Las mejores firmas madridistas del planeta

1- Sistema de juego y once probable

 

Decimotercera jornada de Liga y el Real Madrid vuelve a la acción tras el partido aplazado frente al Valencia por el desastre de la DANA. Llega al Bernabéu una de las sorpresas del campeonato, el CA Osasuna. Los rojillos están en una gran dinámica, ocupan el quinto puesto de la tabla empatado a puntos con el Villarreal y es el único equipo que ha podido derrotar al Barça. Vicente Moreno dispone casi de la plantilla al completo y solo son baja Kike Barja y Juan Cruz. Por tanto, con su habitual esquema de 1-4-2-3-1 el once probable sería el siguiente:  Herrera en portería; Areso en el lateral derecho, Catena y Boyomo centrales, Bretones en el lateral izquierdo; el doble pivote para Torró y Moncayola; en la línea de tres Bryan Zaragoza por la izquierda, Ruben Peña por la derecha, Oroz por el medio; en punta el croata Budimir.

 

2- Presión

 

El CA Osasuna en su feudo es un conjunto habituado a realizar una presión intensa y colectiva de bastantes hombres para recuperar arriba en algunos tramos muy concretos de los partidos. Pero ante los blancos en el coliseo merengue se espera un conjunto algo más replegado, arropado y junto atrás y con un bloque medio-bajo para tapar las vías de agua que pueda producir la circulación blanca. El balón lo tendrá el cuadro de Ancelotti y los navarros estarán atrás, acumulando mucha gente tras la pelota e intentando que ocurra lo menos posible. Las bandas serán fundamentales para abrir la defensa, puesto que en la zona central sumarán muchos efectivos. El ritmo de pelota merengue deberá ser rápida, precisa y continua para así encontrar grietas en el entramado defensivo que preparan los visitantes.

3- Salida de balón

 

A Vicente Moreno le gusta eficiencia con la pelota y una salida buena desde atrás que le permita conseguir una óptima transición entre la defensa y el ataque. Los centrales se abren para buscar las bandas o el cuero va a algún pivote y que este genere el juego. Frente a un rival de entidad como el Real Madrid es más plausible que busquen algo más práctico y menos arriesgado, pero si los merengues no presionan con efectividad el CA Osasuna no perderá la oportunidad de empezar jugando desde atrás. Catena es el central con un pie más fiable para estas labores. También será corriente ver cómo se utilizan las bandas o directamente a los de arriba (especialmente a Budimir) para no tener pérdidas en zonas peligrosas y hacer daño al Real Madrid de forma más directa.

 

4- Parcela defensiva

 

Los cuatro atrás, teniendo en cuenta la confección de la plantilla, parecen innegociables en este tramo del curso. No tienen unas buenas cifras y en 12 partidos han recibido 16 goles, más de un tanto por choque. Por la zona central son rocosos, fuertes y expeditivos tras el fichaje de Boyomo (firmado a finales de agosto), que les ha dado un salto respecto al comienzo de Liga. La banda izquierda, con el joven Bretones, puede ser la zona más débil que debería explotar el cuadro blanco para hacer daño. Además, los dos medios apoyan mucho a la defensa, Torró se incrusta entre centrales y realiza muchas coberturas. Por último, a balón parado también son un equipo poderoso tanto con los centrales como Torró, jugadores muy altos.

5- Aspecto ofensivo

 

El CA Osasuna está brillando en la fase ofensiva creando muchas ocasiones y marcando goles con facilidad. Los atacantes están en un excelente momento de forma y con gran confianza. En el Bernabéu se espera mucho ataque, contragolpes y en un estilo de juego directo y vertical. La agresividad en la velocidad con el tridente de arriba y un jugador de ida y vuelta que abarca mucho campo, como Moncayola, son la clave del CA Osasuna para conseguir un buen resultado y a largo plazo. Son futbolistas que rompen bien al espacio, atacan la espalda de los contrarios, son veloces y tienen buen toque en los últimos metros. Además, también los laterales se incorpora al ataque por su perfil. En este caso hay que destacar a Areso, que es un jugador potente y con proyección por la banda derecha. El jugador a vigilar será Bryan Zaragoza, todo un virtuoso del regate, el desborde y el desequilibrio. Otra prueba de altura para Lucas tras medirse con Leao en la Champions League. Lo mejor para el Madrid es terminar las jugadas y así evitar que el Osasuna consiga enlazar esas transiciones vertiginosas, valientes y de pocos pases para encarar lo antes posible la meta de Lunin. También ojo a las jugadas a balón parado con la artillería aérea de Osasuna en varios de sus hombres.

 

6- Estilo de juego

 

Vicente Moreno es un técnico que abarca distintos registros tácticos, intervencionista con los cambios, que siempre saca rendimiento a los jugadores y explota su polivalencia. Un entrenador práctico, competitivo y que dota de carácter a sus equipos. Si pueden jugar en pocos toques, con verticalidad y directos al marco lo prefiere a un estilo de más posesión o intento de dominio del tempo del encuentro. Esas transiciones vertiginosas y veloces serán la clave para dar un susto al Real Madrid. Para ello, deberán tener solvencia en el aspecto defensivo y no cometer errores infantiles como le ha ocurrido en varios partidos este curso. En cuanto a las estadísticas de la Liga los rojillos destacan en el top 3 en los duelos aéreos, los centros al área y la enorme cantidad de pases que acumulan en campo contrario.

