Las mejores firmas madridistas del planeta

Buenos días. En principio, un Real Madrid-AC Milan de Champions se antoja como uno de los encuentros que más ilusión despierta en el aficionado blanco. Se trata de los dos clubes más laureados de la competición, y su historial de enfrentamientos está jalonado con partidos memorables para una y otra escuadra. Desde la tercera Copa de Europa del Madrid hasta alguna eliminatoria de infausto recuerdo blanco en la que participó Ancelotti, leyenda de ambas entidades.

Sin embargo, nunca un Madrid-Milan nos importó menos. Y no lo decimos nosotros, el propio Ancelotti afirma que «no pintamos nada». Es el titular de Sport.

Sport

En entrenador italiano lamentó en rueda de prensa que no se suspendieran los partidos tras la tragedia monstruosa provocada por la DANA en España, principalmente en Valencia, porque, según sus palabras, «hay cosas más importantes que el fútbol». Estamos completamente de acuerdo con Carlo.

El de Reggiolo volvió a dejar patente el abismo existente entre quienes dirigen el fútbol y los verdaderos protagonistas de este: futbolistas, técnicos y clubes, al reconocer que «nadie quiere ni quería jugar. No somos los que mandamos. Aceptamos las decisiones de los que están en lo más alto». Ante la catástrofe que estamos viviendo, han quedado claras las prioridades de los que están en la cúspide.

Lucas Vázquez ahondó en esta realidad: «entre futbolistas y la organización hay mucha distancia. El fútbol es una industria donde los futbolistas no tenemos poder de decisión. Tenemos que hacer cosas que no nos apetece hacer». El gallego se pronunció en la línea de su técnico: «el míster tiene razón. Nuestra opinión es cero, la fuerza es cero. Nos toca ser profesionales y hacer lo que nos mandan. No se debería haber jugado. Era el momento de estar con los afectados y pensar solo en eso».

Marca

La portada de Marca se centra en la misma cuestión que la de Sport. Titula «No tengo ganas de hablar de fútbol, es terrible». Son más declaraciones de Ancelotti en la rueda de prensa de ayer. En la misma, alguien se encargó de preguntarle por el asunto de Vini y el galardón de France Footbal, a lo que Carlo respondió que «Vinícius está triste, como nosotros, pero no porque no haya ganado el Balón de Oro, sino porque está viendo lo que está pasando el Valencia».

Se le pueden discutir muchas cuestiones técnicas a Ancelotti, pero no que siempre represente al Real Madrid a la perfección. Y no es fácil, no todo el mundo está a la altura de sus responsabilidades.

As Mundo Deportivo

Para As y Mundo Deportivo sí es más importante el fútbol en estas circunstancias.

El diario de PRISA titula «Fuego amigo» sobre una imagen de Morata, un futbolista a quien pocos seguidores blancos consideran amigo.

Mundo Deportivo muestra un entusiasmo que chirría en la grave coyuntura actual. En estos momentos no parece lo más oportuno. Cada cual actúa como considera que debe hacerlo.

El diario de Godó, sin embargo, sí aplaza su gala del fútbol femenino, decisión opuesta a la tomada por el FC Barcelona, que decidió que no había motivos para no festejar el Balón de Oro ganado por Aitana Bonmatí.

A pesar de todo, hay que afrontar el partido de esta noche con toda profesionalidad y sin guardarse nada. Por respeto. El Milan de Fonseca es un equipo poco sólido en ciertos aspectos pero muy peligroso en otros. Alberto Cosín se ha encargado de analizar su juego para que sepamos a qué escuadra se enfrentará el Madrid esta noche a las 21 horas en el Santiago Bernabéu.

Volvemos a la citada rueda de prensa de Ancelotti y Lucas Vázquez previa al partido de Champions. Carlo: «hay una frase, “el espectáculo debe continuar”, pero no es así». Cierto, no siempre the show must go on.

Pasad un buen día.

1- Sistema de juego

 

Cuarta jornada de la Champions League y un partido con aroma a la vieja Copa de Europa. Visita el coliseo blanco el AC Milan, el segundo club más laureado del continente con siete trofeos. Los rossoneri no se encuentran en su mejor momento, son un equipo con muchas dudas, irregular en su juego y con discretos resultados. Llega con una pírrica victoria ante el Monza en la Liga italiana después de varios encuentros en los que están siendo duramente criticados. Por tanto, una escuadra muy herida y más peligrosa. En cuanto a las bajas, el técnico Fonseca no puede contar con Jovic, que no está inscrito, Bennacer, Gabbia y Florenzi, lesionado de larga duración. Así pues, un once probable para el Bernabéu en su habitual idea de 1-4-2-3-1 sería el formado por Maignan en portería; Emerson, Pavlovic, Tomori, Theo en la línea defensiva; Loftus-Cheek, Fofana como doble pivote; Reijnders, Pulisic, Leao en la línea de tres; Morata como referencia ofensiva.

 

2- Presión

 

No está funcionando la presión en el equipo de Fonseca, por lo que no se espera que la ejerzan alta ni asfixiante en el Santiago Bernabéu. En otros equipos alternó presiones importantes con otras más leves que hacían aguas por muchos lados. Se espera a un cuadro rossoneri con un planteamiento más prudente, cauteloso y defensivo en buenos tramos del encuentro. Un equipo bien colocado, en bloque medio, fuerte en lo físico, rocoso atrás, con ayudas, coberturas, eficaz y expeditivo en sus líneas. Hay jugadores que son algo vagos en este apartado y si el AC Milan no está bien coordinado sufrirá en varias de sus líneas. Sí se espera presión de Morata, que es un jugador trabajador.

