Para Antonio Iriarte, holmesiano y cripto-madridista
Hay demasiados tópicos en torno a la figura literaria de Sherlock Holmes. Sin duda, las numerosas adaptaciones al cine o a la televisión han dado lugar a una serie de clichés sobre el gran detective de ficción que a veces poco o nada tienen que ver con el personaje creado por la mente del escocés Arthur Conan Doyle. Todo ello nos remite a varios estereotipos falsos que han ido rodeando siempre a nuestro Real Madrid: equipo del régimen, equipo de ricos explotadores, perseguidor de causas nobles, en definitiva, un ávido sheriff de Nottingham que persigue a los bondadosos seguidores de Robin Hood.
Por ejemplo, se suele representar a Sherlock habitualmente portando un gorro de caza, cuando lo cierto es que sólo se lo pone un par de veces, en relatos que transcurren por la campiña, en “La aventura del valle de Boscombe” y en “Estrella de plata”, si nos guiamos por las ilustraciones de Sidney Paget que ilustran magníficamente los textos originales publicados en The Strand Magazine. Normalmente, vestía como un caballero de la época, con sombrero clásico, a veces de copa, como lo muestra cualquier dibujo o grabado de la época. Y qué decir del tópico “Elemental, querido Watson”, que nunca salió en ninguna de las múltiples historias, sino en una de las películas de los años 30 protagonizada por Clive Brook y que pasó a formar parte de un imaginario canon holmesiano. Lo más parecido que sale escrito es en “La aventura del jorobado” cuando, tras explicarle una deducción a Watson, éste dice “¡Excelente!”, a lo que Holmes contesta con un escueto “Elemental.” La cita que al menos sale en cinco de los relatos es la de “Conoce usted mis métodos, Watson”, quizás menos expresiva y comercial que la que se sabe todo el mundo.
Sherlock Holmes recuerda al Real Madrid en que necesita tener un objetivo para estar centrado en él. Todos recordamos las veces que nuestro equipo se “ha dejado llevar” en competiciones ligueras cuando estaba demasiado alejado de la cabeza y tenía imposible conquistar el título: la dejadez y la desidia se apoderaban de su espíritu y dentro de sus filas. A Holmes le ocurría algo similar cuando nada ocupaba su mente, era en esos momentos cuando caía en el recurso de las drogas (como al principio de “El signo de los cuatro”). Es una mente científica poco dada al sentimentalismo, básicamente lo mismo que “no jugar a nada, solo a ganar”. Para él, no es cuestión de inventar un estilo, sino de ser eficaz para lograr culminar el objetivo. Tampoco Holmes es ambicioso, no le preocupa para nada el dinero, le mueve el trabajo bien hecho, el derrotar a sus rivales y resolver los casos, para poder salir en los titulares con el trofeo conseguido tras cumplir con su deber y haber podido mostrar sus habilidades.
Es un personaje eminentemente pragmático; como buen británico, cree en el orden establecido, un baluarte frente al caos que suelen aportar los extranjeros (pongámonos en el arrogante contexto inglés de finales del siglo XIX, cuando la era victoriana estaba en pleno esplendor de supremacía a nivel mundial). En ese sentido, nada más madridista que una de sus frases en “El intérprete griego”: "No puedo estar de acuerdo con quienes consideran una virtud la modestia". Y es que no hay nada menos madridista que la falsa modestia: si somos el club de las 13 Copas de Europa por qué no vamos a presumir de ello a diario, aunque eso siente mal a todos los voceros biliosos de la antiestética y numerosa secta que forman nuestros antis.
El Sherlock de las películas, que sin duda es el más conocido para la mayoría del público, es bastante prescindible, si exceptuamos alguna interpretación como las de Peter Cushing – aunque no daba la altura física del personaje escrito -, Basil Rathbone o las de Jeremy Brett en la serie televisiva de los años 80. Hay auténticos atentados al espíritu de Conan Doyle como la adaptación de Billy Wilder “La vida privada de Sherlock Holmes”, indigna de este gran director, o la más reciente protagonizada por Robert Downey Jr. y Jude Law, absolutamente infame en todos los sentidos. Hay tanta filmografía al respecto del personaje, que algunas adaptaciones recuerdan a los más oscuros años del madridismo, cuando a veces se llegaba uno a plantear si este club iba a poder sobrevivir ante el caos que dejaron aquellos años oscuros de eliminaciones en octavos de final de la era post-galáctica o la tenebrosa época del pseudo-perfeccionismo del fútbol de Guardiola y sus huestes.