7- Hombre clave

 

El delantero croata Budimir está siendo el jugador clave en ataque del CA Osasuna con sus goles. Acumula seis tantos (tres de penalti) en lo que va de Liga y fue la figura en la victoria contra el Barça. El nueve balcánico es un excelente rematador de cabeza, se mueve bien en el área, dispara con agilidad con las dos piernas y es hábil en espacios reducidos. Es astuto y listo a la hora de trazar desmarques en diagonal y la espalda de los centrales y también cumple con nota ejerciendo de pivote, apoyando a sus compañeros y descargando de primeras. Muy a tener en cuenta en todos los centros que ponga Osasuna desde los costados, porque tiene imán para que el balón le llegue a él.

 

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Existe un cliché tan falso como recurrente que afirma que el Madrid de fútbol y de baloncesto son vasos comunicantes; de modo que la temporada en la que uno de ellos se muestra intratable, el otro flojea, y viceversa. Si uno se pretende riguroso y escudriña los datos con la lupa del estadístico observará que la sentencia no se sostiene del todo. Aunque en semanas tan horribles como las que están atravesando ambas secciones quizá vendría bien que el tópico fuese veraz: al menos habría un consuelo que llevarse a la boca. En lugar de ello, los dos equipos merengues parecen haber sincronizado las desgracias, un poco como esas mujeres que, a fuerza de compartir espacios, acaban simultaneando sus menstruaciones.

Lo peor: el diagnóstico es confuso

Algún lector me dirá que, si en el ámbito deportivo el hablar de calamidades y desdichas siempre supone un exceso, en estas fechas luctuosas directamente constituye una obscenidad. No le faltará razón. No obstante, aceptada la -acaso intolerable- frivolidad del continuar hablando de fútbol y baloncesto, uno no puede dejar de aludir a la tantas veces mencionada condición de refugio que el Madrid tiene para muchos de sus hinchas. A pesar de que los antis acostumbran atacar a la institución por el alarde desmesurado de sus objetivos y aspiraciones -«L’homme est absurde par ce qu’il cherche et grand par ce qu’il trouve»-, la realidad es que las victorias del club en el día a día componen una humilde y gratificante coraza; seguramente tan pueril como cualquier otro cobijo simbólico, pero que permite afrontar la rutina y la lucha por la vida con mejor ánimo.

Esto es algo que ilustró mejor que nadie Ángel del Riego, cuando a cuenta de otros temas ( https://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/2023-11-20/real-madrid-seleccion-espanola-clemente-luis-enrique-vinicius_3777155/ ) explicó que el Madrid era el auténtico equipo de la provincia española, en tanto se erigía como una proyección de sus deseos veniales: en el entramado jerárquico del Estado, hay territorios que se sitúan abajo porque ni se los considera nacionalidades históricas, ni tienen burguesía solvente, ni poseen comunicaciones o economías boyantes… y necesitan algo a lo que aferrarse y en lo que proyectar sus anhelos. El Madrid sería un imaginario colectivo en el que los españoles de las regiones más depauperadas se sienten triunfantes, gloriosos, cubiertos por el manto de las grandes palabras de la historia. La metáfora del club como la luz divina que baña los cuadros religiosos del barroco es tan desmesurada como atinada.

De ahí que el errático deambular de ambas secciones blancas nos haya arrebatado ese combustible anímico, tan candoroso como fundamental. La situación de los dos conjuntos comparte muchas adversidades: ambas plantillas cojas en alguna posición clave -tiradores, brújula y centrales, respectivamente-, lesiones que dificultan la compenetración y la asimilación de los nuevos sistemas, un lenguaje no verbal sospechoso por parte de algunos jugadores importantes, y, por encima de todo, dos entrenadores en su momento de mayor cuestionamiento al frente de los suyos. Por coincidir, hasta se ha coincidido en el último verdugo: un Milán muy normalito tanto en el césped como en el parqué ha echado sal a las heridas de manera inmisericorde. Por su parte, la afición se divide literariamente entre una Generación del 98 absolutamente pesimista, que se halla tentada de entregar la cuchara esta temporada para aplicarse en una regeneración a fondo, y una Generación del 27, más vitalista pero un tanto perdida en demasiadas vanguardias y planes de futuro que, por estimulantes que puedan resultar, no dan de comer en el día a día.

Si algo ha demostrado el Madrid, en ambas vertientes, es que indefectiblemente siempre vuelve. No tengo dudas de que esta ocasión no va a ser una excepción. Pero la naturaleza infantil que anida en cada hincha convierte en demasiado desapacible la espera a la intemperie. De ahí que el madridismo meta prisa para recuperar a su protector: que regrese pronto y nos libre del Mal. O, al menos, que contribuya a mantener la ficción de que tal propósito es plausible.

 

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Estaba claro que estos días en algún momento tendrían que llegar. Al igual que era seguro que vendrían acompañados de hordas de amigos, vecinos y familiares que llevaban mucho tiempo esperando el momento para restregar el sabor amargo de la derrota. Y, por lo que se ve, no han podido esperar ni siquiera a que los títulos estén definitivamente perdidos.

La situación me recuerda un poco a esas máquinas que hay en las ferias en las que los niños, con una maza, tienen que ir golpeando a unas ranas (también la he visto con topos) que asoman la cabeza para así devolverlas a su guarida. Cuando los veo jugar me parece agotador, pero reconozco que también tiene su punto divertido.

