El recadito por los flancos es una cosa muy madridista. Es una señal de grandeza, de poderío, mostrada mayormente por quién pretende lo contrario. Imaginen una enorme pared de piedra. Un grandioso muro blanco del que no se divisa su fin ni por arriba ni por los lados. Ahora imaginen a Chiellini (¿quién es Chiellini? Ah, sí, perdón), por ejemplo, golpeando el muro con un pico que después de muchas arremetidas acaba plegado como en los cuentos de Mortadelo y Filemón, cuando no con el picador tembloroso y retumbante tras el primer golpe.
Yo no sé cómo continúan con esta práctica tan poco agradable. Pero es que el Madrid les debe atraer como las luces en las noches de verano. Yo lo comprendo. A Chiellini o a Clattenburg, por nombrar a otra polilla reciente. No pueden hacer nada. No pueden atacarlo ni sobrepasarlo. ¡Incluso para intentarlo tienen que alabarlo, como Chiellini a Ramos! Sólo pueden lanzarse a él ciegamente, con el riesgo de que alguien les dé un buen revistazo y les deje groguis.
Yo le diría a Chiellini, y a Clattenburg y a todos los demás que lo dejaran porque es malo para ellos. Les sienta fatal. Les deja como a personajes desafortunados de dibujos animados. Aplastados por rocas (la roca que ellos mismos han lanzado) como el Coyote; golpeados con una sartén por el ratón Jerry que les aplana la cabeza como al gato Tom; o chamuscados como Silvestre. Y mientras el Madrid diciendo cosas tan bonitas como “Me parece haber visto un lindo gatito”.
Chiellini ha tenido que gritar a los cuatro vientos que Ramos es el mejor para darle una patadita en la espinilla diciendo que es capaz de lesionar al contrario “con astucia casi diabólica”. Ay, Giorgio. Diabólico es llamar a otro diabólico, tirando del verdadero argumento diabólico, que es decir que Ramos lesionó a Salah con técnica y conciencia.
Lo veo quejándose mañana, a Chiellini (como a todos), a la pata coja como uno de los ladrones de Solo en casa después de patear en hierro. Aunque leyendo otros extractos y otras dianas de su biografía, comprobamos una buena cantidad de datos escabrosos, tan sensacionales como dudosos, que suelen servir para vender a propósito del morbo, y para que los habituales vengan, picoteen y cojan la parte que les interesa y la muestren para hacerse su foto al lado del ídolo. Nada nuevo.
Es, en esencia, mitómana esta tendencia a socavar ridículamente al Real Madrid. A sus jugadores, a sus triunfos. Lo que hacen es elevarlos aún más. Ellos están construyendo también, desde el otro lado, ese muro blanco inacabable a fuerza de golpearlo en vano, cegados por la obsesión, por el brillo que, de todos modos (al fin y al cabo es lo que desean), les ilumina.
"Cuanto menos creíble parece una calumnia, más perdura en la mente de los necios."
Casimir Delavigne
En realidad Chiellini estaba alabando a Ramos, en el estilo clásico del defensor italiano, ese tipo de acciones son proezas. Ramos no lo hizo a propósito, pero Chiellini ha dejado claro que él sí que lo habría hecho.
Fiel reflejo de la grandeza del Real Madrid.
No es la primera vez que lo decimos los madridistas, el alcance de la animadversión por el Real Madrid da idea de la dimensión y magnificencia del Real Madrid.
Parece que nuestros queridos diarios As y Marca no han tenido a bien, de haber estado a la altura de estas "curiosas" declaraciones del árbitro inglés y del defensa italiano y por lo menos haber colocado una pequeña columna a modo de réplica o defensa, por algunos de sus periodistas un poco menos sensacionalistas..
Aprovechando la coyuntura, Un tal Óscar Zárate de Mundo Deportivo, nos viene a decir que practicante las 13 chanpions del Madrid han sido robadas y/o regaladas.
Cómo está el periodismo patrio........