No, no es CVC Capital Partners, el timo de la estampita al que Javier Tebas ha abocado a los clubes muertos de hambre de la piel de toro, sino las siglas a las que responde la nueva sociedad de moda en el madridismo (Ceballos-Vinicius-Camavinga) tras la espectacular remontada ante el Villarreal, que no fue primordialmente una remontada de épica sino de fútbol.
La CVC.
Vamos con cada una de las letras que componen el acrónimo.
C
Ceballos es la sensación del momento. Su aparición en el segundo tiempo fue providencial, pues el primer balón que tocó fue el pase del 2-1 que cimentó la remontada. Precisamente, fue una jugada en la que intervino el resto de la CVC y también Benzema. Luego otorgó al propio Benzema la semiasistencia que remachó Militao, y finalmente cerró el festival con su propio y definitivo gol.
De pronto, Ceballos está ahí. Se puede usar, y sus potenciales apariciones serán prometedoras. Puede ofrecer minutos de calidad en lugar de Kroos (juega principalmente ahí) mientras el alemán obtiene merecidos descansos, aunque si sigue así puede aspirar a más, es decir, a pelear el puesto cara a cara al alemán.
Lleva años en el Madrid, pero cada vez vemos en el fútbol más ejemplos de esta cocción lenta. Dije un día en el canal de Ramón Álvarez de Mon que me preguntaba (me preguntaba, no afirmo nada) qué tiene Ceballos que le haga intrínsecamente inferior a Pedri. Son dos estilos de jugador muy similares. La diferencia, claro, es que en ausencia de un Kroos y Modric culés Pedri juega porque no hay otro. En el Madrid sí hay otros. Y la diferencia también es que la prensa mima a Pedri (cualquier jugada suya desencadena portadas no ya de la prensa barcelonesa, sino de la capitalina), mientras Ceballos será siempre escrutado con lupa, pues no en vano lleva la camiseta del Real Madrid.
V
Se ha instaurado como dogma de ese buenismo que solo se aplica al Madrid el aserto “Vinicius tiene que centrarse”. Estoy de acuerdo. Vinicius tiene que centrarse pero físicamente, o sea, debe jugar más por el centro. Así vinieron dos de los tres goles en La Cerámica: el primero lo marcó él culminando la jugada marca CVC de la que hablamos antes, desmarcándose en el huso horario del punto de penalti. El 2-3 final tuvo lugar cuando volvió a buscar el carril central, dejó sentados a un par de submarinistas amarillos y metió el balón que Asensio supo manejar tan sabiamente sobre la línea de fondo para asistir a Ceballos.
Cada día le veo menos sentido a confinar a Vini a la banda izquierda. Está claro que es su hábitat natural, pero hay pruebas del beneficio que le supone una mayor movilidad. Vini y Rodrygo deberían alternar sus apariciones por ambas bandas. Ese dinamismo jugaría en beneficio de ambos, como ya lo hizo en el pasado cada vez que decidieron aplicar esa política de alternancia. Rodrygo ha marcado algunos de sus mejores goles entrando por la izquierda.
Restringir el juego de Vinicius a la banda zurda podría tener a priori la ventaja de cargar de tarjetas, por acumulación y/o dureza de faltas, al lateral contrario de ese lado. Sin embargo, para que tal ventaja se haga efectiva es necesario un colegiado dispuesto a mostrar siquiera alguna de tantas merecidas tarjetas en lugar de uno que se enfada con Vinicius por ser fostiado y le exige que se levante de inmediato. Teniendo como tenemos el sistema arbitral que padecemos, hay pocas ventajas para Vini en el insistir una y otra vez por la izquierda.
El diversificar “geográficamente” el juego de Vini acarrearía otro bien adicional. La mayoría de las polémicas que le rodean se producen por la repetición de duelos individuales contra el mismo jugador (o los dos mismos, pues la mayoría de oponentes tratan de frenarle con, de facto, dos laterales derechos). Si añades variedad a las caras que le pones enfrente, diluyes el efecto repetición y con él la polémica. Gran parte de la exasperación del brasileño, que a veces se distrae innecesariamente, parte de la frustración de ver al mismo tío atacándole el tobillo una y otra vez con la aquiescencia arbitral.
C
Se ha creado un cierto consenso respecto a que la posición idónea para Camavinga es la de medio centro. En realidad, creo que el verdadero consenso consiste en que la gente no quiere ver ahí a Kroos, porque Camavinga puede jugar muy bien en cualquier puesto de la medular, y lo ha demostrado. Kroos puede jugar como pivote, pero la experiencia aconseja reconocer que mejor no ante rivales de enorme entidad como los que nos ha deparado esta inenarrable cuesta de enero.
La excelencia de Camavinga, ese tobillo redondista adornando un ciclón, aboca al Madrid, tarde o temprano, a un cambio de sistema, que se irá imponiendo a medida que lo vaya haciendo el relevo generacional en esa línea. Camavinga formará un doble pivote con Tchouaméni, el primero con más movilidad y llegada, el segundo más “boya”. Por delante jugará una línea de tres que, en un mundo ideal, formarán Rodrygo y Vini alternando bandas y Valverde en plan Steven Gerrard o Fernando Hierro en los noventa, subiendo y bajando en funciones de “media punta defensivo” y forrándose a meter goles. Ceballos, Modric y Kroos entrarán en acción cuando corresponda, pudiendo jugar en distintas posiciones del esquema. También Asensio puede aportar, cuando le toque, en cualquiera de los puestos de esa línea de tres, y hasta rotar con Benzema en lo alto del ataque, como también puede hacerlo Rodrygo.
Getty Images.
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