Nos asomamos a un nuevo derbi, y es uno de los más cruciales de los últimos tiempos. Es crucial para el Madrid por la proximidad del objetivo de la Liga, y para el Atleti lo es por la misma razón, es decir, porque es decisivo para el Madrid. Al serlo, se convierte en importantísimo para ellos también: representa la oportunidad de dañar decisivamente a su aborrecido rival, una opción que se mira con eterna anticipación a la orilla del río. Si los puntos cuentan mucho para el Madrid, cuentan también por definición para el Atleti aunque la aritmética de su posición en la Liga diga que no cuentan tanto.
Toda la excitación que rodea al partido tiene a mi juicio mucho o todo que ver con esto, con la trascendencia pura de los puntos, y nada o muy poco que ver con viejas cuentas pendientes. La excitación de derbis no lejanos en el tiempo estaba íntimamente relacionada con piques pretéritos, debates futboestéticos, aforismos cholistas y la necesidad de rebatirlos. Sin embargo, la doble sentencia de Lisboa y Milán aniquiló casi por completo la trifulca dialéctica: el Atleti tiene poco o muy poco que oponer a la supremacía madridista fuera del eterno lloro por el fuera de juego de Ramos en la segunda de ambas finales. El jirón de la camiseta de Ramos que Savic guarda como una reliquia, arrancado una décima de segundo antes de que Sergio entrara en offside, da pasaporte también a ese último resquicio de polémica. (El jirón es metafórico, a diferencia del agarrón).
Además, la figura que constituía el foco esencial de estas controversias, que por supuesto no era otra que el Cholo Simeone, llega al escenario de esta nuevo choque local francamente descafeinado, diluido asimismo en la superioridad madridista y en su incierta continuidad en el Atleti: solo puedes ser un símbolo mientras te acompaña un aura de perdurabilidad en la institución. De Milán (y de su propia boca) datan precisamente las primeras dudas al respecto. Pierdes fuerza para ser el centro de atención cuando todo el mundo sabe que tienes fecha de caducidad, tus torpes profecías insidiosas (la célebre Liga "peligrosamente preparada") se han mostrado ridículas y no eres ya capaz de mojar la oreja al Madrid ni en Europa ni en casa (0-3, recordemos, en el último duelo del Calderón). El cholismo ha muerto, vivan los puntos.
La única polémica extrafutbolística que llega con cierto vuelo a los prolegómenos del silbatazo inicial se refiere al presunto fichaje de Theo por parte del Real Madrid. Algunos rumores han apuntado a la posible cancelación de la comida de directivas por el posible pago de la cláusula de rescisión del lateral cedido al Alavés, pero nada de esto ha servido más que para lanzar una pregunta al aire: si el Atleti podría anular la comida de directivas por un quítame allá ese Theo, ¿qué no podría hacer el Madrid con la comida de directivas del Clásico cuando el Barça ha apoyado institucionalmente las incalificables infamias de Piqué sobre el palco del Bernabéu? Nos adelantamos ahora de derbi a Clásico, pero el insigne galernauta Julio Gómez sugería ayer una elegante manera de afrontar ese momento: un escueto comunicado en la web del club que rezara algo similar a lo siguiente.
"El Real Madrid se complace en subrayar la categoría personal de los empresarios, intelectuales y artistas que acuden con asiduidad a su palco. Sin embargo, y ante la proximidad del partido que nos enfrentará al FC Barcelona en el Santiago Bernabéu, desea también recordar que la asistencia a dicho palco es completamente voluntaria".
Dejando atrás este paréntesis, y volviendo a Theo y el derbi, hay un íntimo alivio en el madridismo ante el fundado rumor de que el famoso pacto de no agresión haya podido conocer su punto final con el desembolso de la cláusula de Theo. El espíritu de la cláusula es precisamente compensar al club origen del fichaje (que es, no lo olvidemos, quien ha establecido la cuantía de dicha cláusula), y el mantenimiento de un pacto que impida movimientos de este tipo solo tiene ventajas para una de las partes implicadas.
Por lo demás, el Madrid apostará por la BBC para que todo el mundo pueda sacudir a Zidane gane o pierda, que para eso se deja mientras sonríe. El Atleti, por su parte, apostará por las buenas vibraciones que dejó Charlize Theron. Aún traumatizada por el modo en que fue doblegada su voluntad, y según la primicia que acaba de hacernos llegar Mario de las Heras, la actriz sudafricana emitirá hoy (también) un comunicado donde aclara que fue chantajeada para tomarse esa foto con la camiseta de las rayas, y que ella bebe en realidad los vientos por el club de Concha Espina. (El comunicado es metafórico, no así la razón).
Que este desmentido, tan valiente, sirva de metafórica antesala para una victoria de su equipo auténtico. Si por la razón que sea las cosas no se diesen así, ni Charlize ni nosotros nos rendiremos.
Muy bien artículo, como siempre dicho sea de paso. Es cierto que para ellos los puntos son vitales en la medida en que lo son para nosotros. Con ellos siempre ha sido así, todo gravita en torno a su sentimiento más fuerte que no es otro que el antimadridismo, muy por delante de su atletismo.
Saludos y ¡¡ Hala Madrid !!
Totalmente de acuerdo,muy bueno el artículo pero es normal.
Acabo de leer que nuestro jugador PEPE,tiene dos costillas fracturadas.
Que mala suerte.tiene para dos meses.
Que se recupere pronto.