Los que disfrutáis y sufrís al Madrid, esto último pasa muy pocas veces, lo habréis notado. Estos días están sacando la cabeza aquellos culés que llevaban tiempo en el anonimato. En muchos casos ya incluso ni recordabas si eran del Barça o del Atleti, porque las únicas alegrías que experimentaban sucedían cuando el Real Madrid empataba con alguien. Pues bien, hoy salen orgullosos a restregar las últimas derrotas de los blancos y a sacar pecho porque en noviembre, un año más, son los favoritos de la prensa para todo. No queda otra que sacar el mazo a pasear para recordarles que estaban mejor escondidos en su madriguera.

Estos días están sacando la cabeza aquellos culés que llevaban tiempo en el anonimato. En muchos casos ya incluso ni recordabas si eran del Barça o del Atleti, porque las únicas alegrías que experimentaban eran cuando el Real Madrid empataba con alguien

El martillazo debe ser en forma de discurso en el que se les recuerde que el año pasado estaban celebrando la consecución de una final de Champions contra el Atleti y al final terminaron viendo al eterno rival levantando la orejona.  Que, quizá, el Madrid no está bien porque ha planteado una preparación física para una muy larga temporada en la que disputará siete títulos y terminará bien entrado el verano con el Mundial de Clubes. Torneo que ellos no jugarán porque solo lo hacen los doce mejores equipos de Europa. Y, por último, como guinda del pastel, se les puede mencionar que, en caso de que los de Ancelotti no consiguieran enderezar el rumbo, siempre quedará la alternativa de pagar al “Negreira” de turno o poner en la camiseta la propaganda de Unicef. Según mi experiencia, el noventa y nueve por ciento de las “ranas” vuelven al agujero sin necesidad siquiera de martillazo. El uno por ciento restante, porque en realidad no les gusta el futbol y lo que quieren únicamente es tocar las narices. En ese caso, recomiendo usar el mazo sin contemplación alguna.

Martillo y rana

Por otro lado, están los amigos atléticos. Que se les ve que quieren salir, pero, de momento, a los pobres no les funcionan los resortes para que la ranita aparezca con fuerza. Además, apenas los ojitos saltones asoman por la cavidad, el parche de las quince copas les deslumbra, les hace recordar finales pasadas y prefieren finalmente permanecer agazapados esperando mejor ocasión. Una pena, porque no son muchos los momentos de debilidad del Real Madrid a lo largo de la historia y desperdiciar ocasiones así debe de ser frustrante. Por no hablar de otras aficiones que se han consagrado como grandes antimadridistas en los últimos años y a las que su momento deportivo, definitivamente, no les permite celebrar nada más que un discutido “Balón de Oro” de un jugador español.

Los jutadores merecen respeto y confianza por lo logrado, pero cuando el problema parece ser la actitud, requiere un análisis profundo y un cambio urgente

En Europa quizá es diferente, es la consecuencia de todo lo ganado en estos años. La gente aprende a no confiarse cuando te ven caído en la lona, porque saben que muy probablemente volverás a levantarte y harás pagar al rival por los golpes recibidos y porque el reconocimiento al Real Madrid como club por parte de prensa y aficionados rivales es infinitamente mayor que el que tiene en España.

Por tanto, si estos días estáis pensando en iros de viaje de fin de semana, mejor hacedlo a alguna capital europea. En cualquier caso, hagáis lo que hagáis no os dejéis avasallar por nadie. Como diría Benito Floro: «¡Que sois el Madrid, coño!» .

Esto último también vale para los jugadores. Merecen respeto y confianza por lo logrado, pero cuando el problema parece ser la actitud, requiere un análisis profundo y un cambio urgente. Sé que ellos saben y podrán hacerlo.

 

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Buenos días, amigos. Deschamps ha dado su lista para la convocatoria de la selección francesa y Mbappé no está en ella. El seleccionador francés ha aclarado en rueda de prensa que es una decisión propia, es decir, del propio Deschamps, y que Mbappé habría querido ser convocado. Mbappé, mientras tanto, no se ha pronunciado, o al menos no lo ha hecho de momento, con lo que ignoramos hasta qué punto las declaraciones del técnico galo se ajustan a la realidad.

El asunto es raro de narices, y Marca se hace eco de lo extraño de la situación.

 

No sabemos si elucubrar sobre lo que está pasando aquí conduce a nada especialmente edificante. Tampoco sabemos si nos incumbe como madridistas escrutar en posibles causas de una situación ajena al club, pero probablemente sí en tanto en cuanto afecta a un jugador esencial para el Madrid.

 

As muestra la misma perplejidad que Marca, y nos depara una primera plana con el careto frustrado de Kylian. Lo cierto es que no sabemos si Kylian está así de frustrado ante la noticia de que no va con su selección.

El enfoque de As nos parece desatinado por completo. “La mala racha de Mbappé continúa al ser excluido de la lista de Francia por segundo parón consecutivo”. No es cierto. No ha sido excluido dos veces sino una, como máximo, la de ahora, dado que la primera vez, el mes pasado, quedó claro que era el propio Kylian quien prefirió quedarse en tierra.

Aventuremos hipótesis kylianas. ¿Qué ha pasado aquí?

  1. Deschamps miente, con la connivencia de Kylian. En realidad vuelve a ser decisión de Kylian el no acudir, pero Deschamps le cubre diciendo que es su decisión (la de Deschamps) para que la afición gala no le tome manía. Esto explicaría el que Kylian no le responda.

2. Deschamps miente, sin el permiso de Kylian. Difícil de creer, por cuanto Kylian le habría contradicho públicamente, pensamos.