Fonseca

3- Salida de balón

 

Fonseca aboga en sus equipos por una salida pulcra y limpia del balón, pero en el AC Milan le falta algún jugador de calidad top en ese aspecto. Por eso, muchas de sus salidas se producen por la banda izquierda con Theo, que avanza en conducción y potencia. La primera conexión es buscar a Reijnders, que es el jugador de más calidad en el mediocampo y el enlace con la zona ofensiva. Como alternativa, la opción de enviar balones directos a Morata para que pelee con los centrales o envíos largos buscando la velocidad de Leao.

 

4- Parcela defensiva

 

Un equipo irregular, frágil y con grietas. No está siendo el AC Milan un conjunto fiable y lo está pagando con pérdida de puntos en la Serie A y la Champions League. Le crean multitud de ocasiones con enorme facilidad y mucha frecuencia. La pareja de centrales no está consolidad, pese a que Pavlovic individualmente ha tenido actuaciones interesantes. Otro agujero son los laterales, porque ambos son de carácter ofensivo. Tanto Emerson como Theo no son jugadores defensivos y les cuesta ser contundentes y fuertes. Una vía a explotar por el Real Madrid. Lo mejor del AC Milan es la zona central con los dos centrales y la ayuda poderosa de sus dos medios que son físicamente unos portentos y trabajan en el quite. Además, los dos centrales sí son valladares en el juego aéreo y el Real Madrid por ahí con Mbappé apenas crea peligro.

Milan

5- Aspecto ofensivo

 

No es un ataque organizado ni fluido y se basa más en individualidades, que el AC Milan, por jugadores, tiene de sobra. Disponen de futbolistas muy rápidos, verticales, hábiles, con regate, imaginación y talento. Las bandas son un auténtico peligro, con Pulisic y Leao, y en el banquillo tienen alternativas dañinas como Chukwueze y Okafor. En la delantera estará un motivado Morata que ya ha marcado en varias ocasiones al Real Madrid. El cerebro de todo el frente ofensivo es Reijnders. Un jugador muy interesante, con calidad con el balón, manejo de ambas piernas, visión, buena conducción y que está añadiendo llegada al gol. También hay que tener en cuenta que los dos laterales son profundos y ofensivos. Con especial atención a Theo, que es un sistema ofensivo propio dentro del equipo. Un lateral de mucho recorrido, potencia y que desequilibra por velocidad con el balón controlado. Un último punto a destacar son las jugadas a balón parado, puesto que cuentan con 4 o 5 jugadores muy potentes por arriba que llevarán peligro en cualquier acción.

 

6- Estilo de juego

 

En el librillo de Fonseca destaca su deseo de dominar los partidos y tener la posesión del balón. En estos primeros meses con el AC Milan, donde está discutido, no está logrando lo que propone con su idea de juego. Es un técnico flexible y que se adapta tácticamente a sus rivales, por lo que en el Bernabéu seguro que busca las debilidades de los blancos y propone muchos contragolpes y jugadas rápidas por banda para sorprender a los blancos. Los costados son la zona por la que más peligro puede llevar el AC Milan buscando verticalidad, velocidad y balones al área para Morata.

Leao

7- Hombre clave

 

Leao lleva varias semanas en el banquillo, con problemas con Fonseca y en un bajo nivel de juego, por lo que se convierte en más peligroso. Se da por hecha su titularidad y seguro que tiene ganas de reivindicarse. Además, la baja de Carvajal le deja un duelo con Lucas Vázquez ante el que puede causar un gran destrozo. Si tiene el día, es imparable. Si no es así, es un jugador que llega a desesperar. Un futbolista potente, veloz, hábil, con gran regate y que puede salir por ambos perfiles. Ojo a sus diagonales hacia dentro buscando el poderoso disparo con la derecha. También por arriba puede hacer daño si recibe balones al segundo palo desde la otra banda.

 

Getty Images.

Acabo de leer un artículo en La Galerna titulado Print the Legend. Lo ha escrito Jesús Bengoechea, aunque tanto Alberto Cosín como José María Faerna han resultado claves en la confección del mismo (Alberto también lo ha sido en la elaboración de este). En la citada pieza, aparentemente Jesús escribe sobre fútbol, aunque de facto se trata de una reflexión vital con la excusa de un par de fotografías maravillosas de Alfredo di Stéfano. No es extraño que así sea, en la grave coyuntura actual, uno se siente frívolo, poco menos que sucio hablando solo de fútbol. Es imposible abstraerse de tanto dolor y no sentirlo como propio. Además, en no pocos casos por desgracia también sucede esto último de manera literal.

Una de la fotografías mencionadas lleva tiempo errando por las redes sociales y los whatsapp acompañada de un «Di Stéfano fumando en el banquillo del Real Madrid».

Di Stéfano «fumando»

Es solo una ilusión, otra instantánea tomada desde distinto ángulo nos devela la mundana verdad: don Alfredo se estaba comiendo una naranja. Como es habitual, la realidad carece de misticismo, quizá por eso sea tan beneficioso para el alma la existencia del Real Madrid y sus inyecciones de felicidad con excipiente de épica.

Di Stéfano comiéndose una naranja

Resulta curioso que Di Stéfano afrontase aquella última campaña como jugador del Real Madrid a bocados con una naranja cuando, caprichos del destino, su etapa de mayor gloria como entrenador le esperaba en Valencia. La naranja profética.

El mejor pelotero de la historia del Real Madrid —y seguramente del fútbol—, después de colgar las botas, comenzó su andadura en los banquillos entrenando al Elche, aunque antes había dirigido al Español en un encuentro de desempate de la Copa de Ferias frente al Steagul Rosu Brasov. El conjunto catalán disponía de nuevo técnico desde hacía un par de semanas, pero como aún no tenía el visado en regla la Saeta Rubia ejerció de entrenador accidental.

