La idea para hacer la crónica del partido la tuve subiendo a Uzturre. Allí estaban en un prado, al lado del pedregoso camino, pastando indiferentes, ajenas a lo que las rodeaba. Nadie las miraba y a nadie miraban.
Y si…
Igual mi plan no era tan descabellado. Lo único que necesitaba para llevarlo a cabo era un par de vacas futboleras.
Cántabras, para más señas…
Viernes, 29 de marzo.
Cima del monte Uzturre. 10.25 h.
—¿Centella?
—Sí, ¿Quién es?
—Soy Fred, Fred Gwynne, el que os entrevistó hace un par de meses, el de La Galerna.
—¡Hombre, Fred! ¿Qué se te ofrece, corazón?
—Tengo una propuesta para vosotras.
—Tú dirás…
—Mira, de vez en cuando hago crónicas de partidos y este sábado tengo que ir a Anoeta. Como sé que vosotras sois muy futboleras he pensado que igual os interesaba colaborar conmigo.
—Lo que tú nos pidas, rey, ¿qué tendríamos que hacer?
—Nada especial, ser vosotras mismas. Me gusta innovar, buscar los límites, no ceñirme a esas narraciones aburridas que no muestran lo que de verdad sucede en el campo. No quiero presumir, pero fui un pionero. Hice la primera crónica internacional de la historia sin ver el partido. Y ahora he pensado ir más allá, infiltrarme entre los jugadores, ser uno más. Y para eso necesito profesionales, vacas valientes sin miedo a que les pille el toro, os necesito a vosotras. Seréis mis ojos y mis oídos en el terreno de juego, mis espías.
"En Anoeta no vais a tener ningún problema. ¿A quién le va a parecer extraño en Euskadi ver a dos vacas pastando en el césped? A nadie, os lo garantizo. Ni se van a fijar en vosotras"
—¿Tus espías?
—Sí, ya sabéis la de limitaciones que tenemos los periodistas para acercarnos a los jugadores. Dan una rueda de prensa y listo, se acabó. Así no hay forma de hacer una buena crónica. Yo no quiero estar en una pecera y ver el partido a cien metros de distancia, quiero vivir lo mismo que ellos viven, ver pasar el balón a mi lado, escuchar sus conversaciones, sus gritos; en resumidas cuentas: quiero que os infiltréis.
—¿Infiltrarnos? ¿En dónde?
—En el terreno de juego, en Anoeta, siendo vacas no vais a tener ningún problema. ¿A quién le va a parecer extraño en Euskadi ver a dos vacas pastando en el césped? A nadie, os lo garantizo. Ni se van a fijar en vosotras. Pero vosotras sí os vais a fijar en ellos, al detalle, quiero saberlo todo, escucharlo todo. Vamos a marcar un hito en el periodismo deportivo, será la mejor crónica de la historia.
—Cuenta con nosotras. Hablo ahora mismo con Rubia y le explico el plan. Esto no nos lo perdemos, además, en Igueldo tenemos un par de primas de la Real: Txuri y Urdin, majísimas, muy formales, todo el día dando buena leche, viven en un prado precioso, con vistas al mar. Y tienen pasto en miniatura, pequeños bocados de hierba, no veas cómo cocinan. ¿A qué hora es el partido?
—Mañana, a las nueve, pero es mejor que os acerquéis hoy mismo. Intentad coger el autobús de las cuatro en Torrelavega, tiene una parada en Amara, al lado del estadio. Si podéis, colaros hoy mismo en Anoeta, que los empleados os vean ya rumiando por el campo, que se vayan acostumbrando a vosotras, que no recelen.
—Vale, y luego, cuando termine el partido, ¿cómo te pasamos la información?
—Me llamáis al móvil. Estaré cenando en la sociedad, pero me llevaré el portátil. Quiero saberlo todo de primera mano. Os podéis acercar al banquillo, a los árbitros, a los jugadores. Las vacas son parte del paisaje de Euskadi, nadie desconfiará de vosotras, haceos las locas, id de aquí para allá…cualquier detalle, cualquier información puede ser muy útil. Ánimo y mucha suerte.
