Ceremonia de graduación

Hoy no es un día cualquiera. Puede incluso que hoy no sea ni siquiera un día, porque todo él, las supuestas veinticuatro horas que rutinariamente vienen llenando cada día se reducen hoy a solo hora y media, la hora y media de la ceremonia de graduación. Pero el tiempo es paradójico, relativo, misterioso. El tiempo viene también hoy a decirnos que esa hora y media decisiva no es menos que la concentración densísima y casi sólida de años y años de ocasiones similares, de historias forjadas como leyendas si no fueran hechos contantes y sonantes, goles cantados, lustrosas copas en la más lustrosa vitrina de la Historia del deporte.

Es lo que tiene esta historia cuando en realidad se convierte en Historia. Es lo que tiene venir viviendo desde hace semanas como si esas semanas solo tuvieran el sentido de confluir en la hora y media decisiva que ya está aquí. Es lo que tiene la ceremonia de graduación: las mejores galas concienzudamente seleccionadas, los discursos preparados, la reunión de las familias, el punto de inflexión, el final de algo como comienzo de todo lo demás, el cariño, las ganas, el orgullo, la certeza de que se ha hecho bien y de que solo falta el rito de paso para demostrar que se puede hacer lo mejor.

Otra vez. Porque es sabido que cada vez es la única vez. Así nos lo vienen diciendo nuestros padrinos de graduación desde antaño. Así lo hemos aprendido de otros tantos graduados con matrícula de honor a lo largo de los años, a través de la Historia que llena nuestras concretas y mundanas historia particulares, ya nunca meramente concretas ni mundanas, ya llenas de ancho pasado y ya preñadas de este futuro que está aquí, hoy mismo, en el siempre ahora en el que sabe vivir (y dar vida) como nadie el Real Madrid.

Solo un necio pensaría que ganar otra vez es una mera suma, la simple adición de cifras, una cosa aritmética, medible, calculable, profana, impía. Solo un necio, o un torpe, o un triste, no es capaz de ver que lo que se juega aquí es la transfiguración de la historia en Historia, la confluencia de tiempos que ya no son solo cronológicos, sino instantes con vocación de eternidad, tiempos que ya son espacios, espacios que ya son lugares de celebración, reunión de pasados que fueron posibles porque hoy lo vuelve a ser, en apenas unas horas, en apenas hora y media, el eterno retorno de la misma hora y media que venimos viviendo desde que para siempre la inventó y le puso nombre el Real Madrid Club de Fúltbol.