Y es que cuando hay un trabajo bien hecho, sólido, fruto de una buena preparación, es cuando se suelen conseguir los mejores resultados. Como dice Holmes en “Escándalo en Bohemia”: "Es un error mayúsculo hacer teorías antes de disponer de todos los datos". Extrapolando al terreno de juego, indudablemente es necesaria una adecuada planificación, dejando el mínimo lugar a la improvisación a priori, aunque luego, sobre el campo, siempre suele ser muy valiosa la chispa del talento. Observar y deducir, lo primero (a Watson le dijo una vez: "usted ve, pero no observa"), y después, actuar. Y actuar quiere decir darlo todo, intelectual y físicamente: además de ser un maestro del disfraz, Holmes es un buen boxeador y muy hábil en el manejo del bastón como arma defensiva. También tiene buena puntería cuando dispara. Así pues, lo ideal es aunar preparación (teoría) con la práctica para de esta forma lograr los resultados apetecidos y la consecución de los objetivos fijados. Y muchas veces, el éxito – en la solución de un caso detectivesco o en la conquista de un trofeo deportivo – está más en la sencillez y en la concreción: "Por regla general, cuanto más rebuscada es una cosa, menos misteriosa resulta" (“La liga de los pelirrojos”).
Y sin perder de vista los detalles, por supuesto. Por ínfimo que parezca: "No hay nada más importante que las minucias" (“El hombre del labio torcido”). O “Nada es pequeño para una gran mente” (“Estudio en escarlata”). Cuantas veces ha resultado importante para el Madrid algo que pareció nimio en su momento: fichajes como Karembeu, Anelka o Geremi son apenas recordados hoy en día en la historia de nuestro club, pero sin sus goles ante el Leverkusen, el Borussia o el Bayern es posible que alguna entre la Séptima, la Octava o la Novena no estaría posiblemente en nuestras vitrinas.
Sherlock Holmes, gran melómano, también nos hace ver que con el mejor violín, un magnífico Stradivarius, se puede ser capaz de dar notas disonantes. Eso mismo que le pasó al Madrid por ejemplo en la última etapa galáctica, donde se juntaron todos los Stradivarius a la vez (3 Balones de Oro + Beckham en la misma temporada 2003-2004, 4 Balones de Oro, incluido Michael Owen, en la siguiente) y, sin embargo, el conjunto desafinó por completo a final de la campaña, con el descalabro en Liga, la noche aciaga de Montjuic ante el Zaragoza (2-3) o el derrumbamiento completo del edificio en el estadio Luis II de Mónaco, donde se desperdició un 4-2 de la ida y un 0-1 al inicio del partido de vuelta. Por no hablar de la siguiente temporada, que fue aún peor, con 3 entrenadores distintos, Camacho, García Remón y Luxemburgo.
Hay una serie de personajes que aparecen en las aventuras de Holmes, como su inseparable Doctor Watson, médico militar, “normal” al 100%, con sus virtudes (sobre todo su valentía) y sus defectos (amante del juego y algo superficial), pero un buen contrapeso para el protagonista, y además es el narrador de las andanzas del detective. A Mycroft Holmes, hermano mayor y cerebro francamente brillante, le falta en cambio la energía de Sherlock, ya que le vence su pereza y su amor por sus rutinas. Un teórico total al que le falta tirarse al barro, como tantas estrellas futboleras que no llegaron a pasar a la historia por no querer asumir riesgos.
El célebre profesor James Moriarty tan sólo aparece en dos casos, “El valle del miedo” y “El problema final”, aunque, una vez más, figura en un sinfín de películas, ninguna para recordar, lo que hace pensar a mucha gente que sale en múltiples relatos de Conan Doyle. Un matemático brillante al que le pueden sus dotes de malvado, cegado por la codicia y por la ambición: un culé irredento, envidioso, un perverso que maneja los hilos de una compleja organización criminal y que no suele dar la cara.
La característica más profundamente intrínseca al carácter madridista es también una de las primordiales para Holmes: no darse jamás por derrotado, luchar hasta el final, así el caso sea enrevesadamente complicado (“Este es por lo menos un problema de tres pipas”). ¿Se les ocurre a ustedes alguna frase más madridista que la que aparece en la novela “El sabueso de los Baskerville”: “No hay nada más estimulante que un caso en el que todo se pone en contra de uno”? ¿Acaso hay algo más estimulante – poniéndonos al borde del paro cardíaco - en la historia del balompié que la situación que estaba pasando en el Estadio Da Luz de Lisboa, un 24 de mayo de 2014, a las 22:35 aproximadamente? Era un caso de imposible solución para todo el mundo, excepto para el Real Madrid, y en concreto, para Luka Modric y para Sergio Ramos.
Curiosamente, uno de los rasgos menos conocidos de Sherlock Holmes es una cierta humildad que no se suele ver, ya que al describirlo siempre se antepone su altivez. Los grandes se distinguen por saber reconocer sus errores, al menos de vez en cuando, y Holmes lo ejemplifica en “El hombre del labio retorcido” cuando dice: “Confieso que he estado tan ciego como un topo, pero siempre es mejor llegar a saber tarde que nunca.” El admitir que no se ha estado a la altura es otra virtud, y hay muestra de ello en “La melena de león”, con su frase: “Al principio me mostré tardo, culpablemente tardo.”