3. Deschamps dice la verdad a medias. Le excluye él, pero no es cierto que no haya razones extradeportivas. Deschamps considera que el estado anímico del jugador no es el idóneo por la presunta investigación (ni siquiera está demostrado que exista) contra él por los no menos presuntos sucesos de Estocolmo. No parece una hipótesis disparatada. Es imposible que toda esa historia no esté afectando al francés. Aprovechamos para recalcar que no está claro que exista tal denuncia, y que de existir creemos en la inocencia de Mbappé mientras no se demuestre lo contrario, como rezan los principios del derecho.

4. Deschamps está realmente descartando a Kylian Mbappé porque considera muy en serio que, en su actual estado de forma, hay otros delanteros que pueden ofrecer mejores prestaciones a su grupo. Nos parece difícil de creer. Mbappé está lejos de su mejor momento, pero aunque así sea sigue reuniendo las cualidades para decidir un partido en cualquier instante.

5. Deschamps se ha dado cuenta, de pronto, de que en realidad Mbappé es malísimo. No os riáis. Es la tesis en boga entre el madridismo rabioso de las redes sociales. Ayer, en X, un tuitero nos dijo lo siguiente: “Mbappé no va convocado porque no mejora las prestaciones de Toquero”. Con todo el respeto para Toquero, con dos cojones (del tuitero, no de Toquero).

6. Deschamps se está vengando de Mbappé porque no quiso estar presente en la convocatoria anterior. Nos extraña que nadie esté manejando esta tesis. “Para chulo yo”, dice el bueno de Didier. “La otra vez no quisiste venir tú, ahora te dejo fuera yo”.

Otra cosa nos extraña: que haya gente que no comprenda que esta ausencia, sean cuales sean sus motivos, es una excelente noticia para el Real Madrid. Gracias a ella, Mbappé podrá quedarse en Madrid poniéndose a punto, con lo que se incrementan las posibilidades de que alcance el estado de forma que todos deseamos ver en él. También nos parece que se están cargando las tintas con su falta de rendimiento, y de un modo que no es enteramente justo. Tiene que terminar de aclimatarse a una nueva posición y unas nuevas tareas. Quizá no sea la mejor posición ni las mejores tareas para él, pero son probablemente las que el equipo necesita de él. Si no lo son, que hable con Ancelotti. Que hablen y hablen hasta llegar a conclusiones que permitan poner en pie el andamiaje más adecuado para que Kylian brille en el contexto del juego colectivo.

Por lo demás, la prensa cataculé está de celebración. Les entendemos. El equipo cliente de Negreira va como un tiro, con gran juego y espectaculares resultados. Nos parece normal. Que lo disfruten mientras puedan.

Pasad un buen día.

 

 

 

 

Soy socio abonado desde el año 2000, y cuando me refiero al Bernabéu, me incluyo sin reservas. Sí, creo sinceramente que el Santiago Bernabéu está aborregado. Quizá sea el precio de haber ganado tanto, pero la realidad es que hemos perdido nuestro espíritu crítico, y el estadio parece dormido. Permítanme que me explique.

Este proceso de aborregamiento no ocurre de la noche a la mañana. Para mí, la “revelación” llegó en febrero de 2023, con la aparición del caso Barça-Negreira.

Cuando se destapó la presunta corrupción del club catalán —bueno, retiro lo de “presunta”—, pensé que en el primer partido en casa tras el escándalo el Bernabéu sería un clamor. Yo mismo, un poco orgulloso miembro del gremio de “los piperos,” llegué dispuesto a darlo todo. Sin embargo, lo que vi y sentí me decepcionó profundamente. No recuerdo exactamente el partido, pero los cánticos iniciados por la grada de animación apenas se propagaron por el estadio. El Bernabéu permaneció, en su mayor parte, en una inquietante calma.

Una cosa es estar eternamente agradecido a Ancelotti, y otra muy distinta es no criticar el mal juego y sus decisiones cuestionables, así como el bajo rendimiento y en algunos casos bajo compromiso de muchos jugadores

Poco después, el 2 de marzo, el Barça vino al Bernabéu en un partido de Copa del Rey. Y pensé que ese día sí. Estaba convencido de que este sería el momento. Imaginaba al mundo entero contemplando nuestra indignación ante la corrupción arbitral que el FC Barcelona había mantenido durante años. Fui sin pipas, seguro de que esa noche el Santiago Bernabéu sería un rugido incesante. Pero, para mi sorpresa, no se vivió esa atmósfera infernal que, sin duda, ellos habrían generado si los corruptores hubiéramos sido nosotros. Se gritó “corrupción en la Federación” algunas veces, sí, pero no percibí ese fervor en el ambiente. Y desde entonces, mi percepción del Bernabéu cambió. Ese día me quedó claro: el Bernabéu estaba, sin duda, aborregado.

Pocos días después, pudimos ver como San Mamés fue mucho más beligerante cuando el Barça visitó Bilbao. Incluso les lanzaron cientos, si no miles de billetes, en un acto que dejó indignado al club catalán. Pero fueron ellos quienes lanzaron los billetes, no nosotros.

Incluso hace pocos días, en el partido de Copa entre Las Rozas FC y el Sevilla, al que asistí, se escucharon más gritos de “¡Corrupción en la Federación!” que en cualquier encuentro reciente del Bernabéu. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Es cierto que la grada de animación intenta lanzar cánticos contra la RFEF en cada partido, pero la verdad es que el resto del estadio no se une o lo hace con una intensidad mínima.

