La actitud y el modus operandi de gran parte de la prensa deportiva en general, es bien conocida en los entornos madridistas. Y uno de los mayores responsables de la divulgación de ese conocimiento, es nuestro grande y admirado Richard Dees que, a diario, expone a grave riesgo su salud mental para referir a su público un resumen de los dimes y diretes habituales, de los bautizados por él mismo como ciudadanos periodistas.
A menudo nos preguntamos si esa actitud y ese modus operandi de dichos ciudadanos, podría ser extrapolable a otros ámbitos de la vida o a otras profesiones distintas, sin que se produjeran graves consecuencias. O sin que se tuviesen que tomar tajantes medidas por parte de quien correspondiera, con el fin de garantizar el buen funcionamiento o servicio de la cosa que se tratase.
Se suele decir que las comparaciones son odiosas. Pero no hay nada mejor que los ejemplos comparativos para una mejor visualización y comprensión de lo que se trata de decir. De modo que, pongamos un simple ejemplo de lo que pudiera ser el procedimiento y la actuación habitual de los llamados ciudadanos periodistas, en un entorno un tanto distinto del suyo propio.
El avión del vuelo B207 de la compañía Sport Press Airways con destino a Barcelona, se encontraba casi listo para el despegue en su correspondiente pista del aeropuerto de Barajas. El comandante y el primer oficial de vuelo realizaban las últimas comprobaciones de rutina.
- ¿Combustible?
- A mí me parece que suficiente.
- ¿Sistema de presurización?
- Creo que bien. No acostumbra a estropearse.
- ¿Indicador de rumbo?
- Yo diría que está en condiciones. Es la sensación que tengo.
- ¿Sistema de radio control?
- Mi opinión es que funciona.
- ¿No es información?
- No. Pero mi intuición no suele fallar. ¡Son ya muchas horas de vuelo a mis espaldas!
El comandante Roquerol asintió con la cabeza, pues conocía de sobra la experiencia del copiloto Estrada. Acto seguido, se puso en contacto con el controlador aéreo correspondiente.
- Torre de control. Vuelo B207 solicitando permiso para el despegue.
- Aquí torre de control. Yo creo que no hay ningún problema para hacerlo.
- ¿Es información contrastada?
- Yo diría que casi al cien por cien. No lo puedo asegurar tajantemente, pero mi instinto me dice que todo está despejado.
- Bien. Procedemos a maniobra de despegue.
La aeronave enfiló la pista adquiriendo progresiva velocidad y comenzó a elevarse hacia el cielo azul.
- Recoja tren de aterrizaje.
- Tren de aterrizaje recogido.
- ¿Es opinión o información?
- Información, recogida del entorno.
Una vez alcanzada la altitud establecida de ruta, el comandante conectó el piloto automático y repasó el plan de vuelo y otros pormenores de rutina, con la siempre eficiente colaboración del primer oficial Estrada. Estaba previsto un viaje tranquilo, sin climatología adversa y pocas probabilidades de molestas turbulencias.
- ¿Qué condiciones meteorológicas tendremos en Barcelona para el aterrizaje? -preguntó Roquerol.
- Lluvia, seguramente.
- ¿Lo ha comprobado en el parte de previsión?
- No. Pero ya toca, creo yo. Llevan muchos días por allí con tiempo soleado y ya va siendo hora de que llueva. Apostaría a que seguramente ya esté lloviendo.
- Bien. Entonces tomaremos las precauciones de costumbre con el agua.
Continuaron el viaje realizando otras rigurosas comprobaciones y ajustes habituales en este tipo de vuelos. Al cabo de un rato, divisaron en lontananza la ciudad de Barcelona. Hacía un tiempo espléndido y radiante, sin una sola nube en muchas millas a la redonda. El comandante Roquerol se puso en contacto con El Prat.
- Aquí vuelo B207 comenzando maniobra de aproximación. Indiquen pista de aterrizaje y condiciones atmosféricas.
- Aquí torre de control. Seguramente tendrán viento de cola de unos... dos o tres nudos. Puede que cuatro o cinco. Seis nudos o siete como mucho. La pista de aterrizaje es... yo diría que la número tres.
- ¿Puede confirmar número de pista? Por supuesto, no es que no me fíe de la información de un compañero de profesión, faltaría más... En absoluto. Es solo por precaución.
Transcurrieron algunos minutos, como si el controlador aéreo estuviera consultando con alguien, hasta que volvió a escucharse su voz.