Lo mejor es que se olviden de las películas y se pongan ahora mismo a leer relatos o novelas de Conan Doyle, que un 22 de mayo – como el día de hoy – de 1859 nacía en Edimburgo y nos deleitó con la creación del mejor detective de la historia: método, organización, deducción y resolución, aderezado con ironía, emoción y con entretenimiento a raudales, es decir algunos de los mandamientos más indispensables del madridismo.
Cada vez que sale un texto de Athos voy corriendo a leerlo. Muy interesante la comparativa entre Holmes y el Madrid. Casualmente recuerdo que un muy bien amigo mío me dijo hace años de el VARsa era un digno moriarti para el Sherlock Holmes que es el real Madrid, y se me quedó grabado. Ahora con Athos todo cobra sentido. Por cierto Athos, tu como cinéfilo que me dices de "asesinato por decreto" una peli que vi de joven y no he vuelto a ver pero tengo un vago recuerdo de que me gustó. Me parece que Holmes era Christopher plummer y Watson James mason. Un abrazo
Muchas gracias, Smokin Joe.
"Asesinato por decreto" tiene un reparto sensacional: Plummer y Mason, y además aparecen John Gielgud, Donald Sutherland, Anthony Quayle, Geneviève Bujold...Dirigida por Bob Clark, el de "Porky´s". Reconozco que me entretuvo mucho, Plummer daba bastante bien la talla como Holmes. La califiqué en su momento con un 6.
A mi me gustó "Asesinato por decreto", una película muy digna y C. Plummer como Holmes me pareció de los mejores (no me convencen Peter Cushing ni el más antiguo Basil Rathbone ; precisamente estos han marcado mucho la imagen que hay de de Sherlock Holmes para mal).
Pero al gran Sherlock Holmes hay que disfrutarlo en las novelas ¡qué maravillosas son! Las leí muy joven y me engancharon al personaje por completo. Por eso me ha encantado este artículo, como tantos otros de Athos. Reconozco que nunca se me había ocurrido la analogía, pero comparar a Moriarty con el Barcelona me ha parecido de lo más atinado.
Solo difiero en una cosa, a mí me encantó "La vida secreta de Sherlock Holmes", será porque soy fan irredenta de Billy Wilder y no lo puedo remediar. No puedo decir lo mismo de las películas de Robert Downwy Jr. Sin embargo, sí me gusta la serie "Sherlock", puede parecer que no tiene nada que ver con el "canon holmesiano" pero creo que el personaje sí está bien adaptado a la realidad actual y refleja el carácter y forma de ser de los personajes.
¡Viva Sherlock Holmes y hala Madrid! Gran artículo, Athos.
La película de Wilder es simplemente para pasar el rato, ami modo de ver. Dos guionistas tan excelentes como el propio Wilder y Diamond no captaron para nada el espíritu de ACD, además de que ni Robert Stephens ni Colin Blakely dan la talla (insisto, bajo mi punto de vista) como Holmes y Watson. Y es lástima, porque dada la magistral carrera de Wilder, autor de numerosas obras maestras indiscutibles, esta producción es una mancha en su extraordinario recorrido por el cine.
Siempre interesantes e instructivos los artículos del señor Dumas, como bien explica el camarada Smokin Joe. Por cierto, también tengo una curiosidad , a ver si alguno de los ínclitos y abundantes galernautas que por aquí abundan me saca de dudas. Uno de los grandes "éxitos" literarios de la generación "beat" fue "En el camino" (Jack Kerouac), donde uno de los personajes , Dean Moriarty, representa al amigo (Neal Cassady) del brillante autor. ¿ Sabe alguien si la elección del apellido Moriarty tuvo que ver con el personaje (Jim Moriarty) que aparece en las novelas/películas de Sherlock Holmes ?.
Yo también devoré todos los relatos y las cuatro novelas de Sherlock Holmes. Era fascinante sumergirse en aquella época victoriana tan bien retratada.
Como curiosidad, "La Melena de León" y "El Soldado de la Piel Descolorida" están narradas en primera persona (o sea, por Holmes directamente) y es curioso ver como Conan Doyle se las tuvo que ingeniar para no ir destripando el argumento y la resolución final...
En cuanto a "Asesinato por Decreto"... se toma prestado al personaje, pero Holmes jamás trató el tema de Jack el Destripador....
Por cierto, si habéis visto la película "Odio en las Entrañas" (Sean Connery y Richard Harris), dice estar basada en un libro de un tal Arthur H. Lewis. Pero si habéis leído "El Valle del Terror" de Sherlock Holmes, la parte segunda de este último es clavadita a la película...
Interesante comentario, querido JMB. No he visto esa película, a ver si me la agencio para poder opinar.
Magnífico artículo. Me quedo con Moriarty igual a culé.
Muchas gracias, Antonio.
Genial artículo, @AthosDumasE, como tantos otros que he leído tuyos. He devorado libros de Conan Doyle, Agatha Christie, Chesterton, y todo lo que tiene que ver con el Madrid. Gracias.