Partido en el que Di Stéfano ejerció de entrenador del Español

Di Stéfano retornó a Argentina para hacer campeón a Boca Juniors y en 1970 regresó a España y firmó como técnico del Valencia. En su primera temporada ganó la Liga, la primera para el club desde 1947. La final de Copa la perdió contra el Barcelona por 4-3. La siguiente campaña repitió subcampeonato de España, esta vez sucumbió 2-1 frente al Atlético de Madrid. Permaneció en el cargo hasta 1974. Fue su primera etapa en el banquillo che.

La segunda etapa de don Alfredo en Valencia llegó tras dirigir al Rayo Vallecano y al Castellón. El hispano-argentino regresó a Mestalla y con el campeón del mundo Kempes a sus órdenes conquistó la Recopa de Europa en 1980. Después, se despidió del club con una de sus frases: «Cuando quieran volver a ganar algo, me llaman».

Di Stéfano con la Recopa de Europa ganada con el Valencia en 1980

La Recopa es precisamente el único torneo de relevancia europea que no consiguió ganar el Real Madrid. Entre otros motivos porque ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a objetivos mayores como ganar Copas de Europa. Tal y como sigue ocurriendo hoy en día.

La final de una de esas Copas de Europa, la tercera, se disputó en el estadio Heysel de Bruselas el 28 de mayo de 1958. El choque «fue bonito y muy parejo», según escribió en La Galerna uno de los protagonistas: José Emilio Santamaría.

Alfredo Di Stéfano también desempeñó un papel destacado durante aquel encuentro: marcó uno de los goles que permitieron alzarse al Madrid con la Orejona. Antes, en la mañana del día de la final, al igual que la naranja profética, la Saeta fue premonitoria.

Tal y como contó José Luis Llorente en esta pieza, aquella mañana José Paz Maroto se dirigió al nueve blanco en el vestíbulo del hotel y le preguntó de manera coloquial: «¿Qué haremos hoy, Alfredo?». A lo que Di Stéfano respondió con su sabia retranca: «Lo que quiera el mudo», mientras señalaba a Paco Gento. La Galerna del Cantábrico fue el autor de 3-2 decisivo que permitió al Madrid sumar otra Copa de Europa. El rival, el Milan, el mismo de mañana en Champions. Una vez más, la vida y sus relaciones y casualidades.

Gento contra el Milan en la final de la Copa de Europa de 1958

Don Alfredo alcanzó su cénit deportivo defendiendo una camiseta blanca: la del Madrid como futbolista y la del Valencia como entrenador. Di Stéfano fue muy querido en ambas ciudades. Esta no ha sido la única historia grata que relaciona ambos clubes. Juan Cruz Sol vistió la camiseta che durante diez años, ganó una liga a las órdenes de don Alfredo y en 1975 marchó al club de Concha Espina durante cuatro años en los que logró tres ligas más. Después regresó a Valencia para alzar la Recopa también con Di Stéfano en el banco.

Hay más futbolistas que han militado en ambos clubes de manera satisfactoria. El Madrid ha apoyado a Valencia cuando la catástrofe se ha cebado con la ciudad. El Valencia también echó una mano cuando el Bernabéu fue clausurado en 1987 por lanzamiento de objetos durante un choque contra el Bayern. Primero, el Madrid tuvo que jugar a puerta cerrada contra el Nápoles de Maradona. Después, Mestalla —entonces denominado Luis Casanova— acogió a los blancos en la siguiente eliminatoria y los apoyó en su victoria por 2-1 contra el Oporto. Historias ingratas también hay, pero no es ético ni oportuno tratarlas ahora.

Hubo una tercera etapa de Di Stéfano al frente del Valencia. Acudió al rescate cuando el equipo de la ciudad del Turia cayó a Segunda División y logró auparlo a primera en 1987 («Cuando quieran volver a ganar algo, me llaman»). Este último servicio de D. Alfredo al club che ojalá sea una metáfora de cómo, entre todos, ayudemos al pueblo valenciano a superar esta tragedia.

 

Fotografías: Getty Images y archivo de Alberto Cosín

El 8 de septiembre de 1963 se presentó en el Bernabéu la plantilla del Real Madrid para la temporada 63/64. La presentación consistió en dos partidos, uno contra el Celta y otro contra el Espanyol (por entonces Español). Ambos se dirimieron con idéntico marcador final, favorable al equipo blanco: 5-0.

Meter diez goles, repartidos a partes iguales entre dos equipos diferentes, se antoja una estupenda forma de inaugurar buenos augurios de cara a una temporada que principia. Se trataría, sin embargo, de un año traumático. El equipo blanco se adjudicaría la Liga y llegaría a la final de la Copa de Europa, pero la derrota en dicha final contra el Inter de Milán precipitaría la salida del club de Alfredo Di Stéfano.

Helenio Herrera jubila a Di Stéfano

Estamos, por tanto, en los prolegómenos de la que sería la última temporada de la Saeta Rubia en el club de Concha Espina. No sé si es necesario especificar el alcance del terremoto que iba a suponer su adiós. El Madrid había conquistado el mundo a lomos del argentino, quien a su vez se había convertido en el mejor jugador de la historia luciendo esa camiseta. Disolver el binomio Madrid-Di Stéfano se antojaba (se antoja aún) la ejecución de un sindiós, por mucho que el paso del tiempo no perdone a los mejores y D. Alfredo fuese ya presa de la edad. La ruptura era tan inevitable como el propio transcurso de los años, pero ello no la hacía un ápice más sencilla. Un mundo sin Di Stéfano jugando en el Madrid era otro mundo, uno radicalmente nuevo, lastrado por anticipos de derrota. Un mundo inhóspito y, a priori, completamente aciago.