- Según fuentes cercanas, la pista sería la número tres, casi con toda seguridad. Pero tampoco me haga mucho caso... Ya sabe cómo funciona esto... En un momento dado das por hecho que es la número tres y al rato resulta que es la cuatro. Así es el mundo de la aviación...
- Entendido. Comenzamos maniobra de descenso.
El comandante Roquerol fue realizando una serie de complicadas operaciones sobre los diversos aparatos del panel de mandos, al tiempo que le transmitía algunas instrucciones de comprobación al copiloto Estrada.
- ¿Altitud?
- Apostaría que unos veinte mil pies, más o menos. No suelo equivocarme en estos asuntos. Tengo buen ojo para estas cosas...
- Bien. Comience a bajar los flaps de cola.
- Bajando flaps de cola. Flaps de cola bajados.
- Ahora los delanteros.
- Flaps delanteros bajados.
- ¿Es información?
- Sí. Totalmente contrastada.
- Perfecto. Nos está quedando un vuelo que ya quisieran muchos. ¡Ojalá tuviéramos algún tipo de audiencia que lo pudiera ver...!
- ¿Y para qué quiere ninguna audiencia? -preguntó Estrada- A la audiencia que la den. Lo importante es tener muchos amigos en el sector; y a seguir volando...
Roquerol le miró de reojo y carraspeó.
- Sí, bueno. Sigamos con lo nuestro. ¿Altitud actual?
- Unos cinco mil pies, a ojo de buen cubero.
- No me nombre ese apellido, haga el favor... Bajando tren de aterrizaje.
- Tren de aterrizaje bajado. Y no es opinión, es información.
- Bien. Entonces, ¿tomamos definitivamente la pista número tres? ¿Usted qué dice, Estrada?
- No vamos a contradecir a un colega del gremio... Además, tengo muy buenas sensaciones. Creo que en esta ocasión va a estar en lo cierto.
- Bien. ¿Altitud actual?
- ¡Ostras! Yo diría que muy poca... Se ve la pista como desde un autobús londinense...
- ¡Aquí torre de control! ¡Reduzcan velocidad! ¡Están muy cerca del suelo! ¡Y esa es la pista número cinco, no la tres...!
- ¿Sería conveniente que abortásemos el aterrizaje? -preguntó Roquerol un tanto preocupado- Podríamos hacer una encuesta, a ver qué opina la gente. ¿Aterrizamos o elevamos el morro? Esa podría ser la pregunta...
- ¡¡No hay tiempo para encuestas!! ¡Se la van a pegar! ¡¡Ooh, Dioos...!!
El avión se estampó sobre la pista; aunque la buena suerte hizo que el fuselaje fuera deslizándose estrepitosamente sobre el pavimento, se saliera fuera del recinto del aeropuerto y continuara reptando sobre unos prados, hasta acabar empotrándose contra una cercana granja de pavos y gallinas.
Pero fue más lo aparatoso del accidente que las secuelas reales. Apenas un par de heridos leves, incluyendo las aves. Se podría decir que fue más el susto que otra cosa. Los daños en la aeronave no fueron para tanto. Un par de arreglos por aquí y por allá, una capa de pintura nueva y listo. Al día siguiente, el avión y la tripulación ya estaban preparados para un nuevo y emocionante vuelo sin ningún tipo de consecuencias...
Genial¡¡¡¡¡¡¡lo has clavado........asi funciona la prensa aqui........se contrasta se verifica por los.............C
el cherengueti es un .s........rosa deportivo.....no se ponen ni coloraos y se tienen por periodistas,lo verdaderos ,autenticos e imparciales se tienen que sentir muy muy pero que muy jodidos por esos impresentables ....... MAGNIFICO ARTICULO.
¡¡¡¡¡¡hala madrid¡¡¡¡¡¡
DES CO JO NA DO.
Genial así hacen periodismo éstos mamarrachos de as marza.. etc así y los gomez seguirolas maldinis llamas etc etc....como chiquito de la calzada...con perdón para el gran chiquito
¡¡Oiga, oiga, que el gran Chiquito era un maestro en lo suyo!!
¡¡No me lo compare con la caterva de mamarrachos con micro/pluma estos!! 😀 😀 😀
Nunca decepciona... Cada vez que veo un Van Cleef entre los artículos, se me alegra el día. Y lo dejo para el final... Es la guinda de cualquier pastel...
Genial.
Ovación de gala.
Eché en falta un "a día de hoy"
Jajajajaja Enorme!! 🙂