Parece que, después de tantas Champions, ya nada nos importa, o por lo menos no lo manifestamos. Este es un error gravísimo, porque una de las claves del éxito de este club ha sido siempre su altísima autoexigencia

Pero el colmo han sido los últimos desastres ante el Barça y el Milan, en donde al final del partido apenas hemos mostrado nuestro malestar con el equipo. Una cosa es estar eternamente agradecido a Ancelotti, y otra muy distinta es no criticar el mal juego y sus decisiones cuestionables, así como el bajo rendimiento y en algunos casos bajo compromiso de muchos jugadores. Los tímidos silbidos al final de ambos partidos me resultaron muy insuficientes.

Recomponiendo las piezas tras el 0-4

El Bernabéu se ha vuelto muy conservador. Parece que, después de tantas Champions, ya nada nos importa, o por lo menos no lo manifestamos. Este es un error gravísimo, porque una de las claves del éxito de este club ha sido siempre su altísima autoexigencia.

El Bernabéu está aborregado, y espero que se desaborregue antes o después.

 

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Buenos días, amigos. Las crisis del Madrid se viven con mayor dolor cuando a sus enemigos, generalmente biliosos, les va bien. El fútbol cambia de la noche a la mañana, ya lo sabemos, pero ese es precisamente el caso ahora mismo. Al Madrid le va mal mientras al club cliente de Negreira le va muy bien. Eso es así, y cuanto antes asumamos que esa es la realidad actual (cuidado: exclusivamente en la esfera deportiva) menor será el disgusto.

 

 

El club cliente de Negreira, en efecto, va de manita europea en manita europea. Su absoluta ruindad moral, salvada de cualquier sanción por el sistema, no debe nublarnos la vista a la hora de ponderar su excelente momento deportivo de la mano de un entrenador con mayúsculas, Hansi Flick. Ayer dieron buena cuenta del Estrella Roja y van como un tiro tanto en el puntaje (como diría Pellegrini) como en las estadísticas y las sensaciones. Solventan con ruidosas goleadas a favor la mayoría de los partidos.

Podemos acogernos a la esperanza de que este estado de forma no puede ser eterno. Es razonable pensar que comenzar la temporada como un cohete ha de llevarte a pasar un bache físico en algún punto de la campaña, tal vez precisamente cuando se disputa lo mollar de cada competición. Igualmente, y en sentido inverso, podríamos suponer que el Madrid tomará en el momento más oportuno una velocidad de crucero de la cual ahora se le ve muy lejos. Pero no tendríamos derecho a hacer estas cuentas autoindulgentes. Lo que corresponde en este momento grave es precisamente afrontar esa gravedad con la determinación y la urgencia que la seriedad de la crisis comporta. En La Galerna estáis encontrando en los últimos días (también hoy) textos de nuestros colaboradores marcados por el espíritu más constructivo en la crítica y en la búsqueda de soluciones.

No solo al club cliente de Negreira le va bien. No. Le va bien hasta al Atleti, por lo menos en la Champions. Su victoria de ayer ante el PSG, en el contexto de una liguilla plena de otros rivales de muchísima menor enjundia, le sitúa en una posición envidiable no ya para pasar de fase, sino incluso de hacerlo entre los ocho primeros, evitando así la ronda eliminatoria preliminar a la cual nosotros, en cambio, parecemos ya casi condenados.

 

El “correazo” del cual habla Marca es el gol en el último segundo del descuento de Ángel Correa, jugador dotado de cierta habilidad para sacar partido al cansancio de los rivales en los minutos finales de los encuentros, partiendo desde el banquillo. Antes de ese gol, el partido se resume en la quintaesencial resistencia numantina del cholismo ante el acorralamiento de un muy buen PSG. Oblak les salvó en numerosas ocasiones. Triunfo afortunado, pero indudablemente lícito.

Ya que estamos con Marca, no queremos cerrar esta sección sin propinar un pescozón que se nos había quedado guardado entre tanta necesidad de dar pescozones al propio Real Madrid.

¿Qué os parece este post de Marca en X? Viene de los prolegómenos del partido ante el Milán, cuando ambos equipos posaban con camisetas de apoyo a la región valenciana. ¿Visteis las fotos que al respecto quiso postear Marca?

 

Capturar y escoger precisamente esa foto de Vinícius, cuando está sonriendo, queriendo sin duda dar a entender que el brasileño se tomaba a mofa el momento, es la mezquindad más incalificable e irresponsable que le recordamos al community manager de la publicación. Puede ser, tranquilamente, el post más bochornoso de toda la historia de Marca.

Pasad un buen día.

Tras la última debacle blanca del martes en el Santiago Bernabéu, la antaño imponente silueta de Carlo Ancelotti ha quedado prácticamente sentenciada para la mayoría de nuestra afición. Parece innegable que el italiano ha perdido el rumbo del equipo que hace escasos meses se coronaba como rey de Europa. Tras casi tres meses de temporada, el legendario técnico de Reggiolo no encuentra las soluciones que lleva buscando casi desde el principio de la misma, y ello a pesar de los numerosos cambios de sistemas, probaturas y permutaciones de posiciones que no han hecho sino confundir a unos jugadores a los que parece costarles dilucidar su rol específico dentro del campo. La paciencia del presidente, bastante más vasta que la del soberano, tampoco es infinita y, como la pelotita y los resultados mandan más que la propia directiva, ya empiezan a surgir los primeros rumores de destitución.

