Nada cambia si nada cambias. Kylian Mbappé ha llegado al Real Madrid con vitola de estrella, que lo es, siendo la materialización de un fichaje sufrido que, queriéndolo o no, ha producido un desgaste del que todos quisimos olvidarnos desde el minuto uno, pues la calidad de este futbolista era merecedora de opacar los tira y afloja de los despachos.
No obstante, el rendimiento del atacante francés está lejos de lo esperado, lo cual nos debe hacer reflexionar sobre los motivos, para poder identificarlos y corregirlos. No coincido con las voces que claman que no deberíamos haberlo fichado pues, como reitera nuestro presidente, los mejores jugadores deben jugar en el Real Madrid, y, sin duda, el parisino lo es. Sin embargo, en muchas ocasiones, no vienen los mejores, o no la mejor versión de sí mismos, pero sí se hacen los mejores estando en el Real Madrid, es ahí, donde identifico el problema.
Kylian tiene que saber, o debe hacérsele saber, qué es el Real Madrid, como se le recordó a la UEFA, vendettas doradas aparte. El Real Madrid no ha subido su estándar con la incorporación de Mbappé, pues el listón está siempre en lo más alto, así lo demanda la historia e idiosincrasia del club. Es Mbappé el que tiene que elevar su estándar si quiere acoplarse al Real Madrid, pues, con todo el respeto para su mundialista trayectoria y el gran club del que procede, el Real Madrid vibra en una frecuencia diferente. Los ojos de la grada del Bernabéu han visto pasar a los mejores jugadores, entrenadores, directiva y presidentes de la historia del fútbol. Han visto barro, sudor y hasta sangre, como decía don Santiago, y procedente de los pies más finos, pues la grandeza del Real Madrid está en la victoria y esa, que se puede conseguir con talento, seguro se consigue con trabajo.
Ojalá me equivoque, pero estimo que el problema de Mbappé es muy humano, y es que no hay mayor condena que te concedan todo lo que quieres. De hecho, desde su fastuosa renovación por su anterior club, y tras la Copa del Mundo, venimos asistiendo a un Mbappé diferente, con unos números intachables, pero en el que se percibe cierta apatía y una merma en ese fulgor que desprendía cada vez que cogía el balón.
Toca corregir. Quitarse el velo estelar, y volver a los ingredientes más simples pero costosos que, siempre y en todos los ámbitos de la vida, producen fruto: trabajo y disciplina. Con lo anterior ganará la seguridad que parece escapársele, el respeto de sus compañeros y la grada, y su máximo nivel y rendimiento. Los mencionados elementos también ayudan a aplacar las consecuencias de la presión y un estado psicológico adverso, como identifican algunas fuentes.
Debe encaminar su actual conducta, por su bien y el del resto que seguimos confiando en él. Con esfuerzo y método recordará, entre otras cuestiones, que los días de descanso no son para viajar a Suecia a discotecas, que en los partidos de visitante debe ser el primero en agradecer a los aficionados desplazados, y que precisa de un preparador físico particular y un plan personal, como tienen los grandes futbolistas.
Fuiste la ilusión del madridismo y, aun estando en ascuas, no se ha apagado el fuego.
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Que el Real Madrid debería haberlo fichado antes es obvio. Para el puesto en que realmente ha rendido siempre, extremo izquierdo, pero da la casualidad de que fichamos a Vinicius JR, me pregunto si hubiese sido al contrario y el que viniese libre fuese Vini con Mbappé aquí que ocurriría.
Por otra parte, el Real Madrid no necesitaba un 9 que no es un 9. Haaland encajaba mucho mejor en este equipo que Mbappe por un motivo sencillo, el 90% de los equipos se encierran contra el Madrid, un 9 que sepa bajarla, aguantar y mantener fija a la defensa es mucho más práctico al juego del Madrid que un 9 que necesita de espacios para lucir.
Pero bueno, ahora se supone que encajará en la posición que quería con la baja de Vinicius, a ver si demuestra algo distinto, porque señores, la verdad es que ahora mismo Mbappé ni está ni se le espera.
Bueno eso último quizás es mentira, porque aquí el madridismo se llena la boca diciendo que el Madrid no espera a nadie pero han estado esperando seis años por él, y no damos minutos a jóvenes promesas que han demostrado más que él con minutos a cuentagotas. Un día, tal vez Endrick se canse de ver que Mfallé es inamovible por mucha cara de Morata que se le ponga y se vaya a otro club y la rompa a goles, ejemplos de casos así los tenemos a montones, que no todos los que se han ido han pasado frío, como gusta decir.
Si Mbappé fuese un mindundi no se le esperaría pero siendo lo que es incluso aunque todo este año fuese malo el que viene seguirían contando con él salvo que el jugador se rayara y pidiera su venta o alguna cosa rara.
Mitad Kaká que nunca fué en el Madrid el jugador del Milan y estuvo varios años dándole oportunidades el club, o más recientemente Hazard que ese sí que nunca se mereció nada y aún jugó contra el Chelsea en champions en vez de Vinicius.
Mirad Kaká quise poner, el corrector que nada corrige.