Un mundo sin Di Stéfano jugando en el Madrid era otro mundo, uno radicalmente nuevo, lastrado por anticipos de derrota

Las circunstancias que rodean ese adiós traumático aún están siendo estudiadas por los historiadores. No sabemos si fue Bernabéu en persona quien descerrajó a su estrella la célebre frase (“Puedes quedarte de lo que quieras menos de jugador”), aunque sí sabemos que D. Alfredo escribiría a su presidente y otrora amigo la carta más amarga del mundo: “Usted como padre me ha fallado”. ¿Fue un Di Stéfano legítimamente herido por las malas formas (pero ¿qué forma era buena, qué forma era posible?)? ¿O un divo con trazas de egolatría que es incapaz de aceptar su propio declive? ¿Es posible, por lo demás, no ser un ególatra cuando has sido el mejor futbolista de toda la historia y lo sabes? ¿No conformó la egolatría —puesta al servicio del equipo, eso sí— parte de la receta del éxito?

Son interrogantes que permanecerán por siempre abiertos por mucho que nos aproximemos a eventuales respuestas, por mucho que especulemos. Tampoco sabemos si ese 8 de septiembre de 1963, en el momento en que alguien tomó la siguiente foto, Di Stéfano contemplaba la posibilidad de que los meses transcurridos desembocarían en el adiós, desabrido y estruendoso. Pero ese doble enfrentamiento contra Celta y Español nos dejó esta instantánea extraordinaria.

Di Stéfano «fumando»

En el ceño fruncido de D. Alfredo parecen intuirse nubarrones del porvenir. ¿O es sólo nuestra imaginación haciéndose la lista desde el conocimiento del triste final de la aventura? La foto, más allá de esto, ha pasado a la historia como aquella en la que el crack sudamericano se fuma un cigarrillo sentado al lado del banquillo. No deja de resultar curioso que se esculpa en piedra lo que es dudoso (de hecho, como se verá, es falso) sin que haya pistas en torno a lo que de verdad nos concierne. La foto nos oculta lo importante y nos miente respecto a lo accesorio, porque una foto del mismo instante tomada desde un ángulo diferente nos permite desestimar la primera impresión. D. Alfredo no está fumando un cigarrillo. D. Alfredo (qué cosa tan prosaica y decepcionante) se está comiendo una naranja.

Di Stéfano comiéndose una naranja

Qué aguafiestas se empeña a veces en ser la ciencia, restando con su peso plúmbeo hasta el alivio de lo mítico. Con lo bien que le sentaría un ducados a esta captura enigmática de un punto crucial en la historia blanca. Le sentaría tan bien, de hecho, que mi admirado José María Faerna sugería en el chat de La Galerna que nos aferremos a lo cinematográfico a despecho de lo real. “Print the legend”, ordenaba aquel pionero de la prensa libre al final de The Man Who Shot Liberty Valance. Print the legend, indeed. Seamos fordianos, pues no otro espíritu debe guiar la contemplación de este héroe crepuscular, ofuscado entre la necesidad de aceptar su propio ocaso o confiar en que el desafío al destino se prolongue hasta el infinito. Al final y al cabo, eso de que todos nos hacemos viejos solo tiene un valor estadístico, y para qué están los mitos sino para cagarse en los números. Andate a cagar, tiempo. Hace falta un cigarrillo para mascullar esas palabras.

Para la posteridad, en ese instante, Alfredo Di Stéfano estará siempre fumando un cigarrillo mientras rumia la crueldad de lo que se aproxima

El jurado ignorará la segunda fotografía. Háganse cargo de que nunca fue mostrada ante sus ojos. No tendrán en cuenta la existencia de la naranja, ni recurrirán a Alberto Cosín para obtener teléfono y correo electrónico de ninguno de los reclutas de la Armada que miran al ídolo, sabedores de que no volverán a tenerlo tan cerca pero ignorantes de cuán lejos llegará a estar, y cuán cerca se avecina ese oleaje impío. Para la posteridad, en ese instante, Alfredo Di Stéfano estará siempre fumando un cigarrillo mientras rumia la crueldad de lo que se aproxima.

 

Getty Images.

Buenos días, amigos. Es tan deplorable el panorama nacional español, y son tan amargas y lentas las horas a resultas de la catástrofe que trajo consigo la DANA en Valencia, que todo parece que aconteció hace treinta años, incluido el último partido del Real Madrid. Los días que hace que jugaron los de Ancelotti se antojan meses, o tal vez años a través de los cuales en esta vuestra publicación hemos asistido sobrecogidos (e iracundos, por qué no decirlo) al dantesco espectáculo de las inundaciones y sus espeluznantes consecuencias.

La última vez que jugó el Madrid cosechó un resultado que ni recordar queremos, y la ocasión de un pronto desquite se evaporó precisamente a consecuencia de los acontecimientos en Levante, con el partido ante el Valencia pospuesto por muy buenas razones (las mismas que deberían haber valido para posponer el resto de la jornada).

Ahora sí que vuelve el Madrid, que juega mañana en Champions, la vieja Copa de Europa, ante el AC Milan, el club que a larga distancia le sigue en número de entorchados continentales conquistados. Nuestro ánimo maltrecho y severo recibe como el maná el retorno de nuestra gran pasión. Desgraciadamente, nada podrá hacer este hecho por solucionar la caótica situación en el litoral español, pero esta vuelta al trabajo del equipo de nuestro corazón nos recuerda que aún quedan razones para trascender el légamo y gozar un poco. Antes, tendremos que recordarnos que no está prohibido, porque el ánimo está por los suelos.