No seré yo opositor de tal medida pues, aunque creo que sobran los improperios que desde parte de nuestra propia afición se vierten contra la impoluta y regia figura del italiano, creo que, a nivel puramente deportivo, lo primordial reside en la urgente necesidad de cambio que alberga esta plantilla. El ciclo de Carletto en el Real Madrid parece extinguido y es adecuado pensar que el equipo necesita aire fresco, cambiar de metodología de trabajo y asentar un sistema donde los jugadores puedan asimilar mejor sus funciones.

los numerosos cambios de sistemas, probaturas y permutaciones de posiciones no han hecho sino confundir a unos jugadores a los que parece costarles dilucidar su rol específico dentro del campo

Me van a disculpar una pequeña licencia que, permítanme decirles, me llega hasta a incomodar; y es que no me gusta entonar el “os lo dije”. Tampoco sería cierto, pues jamás llegué a decirlo sino que me lo callé y guardé para mí mismo para no parecerles un agorero, pero el caso es que, en mi humilde y no siempre acertada opinión, el adiós de Ancelotti llegaría cuatro meses tarde de producirse hoy. Hasta en dos ocasiones, haciendo referencia a la despedida de Toni Kroos, llegó a decir en rueda de prensa que él también quería retirarse en el punto álgido de su carrera. Quizá pecó de optimismo al pensar que se venían mejores momentos que la final de Wembley, pero tras dicha final llegué a pensar que lo mejor para él era dejarlo ahí. No lo hizo y ahora su presente pinta en bastos. Espero que, de certificarse su destitución antes del final de temporada, el madridismo sea capaz de omitir este mal trecho final para despedir con honores a un entrenador cuya segunda etapa en el club blanco ha sido brillante.

Ancelotti

Esta temporada, nefasta hasta la fecha, no debería opacar lo anteriormente logrado. Simplemente constata la florentiniana creencia de que en este club los entrenadores tienen una fecha de caducidad, y esta acostumbra a coincidir con el final del tercer año posterior a la firma del primer contrato. Zidane, que parece haber desentrañado mejor que nadie los entresijos y secretos de este club, no necesitó que nadie se lo sugiriera siquiera para asir él mismo el picaporte de la puerta blanca.

El Real Madrid es como un tren en infinita marcha en el que cada cierto tiempo hay que dar relevo al conductor, que no encuentra un segundo de descanso hasta que llega ese reemplazo. Y, como el tren no se detiene nunca, aquí anda el madridismo divagando acerca del próximo capitán al que darle los mandos.

en este club los entrenadores tienen una fecha de caducidad, y esta acostumbra a coincidir con el final del tercer año posterior a la firma del primer contrato

Entre la afición ha surgido la idea de disponer de lo que se ha denominado como un “entrenador interino” que se haga cargo del equipo sólo hasta final de temporada, tras la cuál se da por hecho demasiado alegremente que nuestro banquillo será ocupado por Xabi Alonso. Contemplo estupefacto cómo esta idea ha tenido calado e incluso ha sido aceptada de buen grado por parte de la afición, esa misma que considera inaceptable la situación futbolística actual y que no parece percatarse de que darle las riendas de esta plantilla a un “interino” no es sino decirle a dicho entrenador que no se confía en él ni en su proyecto. Dicho de otro modo que resultará mucho más familiar al aficionado madridista: equivale a tirar la temporada en otoño, cuando ahora mismo el madridismo está indignado precisamente porque temen que es exactamente lo que está sucediendo.

No, amigos, en el Real Madrid no existe el concepto de interinidad como tal y no creo que haya entrenadores, ni siquiera los de la casa, que acepten de buen grado el significado de dicho concepto. En el Madrid no se espera a nadie ni se tira voluntariamente una temporada, se lucha por ganar independientemente de la (im)posibilidad aparente de la victoria. Y eso lo saben perfectamente incluso los candidatos interinos que supuestamente pueda estar barajando el club.

Si, por poner un ejemplo, llega Raúl al banquillo blanco, les puedo asegurar que ni el ex delantero blanco se va a limitar a ver pasar la temporada ante sus ojos, sino que va a poner todo lo que esté en su mano por tocar metal. Tampoco el club va a darle el banquillo a alguien que no crea capacitado de ganar dichos títulos. Sé que Raúl no tiene muchos adeptos entre el madridismo (como tampoco los tenía Zidane en su día), pero por si acaso les recomiendo no apostar en contra de aquellos jugadores o entrenadores cuya tensión y voracidad competitiva se percibe en la mirada.

Mejor Manchester que Leverkusen

Si verdaderamente la idea del club es Xabi Alonso, o cualquier otro entrenador con contrato en la actualidad, no entendería que al menos no se tanteara la posibilidad de ficharlo incluso en mitad de temporada. Puede resultar improbable, pero Xabi es hombre de fútbol y conoce la casa. No está en un gigante europeo cuyas aspiraciones sean tan potentes como para retenerlo cuando venga todo un Real Madrid a tocar la puerta de su casa y, sobre todo, sabe que el tren del Madrid, ese que no se detiene nunca, no espera a nadie. Apostar por un plan preestablecido en el cual el club vikingo contrata a un entrenador de bajo perfil sólo para terminar la temporada, y esperar a que la mejor plantilla de Europa no esté luchando por los títulos a final de temporada, no es más que una absurda quimera que ningún exfutbolista versado en la materia puede ser tan ingenuo de creer.

si verdaderamente la idea del club es Xabi Alonso, o cualquier otro entrenador con contrato en la actualidad, no entendería que al menos no se tanteara la posibilidad de ficharlo incluso en mitad de temporada

Si el Madrid toma la decisión de destituir a Carlo, dudo mucho que la idea sea la de colocar a un entrenador de transición durante la temporada más especial que ha vivido el club en mucho tiempo, participando en nada menos que siete competiciones y teniendo lugar un nuevo torneo como es el nuevo Mundial de Clubes, del que se desprende que el club blanco está muy ilusionado por competir y añadir ese trofeo a nuestra vitrina.

