Los clásicos hablan de ‘Zona Cesarini’, tramo final de cada partido donde las cosas que suceden ya no tienen remedio. Es el momento de la sentencia. Lo de la ‘Zona Cesarini’ viene por Renato Cesarini, jugador de la Juventus que tenía una especial habilidad para marcar goles decisivos al final de los partidos, cuando el cronómetro se acercaba al minuto 90. La expresión quedó acuñada definitivamente cuando Cesarini marcó el 3-2 que daba la victoria a Italia ante la selección de Hungría en un duelo que ambos combinados libraron en diciembre del año 1931. Los húngaros, por aquel entonces, eran cabeza de león en el fútbol mundial y el gol del italiano se vivió como una proeza. Casi cien años después, sigue formando parte del imaginario del fútbol en forma de tópico. Así de grande fue aquel gol para los italianos.
Sin duda alguna, Cesarini hizo sus méritos para que el fútbol le recordase como un hacedor de milagros, pero si hay un equipo que debería tener acuñado un término parecido ese es, sin ningún lugar a dudas, el Real Madrid.
No hay institución deportiva en el planeta con la capacidad del club blanco para hacer imposibles. El último de ellos, este mismo miércoles, en la primera jornada de la Champions, y ante el Union Berlin, equipo debutante en la máxima competición continental, poseedor de una historia singular y que soñó con una proeza en forma de empate hasta que apareció el Real Madrid de siempre, ese equipo que pase el tiempo que pase, vistan la camiseta jugadores de hace sesenta años o de hoy en día y juegue quien juegue es capaz de cualquier cosa, sobre todo cuando el tiempo se acaba.
¡Hasta el final, vamos, Real!, dice uno de los cánticos más famosos y emblemáticos de la hinchada del Bernabéu. El cántico se ajusta plenamente a la realidad. Al Madrid hay que matarle varias veces para verle completamente derrotado. De lo contrario, lo más posible es que suceda lo imposible y que el Madrid se levante de la lona, emulando aquella frase del Don Juan Tenorio de Tirso de Molina en la que el protagonista apuntaba aquello de ‘Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.
Al Madrid hay que matarle varias veces para verle completamente derrotado. De lo contrario, lo más posible es que suceda lo imposible
Lo cierto es que no hay nada de sobrenatural en la sucesión incompresible de remontadas que protagoniza el Madrid en los aledaños del minuto 90 y posteriores. Es consecuencia de no rendirse nunca, de seguir atacando, de seguir provocando saques de esquina, de seguir rematándolos, de seguir embotellando al rival, de seguir acosando, de seguir creyendo en la victoria…eso es algo que ningún otro equipo del mundo tiene. Donde los demás bajan los brazos, en el Madrid suena la corneta de al ataque y los resultados son lo que son.
Y en todo este maremágnum del último minuto, de buscar con denuedo al Zona Cesarini, aparece de repente y como por ensalmo un nuevo inquilino del Santiago Bernabéu: Jude Bellingham.
El inglés ha hecho seis goles en seis encuentros y dos de ellos los ha marcado más allá del minuto 90 y han servido para ganar partidos. Puro ADN madridista. Bellingham se viste de Cesarini y además juega en el Real Madrid, el equipo más indomable del planeta fútbol. Por tanto, Territorio Bellingham-Territorio Real Madrid. Nada es casualidad.
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HASTA EL FINAL . VAMOS REAL
Mi cántico preferido que escucho con admiración en todos los encuentros que presencio en el verdadero TEMPLO DEL FÚTBOL
Un apunte literario: Don Juan Tenorio, es de José Zorrilla. La obra de Tirso de Molina, se titula “El burlador de Sevilla y el convidado de piedra”. Y, lo más curioso de todo es que, en ninguna de las dos obras aparece la frase “…los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”. Siempre se le ha atribuído a don Juan Tenorio pero, no está en la obra.