problema en celebrar esta circunstancia -de hecho, no lo tenemos-. Nos gusta, y mucho, observar el buen hacer de gente como Marco Asensio, Odegaard o Llorente, jóvenes que deben suplir con ambición y desparpajo su, a priori, puesto secundario en la plantilla. El madridismo se dice de muchas maneras y una de ellas es justamente ese ímpetu juvenil ("los niños", dice hoy Marca) que no sabe de jerarquías y busca asaltar los cielos sin pudor. Sea bienvenido siempre ese esfuerzo y hasta esa arrogancia.

Lo que pasa es que, veteranos como somos en esto de ver el andar de la perrita, ya hemos visto muchas veces cómo este empuje de jugadores españoles y/o canteranos suele usarse no tanto como virtud del trabajo del Real Madrid en fichajes o en formación, y sí más bien como modo de cuestionar precisamente la política de contrataciones de Florentino y las preferencias del entrenador (del que sea) a la hora de hacer las alineaciones. Jugada maestra, ¿no?, aunque también ciertamente perversa: ya no es que los defectos que tenga el Madrid pasen a primer plano en, valga la redundancia, las primeras planas, sino que hasta las virtudes tornan en defectos en un giro de guión que ni Shyamalan y que ya nos sabemos de memoria.

Así que lo dicho, comenzó anoche el nuevo acabose blanco (valga la contradicción), solo salvado por los jóvenes españoles y/o canteranos del equipo. Ya vendrán los Bale y Cristiano a confirmar el Armageddon, y puede que hasta Pogba, por quien habría que desembolsar todos los millones del mundo para dejar en el banquillo a uno de esos jóvenes jugadores españoles y/o canteranos que buena parte de nuestra querida prensa acogerá en su seno como arma arrojadiza. No nos digan que no les suena la historia.

Qué diferente es todo en Can Barça. Allí todo es eterno comienzo de un amor de verano, mariposas en el estómago y parabienes. Le ha tocado ahora a André Gomes entrar a vivir en la aldea del arce, donde también tienen casa mi pequeño pony, Heidi, los osos amorosos y un arcoíris que siempre pasa por allí. En Barcelona sí que respetan a la cantera y no despilfarran millones. Allí hay madurez, esa de la que, según Mundo Deportivo, hizo gala el citado jugador portugués en su presentación.

Tanta madurez como la que refleja Marca en unas sesudas declaraciones del ex del Valencia: "El Barça se adapta mejor a mi filosofía". No sabemos si el catedrático André Gomes es analítico o continental, no sabemos si su raíz es platónica o aristotélica, ignoramos si tal vez asume el discurso diseminador de Derrida o el pensamiento débil de Vattimo, pero ahí sí que hay una exclusiva o un confidencial de esos que gustan tanto en la prensa catalana. ¿A qué espera Savater para entrevistar a André Gomes? ¿Dónde está Ángel Gabilondo cuando se le necesita?

Pero acabemos ya este portanálisis con la prueba definitiva del buen hacer azulgrana frente a la eterna errancia a la que nos condena (recuerden la palabra) el florentinismo. Es Sport quien nos abre los ojos, más o menos como suele hacerlo Relaño. El Madrid no hace sino derrochar millones y entorpecer el progreso de jugadores notables con estrellas de relumbrón, mientras que el Barcelona tiene muy claro su proyecto de cantera, de gastos controlados y de... 32 posibles delanteros en expectativa de fichaje. Eso es proyecto, carajo, y no lo nuestro. Eso es planificación, modelo y Masía, siempre Masía.

Mientras asistimos a otra caída del imperio madridista y observamos con envidia la estable construcción del equipo culé, ¿alguien podría pasarnos las obras completas de André Gomes?