Entiendo que a muchos el mal estado de forma de la mayor parte de la plantilla les haya sumido en un estado de depresión, y les haya enturbiado el juicio hasta el punto de olvidar que el Real Madrid tiene, incluso con las actuales carencias generadas por las lesiones, una de las mejores plantillas de Europa, si acaso no la mejor. Ningún entrenador del planeta llegaría al banquillo blanco y exigiría fichajes como condición para pelear por algún título, sino que se frotaría las manos pensando en las amplias posibilidades de sacar rendimiento a los nuestros. En dichas condiciones, es absurdo querer despedir a Carlo para traer a un técnico interino. El Madrid no entiende de interinidades. El mejor club del mundo no es lugar para cumplimentar unas prácticas. Y el mejor club del mundo ha llegado a serlo precisamente porque se caracteriza por pensar a lo grande y tener entre ceja y ceja el triunfo, por lejano que pueda parecer en momentos como este.

 

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Cuando todo el engranaje falla, igual no es un tornillo o una tuerca. Quizás es el mecánico. El Real Madrid atraviesa una situación delicada. Siete goles le han hecho en los últimos dos partidos y solo ha marcado uno, de penalti.

Esta crisis tiene varios responsables, pero el principal es Carlo Ancelotti. Así como resaltábamos su experiencia y grandeza el año pasado, cuando le inventó a Bellingham una nueva posición y sacó adelante un equipo que había perdido a su portero titular, a uno se sus centrales y a su delantero centro, este año ha perdido el control de la plantilla.

¿Ha perdido Ancelotti al equipo?

¿Por qué? Hay dos motivos. El primero es futbolístico. Ancelotti no ha sabido sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas esta temporada. El equipo no defiende, no genera ocasiones de juego, y no marca goles. No está bien trabajado. Las piezas están puestas por poner, y da la sensación de que todos los partidos el equipo sale a ver qué pasa. Gana la mayoría de sus encuentros por las individualidades que tiene, no porque sea superior al rival. Y es por eso que cuando se enfrenta a equipos de buen nivel como el Barcelona o el Milan, terminan pintándole la cara en todos los aspectos. El Madrid no prepara los partidos y no tiene soluciones a los obstáculos que se le van presentando durante los noventa minutos. Estoy convencido de que, salvo Vinicius, no hay un solo jugador que entienda su rol en el equipo, y por eso ninguno brilla.

Ancelotti no ha sabido sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas esta temporada. El equipo no defiende, no genera ocasiones de juego, y no marca goles. No está bien trabajado

El resultado ante el Milan es preocupante. Diez dias tuvo Ancelotti para preparar el partido ante el conjunto rosonero. No es posible que el técnico italiano haya salido con Modrić de titular, un futbolista que se le ve totalmente superado a nivel físico, dejando en el banquillo a Camavinga, el mejor jugador de la debacle ante el Barcelona. No es posible tampoco que no se haya enterado de que el Milan tiene una de las bandas izquierdas mas peligrosas del mundo, con Theo y Leao, y que Lucas Vásquez no es suficiente para frenarlos. No es posible que el Madrid siga siendo tan previsible atacando por banda izquierda, y que nadie aparezca en la otra banda. No es posible que Arda Guler y Endrick tengan cero minutos en los ultimos cuatro partidos.

El segundo motivo del bajón de este equipo es lo poco concentrados y las pocas ganas con la que salen estos futbolistas a jugar con la camiseta del club mas grande del mundo. Pareciera que, como vienen de ganar la Champions y la Liga, siendo muy superiores al resto, se han relajado. Es inadmisible el error que cometen Tchouameni y Vinicius en el gol de Morata. También es inadmisible que Tchouaméni no salte en un corner. Esos detalles individuales no son culpa directa del entrenador, pero son síntomas de que algo no funciona.

La solución no es echar a Ancelotti, pero sí debe entender que haciendo lo mismo no se obtienen resultados diferentes. Todavía queda mucha temporada, y sabemos que el Madrid se mueve bien cuando todo el mundo le da por muerto.

Las notas del Real Madrid, 1 - Milan, 3

Carletto, como madridista te pido que reacciones. Otorga minutos a Guler y a Endrick, coloca a Mbappé en el centro y que no se salga del área, y organiza el centro del campo. Un doble pivote Camavinga-Valverde, con Bellingham mas adelantado, le daría sentido y equilibrio al equipo.

El aficionado del Real Madrid necesita volver a ilusionarse, y Ancelotti debe ser capaz de transmitir un mensaje claro a su grupo. Tiene que asumir responsabilidad y aceptar que el culpableprincipal es él. La combinación de una plantilla llena de estrellas, las altas expectativas y los constantes desafíos tácticos son elementos que han influido en esta crisis. Sin embargo, sigue siendo un técnico muy valorado por su capacidad para manejar grupos de alto nivel y por su experiencia en situaciones complejas. Confiemos en él.

 

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Es evidente que el Madrid está lejos de su mejor momento. Atraviesa una crisis de juego y resultados que requiere reacción urgente.

El cuestionario semanal de fcQuiz versa sobre la situación blanca.

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Tras los últimos acontecimientos, es necesario analizar tanto el futuro de Ancelotti como ciertos síntomas en el vestuario que considero muy preocupantes.