—¿Fred?
—Dime, Centella, ¿alguna duda?
—No, ninguna, respecto a lo nuestro…
—Prefiero no hablar de ello. He pasado página.
—Es que…
—No quiero hablar, Centella, en serio.
—Vale, pero recuerda que aquí estamos para lo que necesites.
Sábado, 30 de Marzo.
Sociedad Recreativa “Salda Badago” Elkartea.
19.57 h.
Estoy nervioso e ilusionado. A ratos. Hace media hora estaba muy ilusionado y ahora estoy tan nervioso que se me ha resbalado el cuchillo fileteando el rape y casi me llevo medio dedo. Me engaño a mí mismo, intento aparentar lo que no siento, confío ciegamente en Rubia y Centella, pero no puedo evitar estar intranquilo ya que me juego el poco prestigio que me queda en La Galerna. He tenido que regalar unos pares de náuticos italianos para que me den esta oportunidad y no quiero desaprovecharla.
(“Caros, que sean caros, y de piel, nada de imitaciones” me dijo Pepe, el redactor jefe. “Y dile que también son de mi parte”, añadió).
Mi propuesta para que en la sociedad no dejen entrar a menores de 47 años sigue sin cuajar. Estoy ansioso porque Centella y Rubia me informen de todo. Ansioso y un poco más tranquilo
20.47 h.
Ya tengo la mesa preparada, el rape en el horno y las chuletas atemperándose. He metido cuatro botellas de sidra en un par de cubiteras con hielo y me he preparado un gin-tonic. La cuadrilla no tardará en venir, espero dejar de pensar en el partido y tranquilizarme.
21.57 h.
Hemos dado cuenta del jamón, las croquetas y el rape. He puesto tres chuletas en la plancha. En la mesa del fondo están cantando los del coro Ametsa. Comen, cantan y se van. Hay una cuadrilla de barbilampiños que han traído pizzas y están haciendo huevos fritos. El cirio que están montando, dejando el suelo de la cocina resbaladizo como una pista de patinaje, es de época. Mi propuesta para que en la sociedad no dejen entrar a menores de 47 años sigue sin cuajar. Estoy ansioso porque Centella y Rubia me informen de todo. Ansioso y un poco más tranquilo.
23.27 h.
El partido ha terminado hace tres cuartos de hora y todavía no han llamado. Me ha costado mucho no enterarme del resultado en la sociedad, pero a fuerza de escabullirme de varias conversaciones lo he conseguido. Quiero que toda la información me la den ellas, no estar mediatizado por otras personas.
Mi tranquilidad ha desaparecido a la misma velocidad que el arroz con leche que había traído de postre. Alf, uno de la cuadrilla, dice relamiéndose que qué hay de comer. Siempre cuenta el mismo chiste y siempre nos reímos. Yo hoy lo hago con una risa nerviosa, mirando el móvil compulsivamente.
00.47 h.
La cuadrilla ya se ha marchado. Llevo más de una hora llamándolas y no contestan. Me subo por las paredes. Estoy a punto de coger el co…
—¿Sí?
—¿Dónde cojones estabais? ¡Os he llamado veinte veces!
—Perdona, Fred, estábamos en la ducha.
—¿En la ducha?
…
—¿Centella?
—Sí, sí, lo siento, es que nos hemos liado, ya sabes lo fogosa que es Rubia, ha hecho buenas migas con Oyarzabal, que si vienes, que si no vienes, que si estamos todo el equipo en el vestuario, en las duchas… Fred, no te lo tomes a mal, sabes que te queremos mucho, pero una cosa lleva a la otra…
—¿Y el partido? ¿Y MI CRÓNICA?
—Bien, muy bien, tienes por ahí el portátil, toma nota. Te quieres estar quieto, Martín. Luego, Martín, luego, no seas pesado, ahora estoy ocupada, Fred, ¿sigues ahí?
—Sí, SIGO AQUÍ.