As

“Medicina Champions”, titula As, que plantea el partido como una posibilidad de que los de Carlo puedan resarcirse de la abultada derrota en el mal llamado clásico, así como de compensar a Vini por el sinsabor del Balón de Oro burlado. Es más profundo que eso. La medicina es primordialmente para nosotros mismos, para nuestra alma herida, atrapada en las arenas movedizas donde compatriotas heroicos luchan por salir adelante rodeados de cadáveres ante la inoperancia, cuando no el dolo, de las administraciones públicas.

Marca

Tiene razón Marca. Nada que celebrar en los goles de la jornada ignominiosamente jugada ayer, y poco, muy poco que celebrar habrá en los que marque el Madrid mañana, porque nuestro corazón está aún aterido por el horror. Vuelve el Real Madrid. ¿Y qué? Sí, después cantaremos los goles. Sí, después nos animaremos, pero serán fuegos fatuos de alegría. Nuestro orgullo madridista no se cifra ahora en un regate de Mbappé o un disparo de Valverde desde fuera del área. Nuestro orgullo madridista se cifra ahora en la actitud ejemplar del club como institución, instrumentalizando donaciones y donando asimismo. Un club volcado en la ayuda a una zona muy querida del país donde habita y con el cual muestra un compromiso absoluto, a despecho de su universalidad.

Sport Mundo Deportivo

La prensa cataculé hace días que pasó página de la catástrofe. Allá ellos. Ellos están en celebrar y degustar como fruta madura los Balones de Oro femeninos que se desprenden del afín árbol ceferiniano, o en meterle goles al Espanyol mientras el VAR de su propio directivo Tatxo Benet desacredita los de su oponente gracias a ese fuera de juego semiautomático que es más semi que automático, como genialmente sintetizó un día José María Faerna.

Ellos están a eso, y nosotros no tenemos aún la energía de denunciarlo como solemos. Perdonadnos. El mundo puede seguir sin nuestras críticas mordaces. No puede seguir adelante, sin embargo, sin la solidaridad de miles de españoles que se desviven por sus compatriotas levantinos, como no puede pasar sin la ayuda de los agentes del fútbol involucrados en la reconstrucción de los lugares afectados a través de donaciones y voluntariado. El mundo (en este sentido, y también en el deportivo a partir del momento en que nuestras almas estén preparadas para volver a disfrutar) no puede seguir adelante sin el Real Madrid.

Pasad un buen día.

El Madrid no jugó la Liga. ¿La añoraron?

 

Estamos como estamos, pero los lunes hay que cumplir con La Galerna. Cuesta, sí. Más que falta de ganas de escribir mi déficit es de atención. Trato de leer y en nada me percato de que no me entero. Lo traté con Descifrando Israel, de mi amigo Sal Emergi. Muy magnífico y aconsejable.

¿El fútbol? Me costó. Lo caté en el Barça-Espanyol. Como sigo sin explicarme por qué se disputó la jornada, me senté sin ganas. Esta jornada sólo me tragué ese y algo del Athletic-Betis.

El caso fue que de pronto, y era domingo y había empezado la jornada el viernes, se me ocurrió: anda, la Liga sin el Madrid sería más o menos esto. Ya saben que mucho madridista quitaría al equipo de aquí. Con la Súper tendría bastante. Pues voy y lo consulto.

¿Qué les pareció la experiencia? ¿Echaron de menos al Madrid? ¿Mucho, poco, nada? ¿Siguieron la jornada o les interesó como la chipriota? Hagan un esfuerzo: en un ambiente normal, que tardaremos en vivir, ¿se apuntarían a esto?

¿Les supondría una liberación vivir sin el VAR español, el señor de las líneas español, el montaje completo español, el pack que nos rodea? ¿O los añorarían?

¿Les supuso paz no ver al Madrid en la Liga, todo lo contrario?

Para el campeonato sería una faena, creo. El Madrid es el que más acompaña gane, pierda o empate. Sería complicado suplirle, me temo.

Sus partidos los juegan todos, pros y antis. Un fin de semana sin meterse con Vinícius. Con que Mbappé está ‘acabao’. Ni hablar del ruido, el aparcamiento, tantas cosas que dejarían de estar presentes en el día a día, o con menor intensidad. ¡Meterse con el Madrid sólo un par de veces al mes a lo sumo! Me suena a ruina. La Liga sin el Madrid...

Para el campeonato sería una faena disputarse sin el Madrid, creo. Es el que más acompaña gane, pierda o empate. Sería complicado suplirle, me temo

Mucho de lo tradicional no cambió este infausto 3N ni cambiaría. Al rival del Barça le anularon tres goles. Uno, bien. Los otros dos, cuestión de fe. El que llega tras centrar Jofre más allá de la línea de fondo, indiscutible. Los invalidados por fuera de juego son eso, cuestión de fe.

Desde el primer día, el primero, sostengo que las líneas no me las creo y necesito eso: fe, y hasta esperanza y caridad, para creer que el tirador no para la imagen donde le apetece. Que no manipula. Que desde el pase-gol estaba ya adelantado el autor.

¿En un lugar con tanto mentiroso por metro cuadrado, hay que creer que las líneas no mienten, ellas, aquí? Eso sí sería de premio Princesa de Asturias permanente. En general les digo, lo haría también si el protagonista fuera un jugador azulgrana, anular un tanto por posición adelantada de la punta de la bota de un tío… El gol es la esencia del juego. Invalidarlo por eso es infame.