Aún estoy cariacontecido tras el encuentro de anoche. Más que por la derrota, por el vapuleo propinado por un Milán en horas bajas al Real Madrid.

No voy a comenzar hablando del juego del equipo ni de la responsabilidad de Ancelotti en esta situación —al fin y al cabo es el capitán de la nave—, sino de los mensajes que Nina Bonino, la mujer de Valverde, publicó ayer en X.

Es impresentable que se manifieste en esos términos, es la pareja de un jugador del Real Madrid y con su actitud ha comprometido al club, al propio jugador y al entrenador. Está generando toxicidad.

Asimismo, es un síntoma que Mina Bonino opine que Ancelotti no tiene ni idea por colocar a Fede en la banda en lugar de en el centro del campo. Y no porque sea acertada o no esa opinión futbolística, incluso puede estarse de acuerdo con ella, sino porque se sienta con la potestad de rajar del técnico de esa manera.

Es cierto que ha borrado los tuits, pero ya están dichos. Y da a entender que de alguna manera este asunto es algo que Fede Valverde se lleva a casa cada día, aunque tenga la prudencia de no manifestarlo en público. Además, la sustitución se debió a problemas físicos del uruguayo, con lo que ni siquiera tenían sentido los comentarios de Mina.

 

Desde agosto, veo a Carlo con el ceño fruncido, extraño en las ruedas de prensa, bajo de ánimo. No es el Ancelotti de otros años. Por tanto, cabe preguntarse qué habrá visto el entrenador que no funciona en el vestuario, en el equipo y qué le hace estar preocupado desde este verano. Qué le llevó a decir en agosto que si un jugador está cansado tiene que pedir el cambio. Son unas declaraciones muy raras.

Da la sensación de que, desde el principio y con la experiencia que atesora, ha intuido, ha observado que estaba perdiendo completamente al vestuario. Y si tú pierdes al vestuario estás fuera, por resumir mi posición.

Sea o no el máximo responsable, sea justo o no sea justo, lo cierto es que un entrenador que pierde un vestuario es un entrenador que no puede levantar al equipo. Y esa es la sensación ahora mismo, que con Ancelotti este equipo no se levanta.

Veo a Ancelotti perdido e incapaz de hacer remontar al Madrid. Por lo tanto, creo que la decisión que debería adoptar el club sería buscar otro entrenador que pueda enderezar la situación hasta final de temporada.

Aquí surge otro dilema: un entrenador que sirva de puente hasta la llegada de Xabi Alonso o un técnico al que haya que ofrecer más años de contrato y por tanto se deseche la opción del tolosarra.

¿Ha perdido Ancelotti al equipo?

 

¿Por qué creo que Ancelotti ha perdido al equipo?

 

Más allá de lo comentado sobre el vestuario, más allá de los días de descanso —más de los que yo recuerdo como habituales—, más allá de ciertas actitudes que no encajan con lo que es el Real Madrid de los últimos años, está lo que vemos en el campo: un equipo que corre menos que el resto, una escuadra completamente desordenada que no tiene trabajada la salida del balón ni la presión, que no junta sus líneas, que carece de un patrón de juego para armonizar las soluciones.

La sensación es que el Madrid es un equipo perdido dejado de la mano de Dios. Y el problema es que los rivales se dan cuenta. Al principio le respetan, porque es el campeón de Europa y de liga, pero han visto que hace aguas, que la lesión de Carvajal ha causado muchos problemas, que el conjunto físicamente no va, que el cuadro no está bien trabajado, y están comenzando a perderle el respeto y a infligirle muchísimo daño.

El Milan ayer jugó a placer. Una escuadra que llegaba siendo séptima de la Seria A, en un mal momento, un conjunto que está muy lejos del gran Milan que recordamos bailó en el Bernabéu al Madrid, que ha encajado nueve goles en tres partidos y que no cayó ante el Borussia porque la segunda parte de Vinícius fue espléndida. Son demasiados síntomas que dan a entender que el equipo está perdido y roto.

 

¿Es Ancelotti el único responsable?

 

Sin duda, no. Hay más cosas. La integración de Mbappé en el equipo está siendo complicadísima, la salida de Kroos también tiene peso, así como la lesión de Dani y el estado de forma de varios jugadores. Pero cuando todo falla hay que mirar al banquillo. Y duele.

Otorgo gran responsabilidad a Ancelotti de la buena marcha del Madrid la temporada pasada. Supo encontrar soluciones a las dificultades que se fue encontrando, fue capaz de conformar un bloque muy unido, un equipo muy solidario que sabía sufrir en el campo para hacerse inasequible a los rivales. Y este año es todo lo contrario.

Da la sensación de que el vestuario le oye pero no le escucha, de que su mensaje no llega y ha perdido la autoridad. Es patente que Ancelotti no está a gusto y no siente al equipo como aquel con el que consiguió tantas cosas.

Da pena porque no apetece que despidan a Carlo en mitad de temporada cuando es el entrenador que ha ganado más títulos en la historia del Real Madrid, pero si no se lleva a cabo habrá gente que se girará al palco y preguntará por qué no se toma una decisión dolorosa pero necesaria.

La situación es complicada y ahora mismo solo hay una cosa clara: Ancelotti no se encuentra en condiciones de sacar a este equipo adelante. Lo cual no significa que haya sido un mal entrenador ni cabe una enmienda a la totalidad.

Ojalá tenga que reconocer más adelante que me equivoqué. Sería la mejor señal. No quiero tener razón, prefiero ser feliz.

 

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