La vida es eso que pasa mientras el Madrid está en crisis y gana más títulos que nadie. Desde que tenemos uso de razón -las imágenes de antaño, en blanco y negro y que van a cámara rápida, parecen sacadas de un pasado feliz e irreal-, el club de Concha Espina es una institución a una crisis pegada. Es una maldición y una suerte a la vez que vertebra España y nuestras propias vidas.
Ocurre que, de un tiempo a esta parte, los títulos que compensaban ese relato aterrador basado en los socorridos el Madrid no juega a nada, el Madrid no da espectáculo (el término “espectáculo” definió la nomenclatura madridista noventera, pero se desterró a cambió de novedades retrofuturistas tipo “mediocentro defensivo”, “trivote” o “posesión”) se empiezan a espaciar más y más en el tiempo. Y si no es así, lo parece. El Madrid ha conseguido ser el ejemplo empírico de la relatividad de Einstein, de manera que parece que han pasado más años desde la Décima que desde la Séptima, por situar dos hitos alegres para el madridismo (que aun así no espantaron, claro está, a la crisis. Porque ¿y si a Mijatovic le hubieran anulado el gol por fuera de juego? ¿Y si el cabezazo de Ramos hubiera rebotado en el poste?).
De hecho, a veces no tengo claro si realmente ganamos la Décima. Menos mal que están esos youtubes de bodas interrumpidas por tipos vestidos de traje saltando y gritando. Me fío más de ellos que del palmarés oficial de la UEFA. El Real Madrid, el club que gana Copas de Europa vergonzantes.
Desde hace ¿25? ¿30 años? se nos viene contando que lo que define al Madrid es la victoria. Que aquí se gana y punto en boca. Si no te gusta, hazte del Barça. Pero no es cierto. En el retruécano final de nuestro desprecio a la realidad, nos autoimponemos retos porque nos acabó aburriendo aquello de ganar. Aquí hemos echado a Antic porque nos dio la gana. Capello se fue dos veces tras ganar sendas ligas. ¿Heynckes? Adiós muy buenas, amigo. La primera Copaduropa en 32 años, qué me estás contando. Del Bosque, jefe, su librillo está anticuado. Lo último fue necesitar un impulso después de que viniera un italiano bonachón que gustaba de comer jamón y llevarse a la buchaca finales de Champions.
Ser del Madrid es un deporte de riesgo. De un tiempo a esta parte es como un experimento sociológico, un Show de Truman planetario en el que, para animar a la audiencia, vemos a jugadores que nos cuentan que están tristes, que se van de fiesta tras un 4-0 porque están rodando una película, que son acusados de involucrarse en casos de chantaje en la banlieu de La Finca y que juegan 90 minutos frente a Andorra estando lesionados porque es fiesta nacional. Tipos que tras perder Champions, Liga y Copa, tras ser convertidos en capitanes, encuentran que lo más importante es pelear por su nuevo contrato. Por si acaso, se apuntan a clases de inglés (algo me dice que, si todavía estuviera abierta, la academia elegida hubiera sido Opening). Hasta tuvimos a un portero de titular que luego nos enteramos que había llevado al club a los tribunales. Si todo parece salir bien, como esas campanadas a medianoche de 2014 tras cuatro títulos y no sé cuántas victorias consecutivas, damos al botón de autodestrucción y empezamos de nuevo. Las comedias ligeras, para fans de Woody Allen. Esto es puro John Ford con guión, eso sí, de Rafael Azcona.
El desafío definitivo llegó el sábado 21 de noviembre de 2015. Unos días antes nos propusimos ganar a uno de los mejores equipos de Europa haciendo el peor partido que jamás jugara el club. Como lo conseguimos y ganamos al PSG, decidimos llevar la cosa al no va más: haríamos un partido todavía peor, nos inventaríamos un esquema 5-0-5 y nos haríamos marcajes individuales a nosotros mismos. El resultado fue un inolvidable 0-4 que, en cierto sentido, por puro nihilista, es más doloroso que aquellos 5-0 y 2-6.
Esta nueva corriente a lo Man on wire futbolero, que suma un elemento más al mítico ciclo kármico de Pepe Collins (la mayor aportación filosófica al madridismo de lo que llevamos de siglo), se lleva perpetuando con diferentes entrenadores, jugadores y presidentes. Está instalada en la médula espinal del Real Madrid y se antoja imposible de extirpar.