Que sí, que no dudo de que los puntos se hubieran quedado en Montjuïc. Hablo de que una de las esencias de la Liga permanece con o sin el Madrid. Para 'eso', el campeonato no le necesita: va 'sobrao'.

Vi un rato lo de San Mamés. Muy bueno me pareció. Fue curioso ver cómo no ganaron los vascos. Lo mejor del Atleti-Las Palmas fue el homenaje a Valencia, dentro y fuera del estadio. Si las bestias no están o se inhiben, el mundo es mejor. Después, los canarios no aparecieron y partido hubo poco.

Desde el primer día sostengo que las líneas no me las creo y necesito eso: fe, y hasta esperanza y caridad, para creer que el tirador no para la imagen donde le apetece. Que no manipula. Que desde el pase-gol estaba ya adelantado el autor

Kubo metió un golazo y ganó la Real, cosa que no acostumbra a hacer en casa, y la próxima jornada recibirá al líder. Veremos. Miau el Sevilla. Muy bien Osasuna, que viajará el sábado al Bernabéu. Bueno, lo hará el viernes pues jugarán a la bella hora de las dos de la tarde. Quintos están los navarros.

Lo demás, pues lo de casi siempre.

El Madrid volverá mañana, 22 copas de Europa sobre el césped, viene el Milán. Partido homenaje a la historia del mejor torneo jamás inventado. ¿Les valdría con eso?

Real Madrid-Milan

De ser afirmativa la respuesta, y puesto que la Superliga, el sueño de los que plantarían esto, la jugarían 16 equipos, luego 30 jornadas, ¿inventarían algo más? Por ejemplo: por respeto al Rey que tanto lo merece, ¿sí jugarían la Copa? ¿Tampoco?

¿Unas giras en plan Harlem Globetrotters? ¿Un acercamiento a otra Liga, a ver? ¿O creen, por el contrario, que ésta sigue siendo un mal necesario? ¿Que con no tomársela muy en serio la cosa vale?

Ah. Espero que, como viene sucediendo con el baloncesto, el equipo aparezca este martes con luto en su camiseta. Al primero que se lo vi, entre todos los españoles, fue al de baloncesto la otra noche en Belgrado ante el Maccabi. Repitió ayer en Murcia. El resto, apenas lució luto. No me lo explico.

 

Getty Images.

Buenos días, por decir algo. La catástrofe de Valencia sigue acaparando la atención de los medios, también de los deportivos, y no puede ser de otra manera. La sociedad española lleva días traumáticos. El eco de la tragedia, cuyas dimensiones en términos de coste en vida humanas aún ignoramos, va a resonar durante mucho tiempo. Prosigue la búsqueda de los desaparecidos, a la par con las tareas de limpieza y reconstrucción, y el abatimiento es total. Se afianza la sensación de que los gobiernos, tanto el central como el autonómico, se han quedado lejos de estar a la altura, tanto en términos de reacción como de prevención. Al ser ambas administraciones de signo político opuesto, toca aguantar la descarga de culpas de uno en el otro, amplificada por sus respectivos voceros en medios y redes sociales. Por si la desazón y la ira fuesen poco.

 

As dice que no se debería haber jugado lo que llevamos de jornada liguera, por solidaridad con lo que está ocurriendo en la zona del desastre. Nadie tiene la cabeza para el fútbol ahora mismo. No se debió jugar y no se debe jugar. Recordemos que la jornada sigue. Señala atinadamente As a Simeone o Flick como destacadas figuras del fútbol que se han manifestado en contra de este intento de aparentar normalidad. Ha habido muchas otras, de Luis Garcia a Eder Sarabia, pasando por jugadores como Miguel Gutierrez. El que se dispute esta jornada es un error monumental, por mucho que Javier Tebas tratara de explicarlo en su cuenta de X. No es solo el fútbol: todo el deporte profesional debió parar.

 

 

A Tebas en esto, como en tantas otras cosas, no le asiste la razón. Todos los motivos que da para continuar serán válidos dentro de unos días, pero la cercanía temporal del horror -de hecho, estamos aún sumidos en él- aconsejaba la suspensión de la jornada, como los protagonistas de la misma se han encargado de recordarle.

 

 

Marca sigue en su excelente línea de portadas de los últimos días. En Marca hay gente con talento, y nada mejor que aplicarlo a una buena causa. Esta primera plana habla por sí sola.

La prensa cataculé, por su parte, parece haber pasado página, o casi. El propio club catalán parece haberlo hecho. Ayer se disputó un partido de su equipo femenino, en cuyos prolegómenos se celebró el Balón de Oro de Aitana. No se lució brazalete negro alguno. No era el día para ese espectáculo de triunfalismo.

 

 

Hoy hay derbi en la Ciudad Condal, y todos los sentidos de Sport y Mundo Deportivo se centran en la previa del mismo. Si uno se asoma a estas dos portadas, la apariencia es de total normalidad.

Ellos sabrán.

 

Buenos días, queridos amigos.

Hay quienes afirman que el fútbol es un reflejo de la sociedad y en esta redacción nos negamos a creerlo. “No puede ser”, murmuramos entre nosotros, visiblemente asustados. De ser cierta esta afirmación, eso significaría que el mundo real, no el futbolístico, estaría gobernado por ineptos que desconocen lo que tienen entre manos, da igual las autoridades que sean (imaginen los equivalentes a LaLiga, Federación, los comités…). Implicaría que “los clubes” de la vida real están dirigidos en la mayoría de los casos por tipejos corruptos o con causas judiciales pendientes (cuando no prescritas) por posibles ilegalidades contractuales, fiscales o urbanísticas.