—No te pongas así, Fred, no seas celoso. A ver, todo fue como la seda, entramos al campo con el cadencioso andar de las vacas cántabras, bamboleándonos, marcando pezuña y ubre, nadie se fijó en nosotras, nos miraban como las vacas al tren, un éxito… En fin, a lo que íbamos, de la primera parte, si te soy sincera, no te podemos decir mucho, no habíamos cenado y tampoco íbamos a desaprovechar la hierba de Anoeta. Riquísima. No veas qué atracón. Yo creo que hubo diez o doce goles, no pudimos contarlos, no te quiero mentir, más que verlos los oímos, ya que no levantamos la cabeza del campo…
—Pero, PERO…
—Tranquilo, Fred, tranquilo, de la segunda parte no nos perdimos detalle. ¡Qué partidazo! Pim, pam, pim, pam, caían goles como churros, de un lado, del otro, de poder a poder. Apunta, apunta.
—Pero que apunte, ¿QUÉ? No me estáis diciendo nada, por Dios, me va a dar algo.
Hombre, Vinícius, ¿qué haces tú aquí, morenazo mío? Este no es tu vestuario… Fred, perdóname, ahora estoy un poco ocupada, te voy a poner con Rubia, ella te cuenta el resto…
—A ver, Fred, estás muy negativo. Tú quédate con lo global, con lo mollar del partido, si te digo que fue un partidazo es que fue un partidazo. Goles, goles, qué importa un gol más o un gol menos. ¿Te voy yo a mentir, cariño? ¿Quieres algo más concreto? Venga, apunta, la mejor jugada del partido fue una triangulación mágica de la delantera de la Real: Odegaard filtró un pase entre la defensa del Madrid, le llegó a Isak, este se la paso al primer toque a Oyarzabal, que de rabona se la dejó en el punto de penalti a William José. Lástima que al chutar pisase una plasta flácida y húmeda de color café verdoso, resbalase y se fuese al suelo de culo, estampándose contra ella. Casi dos horas, Fred, dos horas, no pensarás que vamos a estar todo ese tiempo sin abonar el campo… Hombre, Vinícius, ¿qué haces tú aquí, morenazo mío? Este no es tu vestuario… Fred, perdóname, ahora estoy un poco ocupada, te voy a poner con Rubia, ella te cuenta el resto…
—¿Centella? ¿Centella? ¡Qué desilusión, con lo que yo confiaba en vosotras! ¿Centella? Estoy hablando solo, por Dios bendito.
—¿Fred?
—DIIIIIME.
—Soy Rubia.
—Ya, ya lo sé. A ver, necesito que os centréis, necesito datos del partido, número de espectadores, goles, jugadas, al menos lo básico. Tengo que entregar la crónica hoy mismo.
—Y Centella, ¿no te ha contado nada?
—NO, NO ME HA CONTADO NADA.
—Tampoco es para ponerse así, Fred, te noto tenso. Venga, yo te hago un resumen. La primera parte nos la pasamos comiendo…
—Ya.
—Y la segunda me lie. ¡Qué guapo, Oyarzabal! ¡Qué guapo! ¡Y qué planta! Empezó de suplente, le vi en el banquillo, me acerqué pastando despreocupadamente, moviendo el cencerro con picardía, y, como quien no quiere la cosa, le eché una de esas miradas con mis ojazos que tú ya tan bien conoces, picarón… Cuando salió a calentar peloteé con él en la banda: tuya, mía, tuya, mía, tuya, mía, tuya, mía, tuya, mía, tuya, mía, ¡Qué calentón, por Dios! A mí me gusta más la posesión que a un tonto un lápiz. Y a él también, que yo eso lo noto ensegui… Vinícius, pero, pero, Viniiiicius…
…
—¿RUBIA?
…
—Sí.
—Necesito que me digas el resultado. YA, dime el resultado, me estoy quedando sin batería.
—¿El resultado? ¿El resultado exacto?
—Sí.
—Pon empate a 16, ahí andará, más o menos.
—¡¿32 goles?! Cómo van a marcar… ¡Mierda, la batería!
NOTAS DEL PARTIDO:
OYARZABAL: 10. Un titán, por bajo, por alto, aguantó varios partidos sin despeinarse.
VINICIUS: MATRICULA DE HONOR. No tenemos palabras.
Centella y Rubia.