Resulta un esfuerzo condenado a la melancolía tratar de buscar una solución a este problema pero, por el puro sentido común que da la experiencia, hay cosas que parecen evidentes: no puede ser que todos los entrenadores sean malísimos. No es realista que los jugadores siempre acaben mal con todos los técnicos (excepto uno, Ancelotti, cuyo cese es quizá el único -¿el primero de muchos?- movimiento de rebeldía en contra de la dictadura del vestuario).
No es Benítez el técnico que más amigos suele dejar en sus vestuarios. Es más, parece tener un talento especial en llevarse mal con sus jugadores. ¿Y a mí qué? Aquí hay un nivel de análisis particular (¿Es Benítez el entrenador adecuado para el Madrid?) y otro global y más grave: ¿Deben decidir los jugadores la política y la gerencia diaria de la primera plantilla del club?
Si hay una desazón que nos dejó el clásico es que parece evidente que los jugadores o no entienden o no quieren entender al entrenador. Ambas opciones son gravísimas. Si al menos alguno de estos sopapos que nos llevamos cada vez más frecuentemente sirvieran para hacernos entender de una vez -directiva, cuerpo técnico, plantilla, afición- que es el club el que marca la pauta y que los demás solamente deberíamos acudir al JFKiano “no te preguntes qué puede hacer por ti el Real Madrid, sino qué puedes hacer tú por el Real Madrid”, casi que habrían merecido la pena estas goleadas. Quizá la culpa sea de Herrerín, que es el único que permanece impertérrito mientras todo pasa y todo queda.
En realidad, la crónica del clásico se resume en una frase que dijo Modric: “Cuando luchamos todos somos muy buenos pero otras veces no jugamos como un equipo. No es la primera vez que esto pasa”. Todo lo demás es palabrería.
Buenos días, mal debe estar las cosas para que en La Galerna, además de literatura y estilo se hagan
preguntas del estilo ¿ DEBEN DECIDIR LOS JUGADORES LA POLITICA Y LA GERENCIA DIARIA
DE LA PRIMERA PLANTILLA DEL CLUB? Así con mayúsculas. No se quien es D. Emil Sorel, pero
su artículo es todo un faro en este océano de tinieblas que nos rodea. Es la primera vez desde que estoy
en La Galerna que alguien coge su arco y su flecha y hace diana en uno de los problemas más graves que
tiene el club, decía mi profesor de Matemáticas que un problema bien planteado, ya esta medio
resuelto. Evidentemente todos conocemos la respuesta a la pregunta reseñada arriba, si conocemos la
respuesta, la otra mitad del problema es ¿Son los actuales dirigentes y cuerpo técnico los adecuados
para llevar a termino la segunda parte de la solución? Ustedes mismos señores de La GALERNA,
Comunero no puede hacer mucho más, pero ustedes sí, que ya les lee mucha gente.
Saludos blancos y comuneros
A mi modo de ver, el problema mayor de este equipo es la falta de personalidad, personalidad fuerte, claro está, que tienen sus supuestos pesos pesados. Sólo hay que ver quienes son nuestros capitanes y se explica buena parte del estropicio. No pido gente como Pirri, Hierro, Raul, no digamos D.Alfredo... Eso es imposible hoy en día, pero si me gustaría gente con el talante de Alonso, no me extraña que huyera de semejante fauna, o Arbeloa. Gente que cuando hable en la caseta, los demás callen y que cuando tire de las orejas a alguno y de esos hay varios, agachen la cabeza avergonzados y no se atrevan a rechistar. Gente que cuando se ataque a su club, responda. En definitiva, hombres de verdad.
Eso si entre canelita y sobre todo cristiano y raul hay un trecho
Enhorabuena por el artículo. Divertido y bien escrito y al meollo de la cuestión.
Sigo a Emil Sorel en Twitter y, después de leer sus comentarios en dicha red social, no me extraña nada el nivel de este artículo. Enhorabuena, señores de La Galerna, una vez más.
Muchas gracias. Ciertamente estamos de enhorabuena al poder contar con Emil Sorel en nuestra casa.
Bienvenido a La Galerna, Emil. Si ya es un lujo leerte en Twitter, hacerlo en esta casa es fantástico. Excelente artículo, por supuesto, llamando al pan, pan, y al vino, vino.
