Cerrado por derribo

Hoy no hemos desayunado. El perro ya puede pasearse solo si quiere, porque nosotros no pensamos mover ni un dedo en todo el día. A la comida en casa de los suegros va a ir Rita, la cantaora. Estamos escribiendo esto desde la cama, con todas las ventanas cerradas. La luz nos molesta, el mundo es una amenaza y no tenemos ganas de nada que no sea autocompadecernos. Que nos crezca la barba todo lo que quiera. Hasta la ducha nos parece un lugar lleno de peligros. Lo inhóspito ha hecho nido en nuestras entrañas y no seremos nosotros quienes quitemos ni una sola telaraña de la casa Usher. Solo el psicoanalítico Sport es capaz de comprendernos en este día aciago.

Gustosos nos meteríamos en las cajas de almacenaje que el docto diario promociona para no salir jamás. Estamos "amargados" y no cabe consuelo alguno. Qué bien nos conocen nuestros amics. "Cristiano Ronaldo es sustituido y se cabrea con Zidane", así que todo es decrepitud en el Madrid y en nuestro corazón, que apenas late. En estas circunstancias ya no tiene sentido seguir compitiendo. Algún loco optimista dirá que seguimos líderes y tal, que bien pronto llegará la mejor versión de Cristiano (y del resto) para apartar los nubarrones, que el empate en Las Palmas tuvo un punto accidental por falta de concentración defensiva, pero a nosotros ya nos da igual todo. Que no nos vengan con ánimos, ni paños calientes. A finales de septiembre, con la friolera de seis jornadas disputadas, no se puede estar así, demonios. Se nos escapa la Liga, se nos escapa la Champions, se nos va yendo la vida misma.

El diario As, que siempre está cuando se le necesita, explica pormenorizadamente las razones de nuestra amargura, narra visualmente la secuencia de nuestro descenso a los infiernos, muestra con claridad el camino del calvario de Cristiano Ronaldo al ser sustituido ayer en Las Palmas. Su cruz es nuestra cruz. Su "mala cara", fotografiada a cada paso (a cada paso escogido por As), desata los truenos y abre no solo las cajas de almacenaje de Sport, sino también la de Pandora, si es que hay diferencia entre unas y otra.

Algún tipo desnortado con más moral que el Alcoyano se atreverá a decir que esa "mala cara" es más que lógica en un jugador como él, que Cristiano se va serio no solo por el hecho insólito de ser cambiado, sino también porque no se halla a sí mismo en este comienzo de temporada. Los más happy del lugar incluso dirán que no querrían ver a un tipo de su nivel yéndose tranquilo y ufano al banquillo, que hasta les gusta ver a Cristiano con gesto adusto por esa autoexigencia que le ha encumbrado. Gente loca hay en todas partes, o lo que es lo mismo, gente que se atreve a ver el vaso medio lleno cuando gracias a Sport sabemos que no es que el vaso esté más vacío que las mencionadas cajas de almacenaje, sino que simple y llanamente no hay ni vaso que ponerse a intentar llenar. La nada más absoluta es lo que hay. "Amargados" y punto. Cerrado por derribo.

Marca, por su parte, se apunta el juego de palabras con el término "rebote", el metafórico de Cristiano al ser cambiado y el literal que propició el empate de Las Palmas en la única aproximación al área de los canarios en toda la segunda parte. No está mal el intento por parte del diario madrileño, pero nos disculparán si pensamos que no alcanza el tenebrismo que pide la ocasión.

Cuando todo es oscuridad y aullido de lobos, un simple "rebote" se nos antoja una descripción demasiado amable y hasta lisonjera. Portadas en blanco y negro es lo que pedía el momento, crespones, flores secas, copas rotas. Pero bueno, al menos ninguno de nuestros medios deportivos se ha atrevido a sugerir que, cambio al margen, tal vez hubiera enfado de Cristiano con el mismo Cristiano por su pobre partido. La sola mención de esa posibilidad hubiera sido ya una desvergüenza de juzgado de guardia, aunque tuviera visos de realidad. A los "amargados" la realidad nos la trae floja, nos entra por un oído y nos sale por el otro, no queremos ni mirarla. La casa se derrumba y ya está, si es que alguna vez llegó a estar construida.

En esta mañana de sol negro, en la que valoramos sobremanera la labor callada de las cortinas, solo nos queda preguntarnos qué hubiera dicho nuestra querida prensa deportiva si ayer Cristiano hubiera hecho el camino al banquillo con una amplia sonrisa. ¿Se lo imaginan? Exacto.