Por supuesto, en esta extrapolación, también los jueces del cotarro (el equivalente a los árbitros del CTA o los miembros de los comités disciplinarios en este mundo futbolero) dictarían sus resoluciones en función de lo que marcaran los intereses de sus superiores y no por lo que vieran con sus propios ojos y su criterio personal. Las imágenes serían controladas con intención de manipular la realidad paralela que se ofrece a los espectadores, y nos decimos en la redacción que nada de esto, por fortuna, podría ocurrir en el mundo real.

En esta pesadilla que estamos imaginando, tendríamos un producto maravilloso que ofrecer al mundo, el campeonato nacional/España, y nos lo estaríamos cargando con una gestión nefasta. Con decisiones equivocadas en cadena. Pero queremos ser optimistas y nos decimos que, en esta parábola escalofriante, también tendríamos lo mejor de lo mejor, su gente, el pueblo, los aficionados. Gente honesta, trabajadora, orgullosa de su tierra, solidaria… Sí, gente maravillosa entre la que se colarían energúmenos, como vemos en los estadios, o como estamos viendo en la región valenciana estos días. Decenas de miles de personas en las gradas, familias con niños dispuestas a animar a su equipo y, por desgracia, tenemos que prestar atención a esos indeseables con sus insultos, porque, como decía Truman Capote, “las latas vacías hacen más ruido que las llenas, como los cerebros”.

En estos días tan terribles que estamos viviendo, el diario Marca acierta de pleno al olvidar por un momento el fútbol y nos trae una portada de homenaje a esa gente que está supliendo con su esfuerzo y sus ganas de ayudar las carencias de la mala gestión:

“Equipazo”. No hay más. Magnífica. Si aquí hemos criticado tantas portadas absurdas o falaces de este mismo medio, hoy toca reconocer su acierto y aplaudirla. Un equipazo con determinación en la mirada, un grupo variado de gente que no se pregunta qué obtendrá a cambio con su acción, que acude donde se les necesita y sin pararse a pensar en “comités pasado mañana” e instancias para solicitar un permiso… Nada. Se nos necesita y acudimos.

Lo bueno de esta comparación total y afortunadamente “irreal” que hemos hecho, es que el Real Madrid está siempre donde tiene que estar, en el lado correcto. Tomando la decisión adecuada y en el primer instante. Sin contemplaciones, dilaciones o dudas. Donde haga falta, allí estará el club, su ayuda, y ningún socio ni aficionado preguntará qué se obtiene a cambio de esta acción, como debe ser.

En estas circunstancias, la portada del diario As nos parece de una frivolidad que apenas vamos a dedicarle un par de líneas:

“Tiene 21 años y acaba contrato en 2027”. Pues muy bien, que les venga fenomenal para la venta de periódicos de hoy, puesto que no hay ninguna fuente del club que trate este asunto en estos momentos. “La Prensa alemana (con mayúsculas, desconocemos la razón) asegura que hay conversaciones con el Madrid”. Pues vale, el “As alemán”, esa es la fuente.

De esta portada solo vamos a destacar ese recuadro inferior, mínimo, que habla de los “energúmenos” que destrozan el espectáculo de una afición entera animando a su equipo: “Nueve socios expulsados”. Cada uno de ellos debió de tirar media docena de mecheros o sigue habiendo culpables sueltos, pero hoy toca celebrar que el Atleti ¡por fin! ha tomado una medida con los indeseables de sus barras bravas.

De la prensa cataculé nunca hemos esperado gran cosa y lo cierto es que no suele decepcionar. En días como los actuales en los que la sociedad está conmocionada, ellos siguen a lo suyo, se vienen arriba y se ponen a hablar de títulos.

Forma parte de una antigua tradición en el diario: que hay una tragedia, yo quiero títulos. Algunos no hemos olvidado la portada que nos “regalaron” en otro momento de conmoción, cuando comenzó el confinamiento de 2020 y las cifras de fallecidos nos atizaban a diario en todos los medios:

Aquel fue un alarde de mezquindad que ni siquiera creemos que proviniera del propio club, aunque todo es posible en Can Barça.

Os dejamos con la portada del Mundo Deportivo, porque, en otro error propio de los dirigentes del fútbol, no se ha suspendido la jornada entera en señal de respeto, así que mañana hay un derbi catalán.

Pasad un buen día. Mucho ánimo, equipazo, gente de bien.

Buenos días, amigos. ¿Cómo volver a nuestra normalidad? ¿Se puede? ¿Se quiere siquiera? Las cifras de muertos en la catástrofe que ha traído consigo la DANA e diferentes puntos de España, pero muy especialmente en la Comunidad Autónoma de Valencia, siguen en ascenso, y permanecemos sumidos en el horror, tratando de cerrar los ojos pero finalmente atestiguando vídeos de espontáneos que documentan la magnitud de la hecatombe.

¿Cómo volver a lo nuestro? ¿Acaso importa algo lo nuestro en momentos así? En condiciones normales, en este sección, hoy estaríamos mofándonos del penalti que el árbitro Cuadra Fernández se sacó de la manga para salvar de la eliminación copera a su Atleti. Mofándonos, sí, porque ya sabemos que a veces hay que reír por no llorar. Pero ¿cómo aplicar esa política cuando el llanto se debe a factores verdaderamente dramáticos? No nos caben la ira ni la ironía -nos acabamos de dar cuenta de que probablemente comparten raíz etimológica-, y ambas se nos confunden en una mezcolanza amarga.

Solo nos cabe la consternación.