En el Real Madrid hay un problema de fondo, que sigue oculto como la gran base de iceberg, del que solo vemos ciertas pendientes, según cómo esté la marea y por dónde lleguen las tormentas. Pero lo cierto es que solo el club (directiva y cuerpo técnico), son los llamados a sentarse e intentar resolverlo con un proyecto serio y bien definido, y con metas a corto, medio y largo plazo. Y los jugadores tienen que acatar, respetar y luego defender ese proyecto dentro (jugando y dándolo todo) y fuera (con sus declaraciones y las de sus agentes, sin boicots), del campo. Y a la afición nos toca apoyar también ese proyecto, defender al club y a nuestros jugadores. No vivir en guerras permanentes, saboteando las decisiones del club ("es que no me gusta este entrenador", "es que este sistema no vamos a ganar nada", "es que ningunea a mi jugador favorito", es que, es que, es que...), ni haciéndole el juego a la prensa hostil.
Somos el mejor club de fútbol del mundo, y lo seríamos muchísimo más si remáramos todos en una misma dirección. Pero hay que conocer esa dirección e ir a por todas hacia ella.
¡Hala Madrid!
El problema.... puede ser cualquiera... hablemos de solución:
1- Adiós Florentino, CR, Ramos.
2- Bale tienes un año sin CR para demostrar de que estas hecho.
3- Comprar a gente con calidad de toque arriba (Reus, Hazard), no es por nada pero CR y Bale NO SABEN pasar el balón a sus compañeros, en cada juego vemos como fallan en jugadas que no deberían.
4- Zidane entrenador.... y dejarlo 5 años o más en el cargo.
5- Fichen a un lateral izquierdo por favor.
6- Pongan a jugar a los canteranos, que los queman a todos, ni para la venta sirven después.
No sé de donde me viene la frase "lo que es estúpido es repetir siempre el mismo comportamiento esperando que algo cambie". En eso está inmerso el madridismo. Estamos en un bucle eterno, un día de la marmota sin fin. Como diría uno de los juntaletras o todólogos , "merece la pena estar un par de temporadas en el limbo sin ganar y reconducir la situación".
Me refiero a lo que sería la primera refundación de este Barça en la era Cruyff. Se modernizó el Club, se tuvo paciencia (Cruyff tardó tres años en conseguir su primer título), se dejo el control de la parcela deportiva al entrenador y se consiguió influencia en los corruptos ámbitos que dirigen el Fútbol. Entonces tenían una afición tan cainita como lo es ahora la del Madrid y una prensa que nada tenía que envidiar a la que ahora sufrimos los madridistas. Lo peor es que no llegó a controlarlo del todo y en cuanto pudieron le pasaron la factura y le echaron. Pero había dejado implantadas las bases de lo que más tarde sería el culmen del equipo. Eso llegaría con Guardiola. Apoyándome en los refranes que explican las cosas mejor que yo, "más vale llegar a tiempo que rondar 100 años". Guardiola llegó en plena crisis de identidad, con el Barça en reconstrucción y como único recurso. A su favor contaba que los jugadores no podían esconderse más y que la gente necesitaba un Moises que les llevara a la Tierra Prometida. Se apoyó en una buena generación de canteranos, no había dinero para más, en un gran control del periodismo autóctono y en una gran influencia de los Organismos. El resto es historia. Hasta de la de tu enemigo debes de aprender.
No sé de donde me viene la frase "lo que es estúpido es repetir siempre el mismo comportamiento esperando que algo cambie". En eso está inmerso el madridismo. Estamos en un bucle eterno, un día de la marmota sin fin. Como diría uno de los juntaletras o todólogos , "merece la pena estar un par de temporadas en el limbo sin ganar y reconducir la situación".
Me refiero a lo que sería la primera refundación de este Barça en la era Cruyff. Se modernizó el Club, se tuvo paciencia (Cruyff tardó tres años en conseguir su primer título), se dejo el control de la parcela deportiva al entrenador y se consiguió influencia en los corruptos ámbitos que dirigen el Fútbol. Entonces tenían una afición tan cainita como lo es ahora la del Madrid y una prensa que nada tenía que envidiar a la que ahora sufrimos los madridistas. Lo peor es que no llegó a controlarlo del todo y en cuanto pudieron le pasaron la factura y le echaron. Pero había dejado implantadas las bases de lo que más tarde sería el culmen del equipo. Eso llegaría con Guardiola. Apoyándome en los refranes que explican las cosas mejor que yo, "más vale llegar a tiempo que rondar 100 años". Guardiola llegó en plena crisis de identidad, con el Barça en reconstrucción y como único recurso. A su favor contaba que los jugadores no podían esconderse más y que la gente necesitaba un Moises que les llevara a la Tierra Prometida. Se apoyó en una buena generación de canteranos, no había dinero para más, en un gran control del periodismo autóctono y en una gran influencia de los Organismos. El resto es historia. Hasta de la de tu enemigo debes de aprender.