Comité de bienvenida

Turrones El Almendro patrocina las portadas deportivas del día. No es Navidad, aunque lo será ya mismo, al ritmo vertiginoso que imponen las leyes del mercado que todo lo anegan, incluso el calendario futbolístico. Tampoco se oyen panderetas ni zambombas, sino más bien timbales, cavaquinhos y bandoneones, instrumentos más adecuados para dar la bienvenida a dos brasileños y a un argentino, que vuelven a casa un quince de octubre.

Es conocido que en La Galerna somos mucho de Marcelo. Tenemos bien anotados los debes y los haberes del brasileño y la cuenta nos sale a devolverle tanto, que ciertas licencias defensivas pasan a un segundo plano. Hoy As nos lo coloca en portada, apuntando el dato de que el Madrid no ha ganado (aunque tampoco ha perdido) sin la presencia de nuestro chico de Ipanema. Bienvenido sea su regreso. Ojalá en su cabeza siga jugando al fútbol-playa, aun con los riesgos que ello supone. Ojalá contagie de samba al equipo -últimamente rígido como una danza palaciega- desde esta misma tarde.

Pero, claro, línea editorial obliga y no se hizo As para formar parte de un azucarado comité de bienvenida y quedarse tan tranquilo. Hay que meterle rock duro a la portada, uno de esos con tachuelas, rabia juvenil y dos o tres gotas (o metros cúbicos) de resentimiento. Cristiano se ha enfadado en el entrenamiento por un caño de Danilo y la noticia pide que la BBC, Al Jazeera y la CNN abran sus informativos con el turbio asunto. Salta la polémica, queridos galernautas. Dejen todo lo que estén haciendo y acudan prestos a denunciar el escándalo. Volverá Marcelo y tal, pero es que Cristiano caca, culo, pedo, pis, y eso sí que es noticiable. Hasta lanzó un pelotazo a la grada el de Madeira. ¡Habrase visto semejante grosería! Poco importa que el propio Cristiano ya previera de palabra que su gesto iba a convertirse en carnaza; menos importa que Zidane, sonrisa en ristre, tildara de anécdota el lance. De eso nada. A Relaño no se la dan con queso a la hora de distinguir una chorrada de una noticia de alcance.

Si no nos creen, observen cómo la prensa culé ha pasado olímpicamente del "enfado" de Cristiano, al menos la prensa culé que no se hace en Madrid.

Se viste de gala Mundo Sportivo para recibir a sendas estrellas de su universo pequeñito y a la vez cósmico. Desde la enfermería llega "por fin Messi", tal y como reza (nunca mejor dicho) el titular de Sport, a cuyos redactores imaginamos cargados de rosarios al cuello y estampitas de la Moreneta, a la que han orado píamente todos estos aciagos días de lesión del argentino. Ese "por fin" así lo hace intuir. Lloraba el bandoneón. Cuánta desazón nos envía a veces el Señor para poner a prueba nuestra fe en el tiki-taka.

Pero también llega Ronaldinho -Ronnie para los amics- para hacer de la sacristía un sambódromo, para que el aguado y pacato vino de misa deje paso a la más lúdica caipirinha, para introducir un poco de levedad y desparrame en convento tan beato como el culé.

Informa Sportivo de que el Barcelona quiere que el brasileño sea embajador global del més que un club, y no nos parece mal candidato, sobre todo si entendemos que la globalidad a la que alude el cargo incluye lo divino y sobre todo lo humano, demasiado humano, playas, discotecas y carnavales incluidos. Algo de ligereza no le viene mal al club catalán, usualmente tan encorsetado en su autoimagen de manual de fútbol para niños bien, tan encantado de conocerse, tan plomizo en su mensaje, tan pretendida y presuntuosamente de arte y ensayo. Messi no sabe de qué hablamos, pero mucho menos Xavi Hernández, sacristán mayor del monasterio.

Y ya que con la iglesia hemos topado, no podemos obviar la portada de Marca, ecuménica y pastoral como tantas otras veces, tal vez confeccionada no principalmente para nuestro bostezo, sino para esos extraños seres a los que les gusta el fútbol, así en general, y no un equipo en concreto. Cuenta la leyenda que alguien alguna vez se encontró con una persona así. Sospechen un poco de la leyenda, pero mucho de esas personas.