 

En medio del espanto, el Real Madrid nos ha vuelto a colmar de orgullo, habilitando junto a Cruz Roja un sistema de donación para ayuda en las labores de rescate y dando el primer ejemplo con la entrega de un millón de euros para la causa. Por cierto, y este es el mensaje realmente importante de este portanálisis: si queréis donar (y es ahí donde podéis ayudar), se han abierto diferentes plataformas para hacerlo, entre las que destacamos por su sencillez la que hemos utilizado como título de este texto.

BIZUM 33512

En el propio comunicado del Madrid consta la web a través de la cual también puede donarse.

 

https://www.realmadrid.com/es-ES/noticias/club/fundacion/la-fundacion-real-madrid-y-la-cruz-roja-se-unen-para-ayudar-a-las-victimas-de-la-dana-31-10-2024

 

Como para cierto sector el Madrid lo hace siempre todo mal (o, mejor dicho, hace siempre todo lo malo), y aunque parezca difícil de creer, no ha faltado quien ha criticado este gesto. No haremos ni el favor de responder a esta gente. No merecen nuestra atención.

Os dejamos con las portadas del día.

 

 

 

Zinedine Zidane llegó al Real Madrid en el año 2001 y estuvo en el Club hasta el 2007. Figo lo hizo en el 2000 y prolongó su estancia hasta el 2005. Ronaldo Nazario desembarcó en el 2002 y permaneció cinco temporadas, hasta el 2007. Beckham arribó en el 2003 y vistió la camiseta blanca hasta 2007. Y Owen estuvo en el Bernabéu durante el año 2004. Todos ellos fueron precedidos por Roberto Carlos, que aterrizó en Madrid en el año 1996, se mantuvo en la entidad hasta 2007 y al que no se le puede considerar dentro del grupo de los ‘Galácticos’, que empezaron a llegar al Real Madrid a partir del año 2000, cuando Florentino sacudió el mercado del fútbol mundial con el fichaje del portugués Luis Figo.

Florentino, Figo y Di Stéfano

La contratación del luso supuso la tarjeta de presentación de Florentino Pérez, que inauguraba por la puerta grande una forma de gestionar un club de fútbol en España diferente a todo lo que se había visto hasta el momento.

Los resultados, a largo plazo, están a la vista: el Real Madrid es la institución deportiva más poderosa, mediática e influente del mundo.

Pero lo cierto es que aquellos primeros años, ‘los años galácticos’, no resultaron como se esperaban. A pesar de que en el año 2002 el Madrid conquistó su octava Copa de Europa en Glasgow con un gol icónico de Zinedine Zidane, la sensación general del periodo galáctico no fue positiva, sobre todo en el último tramo, que condujo a la salida en dos temporadas de Figo, Zidane, Owen, Ronaldo, Beckham y Roberto Carlos. Unos por retirada y otros porque entendieron que su ciclo en el Madrid había terminado.

En las últimas temporadas, el modelo deportivo del Real Madrid se ha centrado en la contratación de jugadores jóvenes a nivel global, sin importar el pasaporte, pero sí los informes que certifican que se trata de futbolistas con una gran capacidad de evolución

El Club dio un giro de guion importante y Florentino Pérez, en su segunda etapa como presidente, tomó nota de lo que había pasado durante el núcleo duro de los años del galacticismo.

En las últimas temporadas, incluso, el modelo deportivo del Real Madrid se ha centrado en la contratación de jugadores jóvenes a nivel global, sin importar el pasaporte, pero sí los informes que certifican que se trata de futbolistas con una gran capacidad de evolución. De esa manera han llegado al Madrid jugadores como Vinícius, Rodrygo, Valverde, Camavinga, Militao, Lunin, Tchouaméni o, más recientemente y aún por explotar, futbolistas como Endrick o Güler.

El fenómeno Endrick

A lomos de ese modelo, el Real Madrid ha vivido su segunda Edad de Oro, tras la protagonizada en la última mitad de los años 50 por aquel equipo de leyenda comandado por Di Stéfano y del que formaban parte nombres que son historia del fútbol mundial: Gento, Puskas, Rial, Kopa…

Por tanto, el modelo ha funcionado a la perfección y ha dado como resultado una formidable cosecha de títulos y la sensación a nivel planetario de que en el fútbol hay dos categorías: el Real Madrid y el resto.

Pero lo cierto es que algo ha cambiado. El fichaje de Mbappé —habría que abrir un debate serio sobre si era necesario, deportivamente hablando, en este momento— unido al de Bellingham, con resultados formidables el año pasado, y la explosión a nivel de Balón de Oro esquilmado de Vinícius, han resucitado los fantasmas de la época más galáctica, aquella en la que todo se supeditaba al jugador de talla mundial, la meritocracia desaparecía, jugaban siempre los mismos y en el banquillo estaban también siempre los mismos, hicieran lo que hicieran. Y aquello terminó como terminó.

El galacticismo fue una época con sus luces y con muchas sombras. Tiene sus fans, pero a mí me gusta más la barbarie de los jóvenes con ganas de comerse el mundo

El ala deportiva del Real Madrid tiene que recapacitar. Lo que funciona no se debe cambiar y Mbappé ha cambiado demasiadas cosas sobre el césped.

Aún no se ha roto nada, pero va camino de romperse si Ancelotti, que tiene la gran responsabilidad de defender el extraordinario legado que ha construido en sus años como entrenador del Madrid, no lo remedia.

El galacticismo fue una época con sus luces y con muchas sombras. Tiene sus fans, pero a mí me gusta más la barbarie de los jóvenes con ganas de comerse el mundo y que se han puesto el fútbol por montera en las últimas temporadas, las mejores de la historia del Club con permiso de Di Stéfano y su cuadrilla indomable.

 

Getty Images.

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